“No puedo creer por qué el destino nos hizo esto. Tengo que volver a empezar y no sé cómo”, cuenta Gabriel. “Cuando nos despertamos, ella me dijo que tenía un zumbido en el oído. Después me llamaron para avisarme que no atendía. La llamé yo y tampoco. Hasta que me atendió mi nene Ignacio. Me dijo que su mamá estaba durmiendo y no la podía despertar. Ahí pensé en lo peor y salí rápido para casa”, relata.
Eran las 13.15 cuando llegó a la vivienda, situada en el pasaje Tontal 3015. Allí se encontró con el peor de los escenarios. “Mi beba estaba violeta y mi mujer, fría. Fue horrible. No se lo deseo a nadie y no entiendo por qué nos pasó a nosotros”, agrega Gabriel.
Los resultados preliminares de la autopsia revelaron que la mujer, de 30 años, habría padecido una muerte súbita y la menor se habría broncoaspirado mientras era amamantada. “Se ve que Mariana se desvaneció y la beba se asfixió con la leche”, cuenta el hombre, de 47 años a Tn.
Gabriel cuenta que Mariana sufría una fuerte depresión a raíz de la trágica muerte de Fabián, su hermano menor, a fines de marzo. “Tenía 26 años y hacía ocho que vivía en Rosario. Trabajaba en una metalúrgica, manejaba el montacargas y una bovina se le vino encima”, detalló.
El viernes pasado, Mariana le dedicó su último posteo en Facebook a su hermano fallecido. “Me quedo con esta foto, donde se te ve tan Feliz! hace un mes que fisicamente no estas y cuesta mucho sobrellevar este dolor que siente mi alma. Te voy a extrañar todos los dias de mi vida. te Amo!”, le escribió.
“A raíz de la muerte de Fabián, Mariana vivió un suceso emocional y nervioso muy fuerte. Estuvo seis días paralizada. No sé cómo explicarte lo que tenía, pero parecía un pingüino. Los primeros días apenas se podía mover y yo me pedí una semana en el trabajo para estar en casa, acompañarla y cuidar a nuestros hijos”, comenta Gabriel.
Mariana Ojeda se había recibido de maestra jardinera en 2016 y, a raíz de las restricciones por la pandemia, trabajaba con chicos desde su casa. Hace 11 años, fruto de una relación anterior, había tenido a su primera hija, Priscila, que estaba en la casa de la abuela en el momento de la tragedia. Luego conoció a Gabriel y nació Fabricio, que murió una semana después tras un parto con muchas complicaciones. Ignacio, de 3 años, fue un renacer para la pareja.
“Es un solcito hermoso. Cómo atendió el teléfono y me alertó de lo que había pasado... Es chiquito y trato de que pase esto lo mejor que pueda, pero se da cuenta. Ve a sus familiares llorando y que la mamá y su hermanita no están”, cuenta Gabriel.
El hombre es muy creyente en la fe católica. Mariana también lo era. “El 15 de mayo íbamos a Bautizar a Delfina en Itatí, pero el señor destino no quiso”. (Fuente: El Once)
Eran las 13.15 cuando llegó a la vivienda, situada en el pasaje Tontal 3015. Allí se encontró con el peor de los escenarios. “Mi beba estaba violeta y mi mujer, fría. Fue horrible. No se lo deseo a nadie y no entiendo por qué nos pasó a nosotros”, agrega Gabriel.
Los resultados preliminares de la autopsia revelaron que la mujer, de 30 años, habría padecido una muerte súbita y la menor se habría broncoaspirado mientras era amamantada. “Se ve que Mariana se desvaneció y la beba se asfixió con la leche”, cuenta el hombre, de 47 años a Tn.
Gabriel cuenta que Mariana sufría una fuerte depresión a raíz de la trágica muerte de Fabián, su hermano menor, a fines de marzo. “Tenía 26 años y hacía ocho que vivía en Rosario. Trabajaba en una metalúrgica, manejaba el montacargas y una bovina se le vino encima”, detalló.
El viernes pasado, Mariana le dedicó su último posteo en Facebook a su hermano fallecido. “Me quedo con esta foto, donde se te ve tan Feliz! hace un mes que fisicamente no estas y cuesta mucho sobrellevar este dolor que siente mi alma. Te voy a extrañar todos los dias de mi vida. te Amo!”, le escribió.
“A raíz de la muerte de Fabián, Mariana vivió un suceso emocional y nervioso muy fuerte. Estuvo seis días paralizada. No sé cómo explicarte lo que tenía, pero parecía un pingüino. Los primeros días apenas se podía mover y yo me pedí una semana en el trabajo para estar en casa, acompañarla y cuidar a nuestros hijos”, comenta Gabriel.
Mariana Ojeda se había recibido de maestra jardinera en 2016 y, a raíz de las restricciones por la pandemia, trabajaba con chicos desde su casa. Hace 11 años, fruto de una relación anterior, había tenido a su primera hija, Priscila, que estaba en la casa de la abuela en el momento de la tragedia. Luego conoció a Gabriel y nació Fabricio, que murió una semana después tras un parto con muchas complicaciones. Ignacio, de 3 años, fue un renacer para la pareja.
“Es un solcito hermoso. Cómo atendió el teléfono y me alertó de lo que había pasado... Es chiquito y trato de que pase esto lo mejor que pueda, pero se da cuenta. Ve a sus familiares llorando y que la mamá y su hermanita no están”, cuenta Gabriel.
El hombre es muy creyente en la fe católica. Mariana también lo era. “El 15 de mayo íbamos a Bautizar a Delfina en Itatí, pero el señor destino no quiso”. (Fuente: El Once)