Seguinos en Facebook Seguinos en Instagram Seguinos en Threads Seguinos en TikTok Seguinos en Bluesky Escribinos por whatsapp Escribinos por Telegram

EN RECUERDO DE LILI MIÑO. Por Miguel Ángel Federik


Lilia Ofelia Elías Declerq de Miño fue siempre para nosotros y socialmente Lilí Miño, por esas cosas de costumbres ya pasadas.

Pero era Elías, hija de Ricardo Sergio Elías -periodista y fundador en 1915 del diario El Orden, defensor explícito del ideario radical, que ella también honrara con su militancia- y Declerq por su madre, Matilde Carmela, proveniente de los belgas, que contribuyeron con sus industrias y labores a la conformación de nuestras urbanas burguesías.

Estudió en la Escuela Normal Nacional de Maestros de Concordia de la cual salió con notables calificaciones a encontrarse en plena juventud con su destino sudamericano.

Su primera misión docente fue en la Escuela Nº 44 de Las Pajitas, paraje distante a once kilómetros de Estación Raíces y ribera de la Selva de Montiel, donde además de enseñar lo suyo, cumplía incluso alegres tareas de maestranza, cuando el olvido nacional mandaba y el magisterio local suplía, en nombre de algo superior llamado entonces un país, y al que mujeres como ella le dieron, mucho más de lo que recibieran.

Ocupó cargos de rango en nuestra Escuela Mitre, en la cual estudiaron sus mayores.

Los terrenos donde se erige la Escuela Nº 86, “Coronel Brandsen” fueron donación de su madre.

Por méritos y saberes y por concurso fue Supervisora de Escuelas en Colón y luego Directora Departamental aquí, a finales de los ’70.

Participó en defensa de la Escuela Profesional de Mujeres, cuando algún viento turbio la amenazara.

Buena hija de su padre, llegó a escribir editoriales para este diario, que como tales no se firman, pues son parte de un orden común de criterios y libertades.

Y a esa fe cívica y docente, le agregó la otra: la sagrada, ancestral y perdurable y en nombre de la cual hospedó gratuitamente al padre Baquet, al padre Armelin y al padre Pierre en heredades familiares, mientras se alzaba -piadosa y lentamente- la nueva parroquia de La Inmaculada.

Conservaba un valioso archivo familiar de su tío paterno -el magistrado y poeta Daniel Elías- que me lo brindó generosamente con motivo de la edición por Eduner de su Obra Poética en 2012, cuestión que también honraría a Villaguay, si lo quisiese.

La gran casa primigenia y a dos aguas de los Elías de finales del S.XIX y principios del XX se ubicaba en Balcarce y 9 de Julio, esquina noreste; después en la del noroeste se levantó el Consulado de Bélgica. No hay casualidades.

Se ha ido con ella una mujer alegre, vital, de buena memoria y mejor estirpe, de la cual nunca hizo gala.

Fue docente en el más alto sentido del vocablo, es decir, fue maestra, palabra hoy casi en desuso. O sólo reservada a quienes más saben.

Lilia proviene de lirio, y Ofelia significa: la que socorre a los demás. Nació en Villaguay el 16 de Octubre de 1926. Y ahora está viajando.

MAF.

Publicidad