No contar con infraestructura adecuada que requiere cada institución y un sistema que las unifique e interrelacione, impide consolidar la cultura universitaria. Además, el sentimiento de pertenencia y la identidad de la Uader se ven profundamente afectados por esta situación, que atraviesa el normal desarrollo de la currícula de las diferentes carreras, la consolidación de vínculos entre estudiantes, el trabajo docente, la gestión universitaria, las prácticas extensionistas, entre muchas otras acciones y situaciones académicas.
Bajo ese diagnóstico y planteada también en perspectiva de estrategia de integración urbana y consolidación de la zona sur de Paraná, un grupo de estudiantes egresó de la carrera de Arquitectura de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) con la realización como tesis final de un trabajo denominado “De la fragmentación hacia un planteo integral, interconectado y en relación con la ciudad: Ciudad Universitaria para la Universidad Autónoma de Entre Ríos”.
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Los nuevos profesionales María Manuela Cis Tepsich, Sofía Cartasso, Natalia Gagliardi y Marcos Javier Giménez –bajo la dirección de Margarita Triln y como co-directora Camila Costa– realizaron un proyecto arquitectónico y urbanístico sobre el área donde hace varios años y con pocos avances se ha proyectado el campus universitario de la Universidad Autónoma, en los exterrenos del Ejército, en la zona sur de la ciudad.
Se trata de un predio ubicado detrás del Hospital de la Baxada, lindante al lote ocupado por el Club Paraná para prácticas deportivas, y cercano a las 426 viviendas del desarrollo urbanístico Procrear, próximas a entregarse.
“Una de las premisas era contribuir en la trama urbana de ese sector de la ciudad, porque hicimos un relevamiento de equipamiento deportivo, educativo, cultural, recreativo. Si observás el plano, en esa zona sur hay faltante de todo”, explicó Sofía Cartasso, una de las nuevas graduadas.
Por ello, el campus o Ciudad Universitaria, fue diseñado con bicisendas, plazas, y espacios públicos abiertos que pueden ser recorridos por los vecinos, complementando las construcciones edilicias académicas, y con un área deportiva próxima relacionada con el Club Paraná.
Acerca del motivo de la elección de este desarrollo institucional y urbanístico, recordó: “Veíamos a nuestros amigos que estudian acá, yendo de un lugar a otro, recorriendo varias cuadras, para asistir a clases. Y considerando la importancia que tiene en una comunidad universitaria disponer de espacios adecuados no solo para la asistencia a clases, surgió el interés de desarrollar este trabajo de tesis final”, explicó Sofía Cartasso.
El estudio requirió recoger datos, estado de las obras en ejecución, y se enriqueció con entrevistas a directivos de la institución y el relevamiento de las necesidades de los docentes y estudiantes.
Precisamente, respecto de los testimonios recolectados entre los actores educativos, quedó en evidencia la incomodidad en cuanto a las condiciones de cursado, falta de lugar en las aulas o de equipamiento necesario, deterioro y falta de acondicionamiento, malas condiciones de los sanitarios, sumado a que no hay bares o cantinas, ni salas de estudio donde poder aprovechar el tiempo extra-cursado.
En ese sentido, tanto alumnos como docentes expresaron el deseo de contar con espacios comunes como biblioteca, bar, sala de profesores, sala de reuniones, salas polivalentes y lugares al aire libre para actividades culturales o dictado de clases.
Un 74% de los alumnos consultados confirmó que estudia en la casa, porque no hay lugares disponibles en la unidad académica. Hay una gran preocupación por falta de higiene y sanitarios, malas condiciones de cursado y seguridad. Además, la gran mayoría está de acuerdo con que carecen de espacios comunes, y aprovecharía aquellos al aire libre. Y sobre todo, más del 80% haría el esfuerzo de trasladarse al nuevo lugar, para poder aprovechar esos espacios.
En cuanto al proyecto técnico, se sostiene sobre dos ejes. El primero institucional, que comprende las actividades académicas: el aulario, enmarcando el ingreso, y hacia el punto de encuentro central, se ubican por un lado, la Facultad de Ciencias de la Gestión y por otro, conformando un volumen articulado, la Facultad de Ciencias de la Vida y la Salud y la de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales. La unidad académica de Ciencia y Tecnología de la Uader no fue incluida, al tener su sede ya ubicada en Oro Verde.
El segundo eje se denomina conector urbano: distribuye los equipamientos de servicio, culturales, y las actividades deportivas, incluyendo la ludoteca, la estructura preexistente, las residencias, y el comedor. Finalmente, como síntesis conceptual, donde confluyen los dos ejes principales, se ubica el edificio cultural multipropósito, donde conviven en un mismo espacio actividades para la comunidad universitaria y para el resto de la sociedad.
