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FÚTBOL ARGENTINO: EL MENOS FEDERAL DE LOS DEPORTES FEDERADOS. Por Mario Raúl Bordón (*)


Lo primero que debe decirse es que la AFA tiene una estructura extremadamente centralizada y en la cual existe muy poco margen para que las Ligas (y los clubes afiliados a ellas) puedan incidir en las decisiones cotidianas que se toman en el Consejo Federal, un organismo interno de AFA que atiende las problemáticas del fútbol del interior y al cual deben estar afiliadas, obligatoriamente, las más de 200 Ligas del interior del país que deseen participar del fútbol federado.

A su vez, los clubes afiliados a estas Ligas (alrededor de 3.000 en todo el país) son consideradas entidades indirectamente afiliados a AFA. Esto es un eufemismo que esconde su verdadera condición de marginales dentro de las estructuras institucionales de AFA.

Este centralismo excluyente es un fenómeno de raíz histórica, pero que a pesar de los altisonantes discursos en defensa del federalismo en el fútbol, la dirigencia nunca ha querido modificar.

La primera conclusión resulta obvia: El fútbol es el menos federal de todos los deportes federados que existen en la República Argentina.

A esta altura, ya es un lugar común decir que la AFA es la entidad madre del fútbol argentino. Algo que suena lógico y que parece no admitir controversia alguna. 



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Pero lo que no se suele tener en cuenta es que además, la AFA constituye una liga en sí misma porque tiene 87 clubes que están directamente afiliados a ella, los cuales gozan de un mayor status institucional dentro de AFA que los clubes afiliados a la Ligas del interior. 

La enorme mayoría de ellos se encuentran ubicados dentro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o en un radio no mayor a 80 kilómetros de la Capital Federal.

Pero lo más significativo de todo esto es que la AFA tiene un doble standard, por un lado es la entidad madre del fútbol argentino y al mismo tiempo una liga en sí misma. Este doble standard no es gratuito ni irrelevante.

La cantidad de clubes directamente afiliados a AFA que tienen voto en las Asambleas de AFA es mayor a la cantidad de clubes indirectamente afiliados que están en condiciones de sufragar en la misma Asamblea, aun sumándole los votos de los cinco representantes de la Ligas del Interior que también tienen derecho a voto en esa Asamblea. Es una desproporción distorsiva en la representatividad ante la Asamblea máxima del fútbol argentino, la cual sólo es explicable por el mantenimiento de los privilegios de los clubes metropolitanos.

Este fenómeno se ha potenciado desde la aparición de la Superliga en 2017. Una superestructura institucional que fue creada con el principal objetivo de convertirla en el portaviones que posibilitara el aterrizaje de las denominadas Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) en el fútbol argentino. Esa intencionalidad no prosperó.

Pero las desavenencias entre la conducción de AFA y los gerenciadores de la Superliga sigue plenamente vigente (los derechos de televisación son el punto central del conflicto) y ello ha generado un retroceso en el avance del fútbol de interior dentro del fútbol argentino, tanto en el plano deportivo como en la posibilidad de ganar nuevos espacios institucionales. 
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En este contexto cabe repasar la estructura y el rol de Consejo Federal.

Lo primero que debe decirse es que cuenta con un órgano ejecutivo, uno deliberativo y uno jurisdiccional.

Casi todos los miembros del órgano ejecutivo, cuya cantidad original de trece integrantes ha variado en los últimos tiempos (en el año 2019 se suprimieron las dos vicepresidencias) son designados directamente por el propio presidente de AFA, quien es al mismo tiempo, el presidente natural del Consejo y designa al presidente ejecutivo.

Solo tres de los miembros de este órgano pueden ser designados por el presidente ejecutivo, el cual también ha sido designado por el presidente de AFA.

