El pasado sábado, desde las 19.30 hasta las casi las 21.30 hs, buena parte
de nuestra ciudad se paralizó, porque todos estuvieron pegados a la pantalla de
TyC Sports para observar la actuación del futbolista villaguayense Marcelo
“Chelito” Estigarribia con la camiseta de su nuevo club, Villa Dálmine,
enfrentando a River Plate en Formosa por los 16avos de final de la Copa
Argentina.
Justamente este certamen brinda la posibilidad única de reunir en un
campo de deportes a jugadores hiper profesionales (algunos inclusive con
presencia en el último Mundial de FIFA en Rusia) y a otros integrantes de
entidades muy humildes que militan en las distintas categorías de ascenso de
nuestro país. La magia del fútbol, los avatares del destino y de las etapas
clasificatorias, impusieron que el futbolista oriundo de nuestra ciudad y que
hasta hace un mes estaba participando del campeonato oficial de la Liga
Villaguayense de Fútbol, vistiendo la camiseta del Club Gualeguay, ahora
tuviera la posibilidad de enfrentar a uno de los equipos más grandes de la
República Argentina.
Y Marcelito jugó quizás el partido más importante de su
vida con una claridad conceptual notable, propia de un excelente jugador. Al
igual que en el partido anterior por este mismo certamen (cuando el equipo de
campana eliminó a la UAI Urquiza a través de los tiros desde el punto del
penal), “Chelito” utilizó la casaca número 9 de Villa Dálmine y jugó durante
los noventa minutos. Su desempeño fue importante, corriendo a los defensores
del “Millonario” para meter presión alta en la salida del equipo dirigido por
Marcelo Gallardo y aguantando la pelota con maestría para la llegada de sus
compañeros que se sumaban al frente de ataque.
Nunca le pesó la responsabilidad
de enfrentar a algunos de los defensores más cotizados del fútbol argentino y
entregó casi el noventa por ciento de los pases con un destino seguro. Inclusive,
los corazones de todos los villaguayenses se paralizaron cuando durante el
primer tiempo llegó a conectar un centro bajo desde la derecha y con la punta
del botín impulsó la pelota que se estrelló en uno de los palos del arco
defendido nada menos que por Franco Armani (arquero de la Selección Argentina).
El resultado de 3 a 1 favorable a River es tan anecdótico como incontrastable
de acuerdo a las calidades individuales que separan a un plantel del otro. Pero
Villa Dálmine terminó entero anímicamente, con toda la humildad impregnando sus
acciones y la frente bien alta.
Seguramente, la confianza que le brinda el DT
de la escuadra violeta, Felipe De La Riva, ha sido fundamental para que nuestro
Marcelo Estigarribia haya jugado con ese apoyo tan necesario para el desarrollo
de un jugador, superando con un aprobado inmenso el bravo examen en un partido con
tremenda presión. Ojalá pueda seguir manteniendo ese nivel y que Dios lo
ilumine para continuar siendo un embajador del fútbol villaguayense, de la
misma manera que alguna vez lo fue Luis Ramón “Chito” Abdeneve, más acá en el
tiempo Walter Cuder y hoy lo son Gonzalo “Sapito” Ramírez, Lautaro “Caco”
Robles y Mariana “Tota” Gaitán.
Foto 1: Marcelo Estigarribia mano a mano con Ponzio.
Foto 2: El plantel de Villa Dálmine saluda a su hinchada.
Foto 3: El villaguayense entre los dos centrales de River.