El proyecto está pensado para una zona en gran desarrollo, y para albergar, hacia el año 2030, a unos 34.000 estudiantes en tres turnos. “Abordamos esto para que se pueda realizar, y tomamos todas las obras de preexistencias. Es un aporte para planificar la consolidación de la institución en el reagrupamiento de sus estudiantes, y que contribuya al desarrollo urbano de ese sector”, sintetizó Sofía Cartasso. (Fuente: Uno Entre Ríos).
Se trata de un predio ubicado detrás del Hospital de la Baxada, lindante al lote ocupado por el Club Paraná para prácticas deportivas, y cercano a las 426 viviendas del desarrollo urbanístico Procrear, próximas a entregarse.
“Una de las premisas era contribuir en la trama urbana de ese sector de la ciudad, porque hicimos un relevamiento de equipamiento deportivo, educativo, cultural, recreativo. Si observás el plano, en esa zona sur hay faltante de todo”, explicó Sofía Cartasso, una de las nuevas graduadas.
Por ello, el campus o Ciudad Universitaria, fue diseñado con bicisendas, plazas, y espacios públicos abiertos que pueden ser recorridos por los vecinos, complementando las construcciones edilicias académicas, y con un área deportiva próxima relacionada con el Club Paraná.
Acerca del motivo de la elección de este desarrollo institucional y urbanístico, recordó: “Veíamos a nuestros amigos que estudian acá, yendo de un lugar a otro, recorriendo varias cuadras, para asistir a clases. Y considerando la importancia que tiene en una comunidad universitaria disponer de espacios adecuados no solo para la asistencia a clases, surgió el interés de desarrollar este trabajo de tesis final”, explicó Sofía Cartasso.
El estudio requirió recoger datos, estado de las obras en ejecución, y se enriqueció con entrevistas a directivos de la institución y el relevamiento de las necesidades de los docentes y estudiantes.
Precisamente, respecto de los testimonios recolectados entre los actores educativos, quedó en evidencia la incomodidad en cuanto a las condiciones de cursado, falta de lugar en las aulas o de equipamiento necesario, deterioro y falta de acondicionamiento, malas condiciones de los sanitarios, sumado a que no hay bares o cantinas, ni salas de estudio donde poder aprovechar el tiempo extra-cursado.
En ese sentido, tanto alumnos como docentes expresaron el deseo de contar con espacios comunes como biblioteca, bar, sala de profesores, sala de reuniones, salas polivalentes y lugares al aire libre para actividades culturales o dictado de clases.
Un 74% de los alumnos consultados confirmó que estudia en la casa, porque no hay lugares disponibles en la unidad académica. Hay una gran preocupación por falta de higiene y sanitarios, malas condiciones de cursado y seguridad. Además, la gran mayoría está de acuerdo con que carecen de espacios comunes, y aprovecharía aquellos al aire libre. Y sobre todo, más del 80% haría el esfuerzo de trasladarse al nuevo lugar, para poder aprovechar esos espacios.
En cuanto al proyecto técnico, se sostiene sobre dos ejes. El primero institucional, que comprende las actividades académicas: el aulario, enmarcando el ingreso, y hacia el punto de encuentro central, se ubican por un lado, la Facultad de Ciencias de la Gestión y por otro, conformando un volumen articulado, la Facultad de Ciencias de la Vida y la Salud y la de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales. La unidad académica de Ciencia y Tecnología de la Uader no fue incluida, al tener su sede ya ubicada en Oro Verde.
El segundo eje se denomina conector urbano: distribuye los equipamientos de servicio, culturales, y las actividades deportivas, incluyendo la ludoteca, la estructura preexistente, las residencias, y el comedor. Finalmente, como síntesis conceptual, donde confluyen los dos ejes principales, se ubica el edificio cultural multipropósito, donde conviven en un mismo espacio actividades para la comunidad universitaria y para el resto de la sociedad.
El proyecto está pensado para una zona en gran desarrollo, y para albergar, hacia el año 2030, a unos 34.000 estudiantes en tres turnos. “Abordamos esto para que se pueda realizar, y tomamos todas las obras de preexistencias. Es un aporte para planificar la consolidación de la institución en el reagrupamiento de sus estudiantes, y que contribuya al desarrollo urbano de ese sector”, sintetizó Sofía Cartasso. (Fuente: Uno Entre Ríos).