Si ninguno de los integrantes del órgano ejecutivo del Consejo Federal ha sido electo a través del voto directo de las ligas que integran ese Consejo estamos en presencia de un contrasentido. Porque no puede considerarse federal a un organismo cuyo órgano ejecutivo esté compuesto por miembros donde ninguno de ellos haya tenido legitimación electoral directa de las ligas a las que dicen representar.

El Órgano Deliberativo está compuesto por la denominada Asamblea de las Ligas. Pero sus resoluciones no son vinculantes para el órgano ejecutivo del Consejo Directivo. Es decir que en las Asambleas de Ligas, el presidente ejecutivo se limita a escuchar las inquietudes de las ligas. Aquí tampoco las Ligas tienen poder institucional decisivo.

En cuanto al órgano jurisdiccional cabe decir que es el denominado Tribunal de Disciplina del Interior y se limita a emitir fallos de sanciones.

Todo lo expuesto nos demuestra que existe un poder casi discrecional en manos las autoridades del órgano ejecutivo del Consejo Federal porque las Ligas no tienen modo legal alguno de elegir a los miembros de ese cuerpo ni de incidir en las resoluciones que adopta, más allá del abstracto derecho de formularle sus inquietudes en el ámbito de la Asamblea de Ligas. Es decir que estamos ante un típico caso de representación invertida.

Porque en la práctica, el Consejo Federal actúa como un instrumento de contralor y disciplina de la cúpula de AFA respecto de las Ligas del Interior y no como un espacio institucional genuino donde el interior futbolero tenga el margen de autonomía suficiente para elegir las autoridades del organismo que las nuclea y establecer la regulación de su propio funcionamiento.

Este esquema institucional de AFA-Consejo Federal también excluye a las Federaciones Provinciales de toda representación dentro del Consejo.

A tal punto que cualquier Liga, para poder solicitar su afiliación a su respectiva Federación Provincial, debe estar primero, afiliada al Consejo Federal y luego debe recibir la aprobación expresa del mismo para formular el pedido de ingreso a esa Federación Provincial.

Esta situación, que las ha convertido en parias institucionales dentro del fútbol federado de Argentina, hace que las Federaciones Provinciales deban recurrir al sostenimiento por parte de sus respetivos Estados Provinciales.

Y paradójicamente, muchas ligas mantienen adhesión a su respectiva Federación Provincial porque este es un requisito legal ineludible establecido por muchos Estados Provinciales como condición para otorgarle los subsidios estipulados para el fútbol liguista.

Si así no fuese, muchas ligas no tendrían el menor interés en mantenerse adheridas a su Federación Provincial.

Es decir que la estructura de AFA y del Consejo Federal también determina que muchas Ligas tengan una relación ambigua con sus respectivas Federaciones Provinciales, porque éstas últimas no tienen representación deportiva territorial ante el Consejo Federal ni institucional ante la AFA.

Es evidente que, además de imponerle un asfixiante verticalismo a las ligas que lo integran, el actual formato institucional del Consejo Federal ha sido diseñado también, con el inocultable objetivo de puentear a las Federaciones Provinciales en la relación cotidiana de AFA con el fútbol federado del interior del país.

Y de esta manera se las quitado de toda representación institucional del fútbol federado.

Un Consejo Federal donde no existe esto con respecto a las Federaciones Provinciales ante la AFA constituye otra aberración institucionalizada que sin dudas deberá reverse.

El problema expuesto no admite una solución sencilla.

Paulatinamente, el fútbol del interior deberá ir planteándose las maneras de ganar mayores espacios institucionales.

El Consejo Federal debería reconvertirse, y en lugar de ser un instrumento de la conducción de AFA utilizado para disciplinar a todo el fútbol del interior, tal como ocurre actualmente, tendría que transformarse en un organismo que agrupe a las Federaciones y ligas del interior contando con un razonable margen de autonomía estatutaria para que su estructura y funcionamiento sea resuelto por los actores deportivos e institucionales del interior del país: Federaciones, ligas y clubes.

(*) Fuente: cristianadrianprovensal.com.ar

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