El pasado domingo, en horario nocturno (20 hs) se disputó en la muy coqueta
cancha de Juventud de Urdinarrain, el partido de vuelta por las semifinales del
Torneo Federal “C” entre el dueño de casa y el club Gualeguay de nuestra
ciudad. Juventud ganó por 2 a 0 (en el global 4-1) y de esta manera se quedó
con la clasificación a la gran final de la Región Litoral Sur, donde se
enfrentará a Unión Agrarios Cerrito, elenco que superó nuevamente a Colegiales
de Concordia, eliminándolo de la competencia, con idéntico marcador que en el
partido de ida (2-1).
Hablando de consideraciones generales y a modo de resumen sobre la
actuación de nuestro representativo en el orden nacional a través de su primera
incursión en el Torneo Federal “C”, lo primero que se nos viene a la mente es
que “un árbol no debe taparnos la visión del bosque”. Porque estas dos derrotas
finales ante Juventud de Urdinarrain no deben ni pueden restarle mérito a la
magnífica campaña realizada por el club Gualeguay en el Federal “C”. Durante
los años anteriores, insistimos en la dura realidad de que ningún equipo de la
Liga Villaguayense había logrado superar la fase de grupos del torneo, meta que
el equipo del “Lejano Oeste” no solamente consiguió sino que superó con creces
instalándose en la historia luego de vencer por la segunda fase al Cosmos de
Federación y luego a San Lorenzo de Villa Adela en los cuartos de final.
Se
armó un plantel muy competitivo, se trabajó de la forma más profesional posible
y los objetivos se fueron cumpliendo a medida que iban surgiendo los nuevos
desafíos. Lógicamente que entre los vaivenes lógicos que en este hermoso
deporte dependen de que la pelota ingrese o no al arco adversario, seguro habrá
cosas por corregir y tomar en cuenta de cara a futuras intervenciones en
certámenes de este tipo, pero creemos que quedó impuesta la firme convicción de
que si se quiere se pueden hacer las cosas bien. Cada estamento del club
cumplió su papel casi a la perfección, la dirigencia se comprometió con el
proyecto, los que “le ponen el lomo” a la entidad laburando de lo que se
necesite, demostraron que siempre están y la gente, que acompañó desde la
tribuna con su aliento incondicional.
Juventud Urdinarrain
superó a Gualeguay
Ni siquiera transcurría un minuto de juego en Urdinarrain cuando el jugador
formado íntegramente en Sarmiento de nuestra ciudad, Leandro Allende, que ahora
muestra su talento con la casaca “número 10” de Juventud, convirtió un tremendo
golazo que abrió el marcador y comenzó a despedir a Gualeguay del Federal “C”
en esta instancia decisiva. Fue un baldazo de agua fría para el espíritu
“gualeyo”, que veía complicadas aún más sus chances de continuar vivo en el
torneo. A partir de ese momento, la tranquilidad invadió al elenco dueño de
casa, que fundamentó el control de las acciones en la posesión de la pelota y
especuló con las necesidades de Gualeguay de llegar rápidamente al descuento
para luego intentar la hazaña.
El elenco villaguayense dispuso de varias
situaciones como para empatar, pero las dilapidó por excederse en la maniobra
individual, cuando la jugada pedía un pase al compañero mejor ubicado o en
otros casos se definió de manera tan tibia que fue imposible inquietar al
seguro arquero local Julio Gauna. La defensa de Juventud se encargó de sacar a
César Burgos fuera del área, cerrándole los caminos y obligándolo a buscar por
afuera, donde el delantero pierde peso. Además, Gualeguay sufrió la ausencia de
uno de sus mejores hombres en ataque, Alejandro Leguiza, quien se lesionó en
una de sus rodillas durante el partido anterior y ayer tenía que completar sus
estudios médicos (resonancia) para determinar la gravedad de esta dolencia. Walter
“Sapo” Cuder y Gastón “Tito” Segovia intentaron torcer el rumbo del partido con
su habilidad a través de lucidas
maniobras individuales, pero sin interlocutores válidos que pudieran
finalizar la jugada exitosamente. Tampoco sobraron las ideas de tres cuartos de
cancha hacia adelante como para inquietar a un rival muy bien parado en el
campo de juego y que de contragolpe quería liquidar el cotejo.
Gualeguay no podía hacer pie en el sector defensivo y cada ataque a fondo del elenco
de Juventud ponía en riesgo a la valla defendida por José Luis Castellano. No
extrañó que antes de los 25 minutos de juego, el equipo local anotara el
segundo, luego de un córner desde la derecha ejecutado por Leandro Allende al
segundo palo y que Luciano Carro conectó de cabeza para superar a “Pitilo”
Castellano por segunda vez en la noche. El panorama auriazul se complicó aún
más cuando Alejandro Allende (Gualeguay) se fue expulsado por doble
amonestación.
Los segundos 45 minutos no ofrecieron mayores variantes,
Gualeguay tenía la pelota y ponía el corazón (un claro ejemplo es Jorge “Coqui”
Andino), pero no encontraba la fórmula para lastimar a su adversario, mientras
que Juventud administraba los tiempos del partido, estirando cada vez que tenía
la oportunidad con algún jugador caído en el campo de juego y exponiendo la
peligrosidad de sus delanteros (Cristian Godoy y Conrado Besel) a través de su
presencia en la zona “caliente” de definición y de las criteriosas incursiones
ofensivas de Claudio Erramundegui.
El cuerpo técnico de Gualeguay sacó a dos
hombres de contención y recuperación como Giovanni Fontana y Fabián Allende
para poner toda “la carne en el asador” con los ingresos de Jonathan “Toro”
Pérez y de Matías Schimpf, tratando de darle mayor vocación ofensiva al elenco.
Más tarde también sumó a Cristian “Kiki” Leikan, pero el volumen de juego no
creció. Por aquello que decía Renato Cesarini de que el fútbol es “como una
manta corta”, Gualeguay con diez jugadores trataba de atacar para lograr el
descuento pero quedaba demasiado expuesto al contragolpe que el elenco local no
acertó para aumentar las cifras. En algunos casos por egoísmos propios de los
goleadores, en otros porque la liviandad del resultado favorable les quitó
compromiso a la hora de definir y también en algunas oportunidades porque
Silvio Giovenale llegó con lo justo para cortar los peligrosos avances de la
“Juve”.
El paso de los minutos se fue convirtiendo en un enemigo del elenco
villaguayense y en un aliado para el conjunto dueño de casa, que sobre los
últimos instantes de juego eligió controlar las acciones tocando mucho la
pelota en las distintas posiciones, favoreciendo el lucimiento de todo el
equipo y despertando el “ole, ole” del público, que festejó con gran alegría
este triunfo y la clasificación para disputar la gran final. Volvemos a
reiterar el concepto con el cual arrancamos este comentario, “que el árbol no
tape al bosque”, que estas derrotas no empañen todo lo bueno que logró
Gualeguay en los 12 partidos disputados por el Federal “C”, donde consiguió valores
muy sustanciosos para el fútbol de Villaguay. Que sirva como ejemplo para que
esta idea germine y prontamente volvamos a cosechar los más exquisitos frutos
producidos desde el seno de nuestro deporte.