A principios de 2020 un grupo de mujeres, movilizadas por nuestra experiencia de activas participantes en partidos políticos tradicionales, decidimos conformar de manera espontánea un pequeño grupo de ciudadanas asumiendo una posición política apartidaria.
La idea surge como alternativa a las estructuras de funcionamiento verticalistas y autoritarias que ponen en duda el verdadero papel de los partidos políticos como conductores eficaces de las múltiples formas de participación ciudadana. Lo que observamos es que no son representativos del pueblo en su totalidad por varias razones:
Por una parte, no sólo dan prioridad a sus propios intereses y deseos de conservar el mando político por encima de los intereses más amplios de los ciudadanos, sino que, constituidos en “oposición” no logran funcionar como tal en defensa de los derechos de las minorías. Es una práctica que excluye a la ciudadanía y los transforma en organizaciones cuyo único propósito es obtener el poder y en ese camino están dispuestos a sacrificar los derechos fundamentales de participación democrática de quienes representan.
Por otra parte, la posición de supremacía de los líderes por sobre sus afiliados y las plataformas partidarias da lugar a prácticas personalistas que excluyen la voluntad de los representados, promueven la conformación de grupos de “aliados” y conceden privilegios a algunos “colaboradores directos”.
Dado este panorama político nuestra idea fundante fue reunir un grupo de mujeres con valores comunes en defensa de la República, advirtiendo que no se puede considerar “normalidad” lo que el país está viviendo en este momento en el que se desprecia la educación, la justicia, la seguridad, el trabajo, la salud, los valores democráticos, los derechos humanos, “la vida de los argentinos”, y pocos o ningún “representante político” tiene una línea de acción clara por revertirlo. La idea ha sido “no naturalizar” la decadencia argentina.
Posteriormente se sumaron más mujeres al grupo y comenzamos a trabajar en esta iniciativa ciudadana autoconvocada que ofrece un punto de encuentro para quienes perciben que el debate político no representa ni nuestras inquietudes, ni nuestras ideas y lo que es peor no defienden nuestros derechos republicanos.
Fruto del debate surgió la denominación MUJERES POR LA REPÚBLICA que da identidad a este movimiento cuyo funcionamiento se ampara en el Art. 14 de la Constitución Nacional. Luego se diseño el logotipo del movimiento.
Consideramos que, dado el momento histórico de desintegración de los poderes republicanos en nuestro país, es esencial y necesario que surjan iniciativas como Mujeres por la República; máxime cuando la ciudadanía en general está paralizada, indiferente y “adormecida” ante el atropello de los gobiernos nacional, provinciales y municipales. La idea es no claudicar y aportar de manera genuina a la reconstrucción de nuestra ciudadanía en defensa, sobre todo, del futuro de las nuevas generaciones.
Dice Savater (2010): “…la política no es sino el conjunto de razones que tienen los seres humanos para obedecer o para rebelarse”.
Ante la falta de legitimidad de los gobernantes la obediencia se torna difícil y el futuro incierto.
La única esperanza somos los ciudadanos.
La visión que tenemos las Mujeres por la República no es mayoritaria en nuestro entorno, pero esperamos tener un impacto a medio y largo plazo en nuestra sociedad. Estamos convencidas que lo que debemos hacer es fortalecer las ideas, capacidades y ánimo de quienes las comparten para crecer en número y en calidad de participantes del movimiento.
Precisamente porque se trata de una misión a largo plazo, ofrecemos modos concretos y a corto plazo de compromiso ciudadano en las diferentes áreas de trabajo que tiene nuestro movimiento, convencidas de que sólo con quejas, desánimo, derrotismos y teorías que lo expliquen, no se arregla nada. Hay que salir del confort de la casa, el teclado y moverse para conseguir la República, es el mensaje que pretendemos dejarles a nuestros hijos y nietos.