- ¿Cómo se les ocurrió abrir una florería?
- Yo contaba con el local, y en mis viajes con mi esposo Neris, empecé a ver que las florerías en otras ciudades eran un buen negocio. Es por ese motivo que decidí intentarlo como un emprendimiento. El éxito fue rotundo. Además ya estaba jubilada y mis hijos eran grandes así que contaba con su ayuda.- ¿Qué conocimientos o habilidades requiere el oficio de florista?
- Para poder empezar con la florería fui a formarme a Gualeguaychú. Yo no tenía ningún conocimiento sobre flores. Allí me enseñaron desde empatillar claveles y rosas a realizar coronas. Después uno va aprendiendo y afinando la mano.Lo que uno tiene que conocer es la flor en todos sus aspectos, si es un pimpollo, su duración, la hidratación que requiere luego del viaje. Saber dónde realizar un corte.
Mi hijo Gustavo y mi nuera Patricia aprendieron conmigo y ellos son los que se encargan del negocio ahora.
- ¿Cuáles son los aspectos más positivos de este rubro? ¿Cuáles los negativos?
- Lo más lindo de este rubro es poder formar parte de los momentos más significativos en las vidas de las personas. Nosotros estamos para el día de la madre, el día del amigo, de los enamorados. Para fiestas de casamientos y aniversarios. Es muy satisfactorio acompañar a la comunidad en todas esas situaciones. Lo negativo son los horarios, porque es un oficio muy sacrificado. Uno tiene que tener disponibilidad horaria 24/7. Si uno recibe un llamado a las tres de la mañana solicitando una corona para llevar a otra ciudad hay que hacerlo. Si surge un sepelio cuando uno se sienta a la mesa navideña con la familia, tiene que levantarse y atenderlo.- ¿Hay algún pedido que haya sorprendido por su extravagancia? ¿Qué es lo más raro que les han solicitado?
- Hemos tenido varios pedidos extravagantes. En este momento se me ocurre que una vez vino un cliente con un florerito pequeño, del tamaño de un vaso, solicitando que pongamos un arreglo de 24 rosas en él. Hay veces que piden flores poco comunes, para realizar regalos especiales.- ¿Cuál de todos los trabajos que han realizado los ha marcado más? (ya sea por positivo o por negativo)
- Una vez, un joven nos pidió enviar una rosa por día, de forma anónima a la chica que le gustaba. Fueron treinta días seguidos, y al finalizar envió treinta rosas juntas con una tarjeta en la que confesaba su nombre y sus sentimientos. Esa pareja se casó y actualmente vive fuera de la ciudad. Es muy lindo saber que nosotros formamos parte de ese cortejo y que la relación haya culminado en matrimonio.- ¿Cómo ha variado el oficio a lo largo del tiempo?
- En estos momentos se trabaja mucho con las redes, es la forma principal de ventas. Además las modas van influenciando mucho la actividad. Las flores que se venden ahora no son las mismas que antes. Antes se utilizaba regalar un clavel, y ahora esa flor se vuelca más a una corona fúnebre. Los arreglos con papel madera y cintas rústicas son los que se usan ahora, hay diferentes variedades en las formas y flores que se ofrecen. Siempre va de la mano del gusto del cliente también. Hay gente que es más clásica.- ¿Deben realizarse capacitaciones para actualizarse en la actividad?
- Hay cursos que dictan las casas de insumos para florería. Nosotros realizábamos esas capacitaciones periódicamente. Asimismo, uno se actualiza viendo las tendencias en internet y revistas especializadas. Es cuestión de ojo, de conocer sobre el tema y aprender a combinar las flores de manera correcta.
- ¿En esta situación de pandemia ha mermado mucho el trabajo? ¿Qué medidas se vieron obligados a tomar?
- Cuando empezó la cuarentena teníamos flores en la cámara. Llegado un momento en el que no se podía vender porque estábamos con el negocio cerrado, decidimos sacar floreros a la vereda y publicar la foto para que la gente recogiera las flores que gustara. Las regalamos porque no las podíamos vender y era un desperdicio dejar que mueran en la cámara.El trabajo disminuyó porque ya no hay servicios fúnebres y es complicado mantener el ritmo.
- ¿Quién va a hacerse cargo en el siguiente traspaso generacional?
- Todavía no está decidido, nosotros recibimos ayuda de dos de nuestras hijas, Julieta en la parte de imagen y Camila en cuestión de redes y atención al público. Todos aprendieron el oficio, pero cada uno seguirá su camino. Y veremos quién quiere hacerse cargo del negocio el día de mañana. Pero no es un tema que tengamos muy presente porque todavía faltan muchos años para que nos retiremos.
Traspaso generacional
En 1971 se inaugura la florería, que en aquel entonces se llamaba “Las Marías” y se encontraba en Paso 367, luego pasaría a llamarse “Santa Teresita” para trasladarse un tiempo después a la ubicación actual, en la misma calle pero al 249. Fue la primera con un local especializado, vidriera y atención al público.Susana, en conjunto con sus hijos Walter, Edgardo, Neris y Gustavo, trabajó para convertir ese emprendimiento en una de las principales florerías de la ciudad. Poco a poco sus hijos, quienes sólo ayudaban a su madre, descubrieron en el negocio de las flores, un oficio con el que trabajarían toda su vida.
Gustavo es el dueño actual de Santa Teresita, donde trabaja con su esposa hace 27 años. Walter abrió su propio negocio en Gualeguaychú, al cual llamó “Las Marías” y Edgardo, quien vive en La Plata, trabaja como distribuidor de flores a nivel provincial en toda la costa del Uruguay.