Silvia fue la única villaguayense y una de las tres entrerrianas que tuvieron el privilegio de estar presentes en la famosa producción que conducían Jorge “Cacho” Fontana y Carlos D´Agostino.
EL PUEBLO charló con la protagonista de esta historia, quien cuenta con lujo de detalles cómo se desarrolló aquella aventura que la hizo conocida en todo el país.
- ¿Cómo llegaste a participar en el programa?
- En aquel tiempo éramos humildes de bolsillo pero ricos de corazón y de mente, porque mi padre siempre fomentó nuestra cultura, enseñándonos a leer y a escuchar buena música. Uno de los programas que escuchábamos en la radio era justamente “Odol Pregunta”, que estaba los martes a la noche. Un día les dije en mi casa que quería inscribirme porque me encantaba, era un programa muy importante, en el cual no participaba cualquiera porque tomaban varios exámenes para aceptar la solicitud.Después fui a pasear a la casa de unos tíos en Buenos Aires y pude verlo por televisión (en blanco y negro, por supuesto). Entonces les escribí y me contestaron, consultándome sobre con qué tema me gustaría participar. Les dije con Julio Verne. Estudié muchísimo, concurría todos los días a la biblioteca Mitre, cuya directora era Elda Caramelle de Argain.
Mi padre era muy amigo de Carlos Castello, entonces en mi familia desde chicos, sabíamos lo que era traer libros de la biblioteca y cuidarlos. Había una colección muy linda de Julio Verne (de una editorial española) la cual me prestaban y a través de ella aprendí muchísimo. Entonces vino a Villaguay a tomarme examen el Dr. León Benarós (abogado, poeta, escritor y compositor), el representante legal de “Odol Pregunta”. Me dijo que no estaba bien preparada para hacer definiciones concretas y rápidas respecto de las fórmulas. Sucede que en realidad, acá en Villaguay no tuve mucha ayuda culturalmente, porque no había quien pudiera instruirme en diversos aspectos.
- ¿Te angustiaste por esa primera negativa a participar luego de tanto prepararte?
- Al principio un poco sí, pero me dieron la opción de elegir otro tema de los que tenían en carpeta entonces le dije a Mario Nanclares (gerente del programa) que me decidía por contestar sobre la vida del escritor uruguayo Horacio Quiroga, a quien yo también leía mucho gracias a Ana Lucca, una profesora que tenía en la escuela.Volvió a viajar León Benarós a nuestra ciudad para tomarme examen y quedó sorprendido con mis conocimientos. Me dijo que tenía que ir a Buenos Aires para reunirme con gente que estaba muy feliz porque yo había elegido a Quiroga como tema. Me escribieron hasta de la Biblioteca Nacional de Montevideo, desde donde me mandaron un libro de él. Fui a dar otro examen allá y me aprobaron pero querían enriquecerme.
Entonces organizaron una reunión en el Café Tortoni, donde concurrieron distintos escritores famosos, periodistas y personajes de la cultura que yo admiraba, tales como César Tiempo, Ulises Petit de Murat, Alberto Mosquera Montaña, Ezequiel Koremblit, Roberto Tálice, León Benarós, José María Castiñeira de Dios y Roberto Fanego (propietario del Tortoni). También estuvo presente la última esposa de Horacio Quiroga.
Con tanta humildad, todos me aportaron conocimientos a través de sus anécdotas. No pudo asistir don Alejandro Storni (hijo de Alfonsina) porque tenía examen con los chicos del colegio donde era director, pero luego pude conocerlo. Fui varias a veces a su casa, su esposa era profesora de piano, realmente unas personas maravillosas. Conservaba como una reliquia el reloj que Horacio Quiroga le había regalado a su madre Alfonsina.
- ¿Quiénes te ayudaron en tu participación en “Odol Pregunta”?
- Obviamente que mis padres, pero además me brindaron su apoyo incondicional varias personas de Villaguay, a quienes siempre les voy a estar agradecida: Carlitos Castello, Elda Argain, Cristina Carbini, “Pincha” y Juan Carlos Surra, “Mere” Thamm.- ¿Sentiste muchos nervios durante el primer programa? ¿“Cacho” Fontana lo conducía?
- Hice solamente un programa con “Cacho” Fontana porque él había pedido licencia debido a problemas personales y temas de salud. Su reemplazante fue Carlos D´Agostino, quien me dio una gran tranquilidad, por lo cual nunca estuve nerviosa.Todos se asombraban de mi soltura delante de las cámaras, pero sucede que las reuniones con esas personas ilustres en el Café Tortoni me proporcionaron una enorme sabiduría y confianza. Petit de Murat y Benarós se convirtieron en mis amigos y me acompañaban.
Quizás después de los primeros dos programas (en total estuve en diez) me empecé a preocupar un poco porque las preguntas eran cada vez más complicadas a medida que avanzaban los programas subsiguientes y había que estudiar permanentemente para saber más.
- ¿Cómo viviste la repercusión de tu presencia en el programa?
- Sin dudas que fue una de las etapas más felices de mi vida. Y me sentí muy apoyada pero principalmente por gente de Buenos Aires, porque allá todo el mundo veía el programa en televisión. Era increíble, por ejemplo si iba a una panadería a comprar bizcochos, me los regalaban y me deseaban suerte.Recuerdo que decían: “Pero mirá, si es la chica que participa en Odol Pregunta”. Apenas alguien me reconocía, la gente se acercaba a charlar conmigo. En una oportunidad fui a la catedral de San Cayetano y regalaron estampitas para que me dieran suerte. Al lugar que iba, era impresionante como la gente me demostraba su cariño. En cuanto a la retribución económica que recibí por participar en el programa fue importante.
Considero que mis presentaciones fueron muy buenas, aunque me quedaron cuatro programas por hacer, pero todo quedó inconcluso porque no me volvieron a llamar. Estoy convencida que no me permitieron continuar debido a temas políticos, porque yo estaba afiliada a la Juventud Peronista, pero sinceramente si hubiera sido Montonera no tendría cara para mirar a mis hijos.
Eran tiempos muy complicados, por ejemplo, había un señor que me seguía desde que terminaba Odol y yo salía de Canal 13 hasta que me bajaba en la Avenida Rivadavia para ir a la casa de mi tía. Nunca supe por qué.
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