Si aparece “el vacío” ¿quién lo ocupa? ; ¿el mandato de los ciudadanos que votaron en las urnas en minoría y mayoría? ¿O los más fuertes y con más recursos? .
La respuesta no requiere de un análisis muy profundo, es fácil entender que “ocupan la democracia” los centros de poder político, económico y mediático, lo que se convierte en una amenaza para la soberanía ciudadana. No hace falta mirar muy lejos para darse cuenta de que esto es un hecho; en nuestra propia ciudad, por ejemplo, existe un círculo viciado entre el poder político, los que poseen el recurso económico y pueden hacer su negocio con ello y la mayoría de los medios de comunicación que reciben una “pauta publicitaria del Estado”.
La respuesta no requiere de un análisis muy profundo, es fácil entender que “ocupan la democracia” los centros de poder político, económico y mediático, lo que se convierte en una amenaza para la soberanía ciudadana. No hace falta mirar muy lejos para darse cuenta de que esto es un hecho; en nuestra propia ciudad, por ejemplo, existe un círculo viciado entre el poder político, los que poseen el recurso económico y pueden hacer su negocio con ello y la mayoría de los medios de comunicación que reciben una “pauta publicitaria del Estado”.
Es contra este riesgo de democracia vacía e imaginaria que en este Siglo XXI hemos surgido los movimientos de ciudadanos, sin un líder destacado, aunque los partidos políticos insistan en imponernos uno, porque es la degradada mirada personalista la que les impide ver lo que realmente está pasando con la ciudadanía.
Estos movimientos no tenemos un espacio definido porque hemos construido otro espacio público que no solo está en las plazas o en las calles sino también en las redes sociales, en las reuniones virtuales, en la web.
Quizás, no lo vamos a negar, somos aun un poco marginales porque nuestras demandas apuntan a que el Estado asuma su responsabilidad en materia de salud, educación, seguridad social y porque denunciamos públicamente que es necesario transformar el sistema de representación política. Lo que estamos poniendo en cuestión es el funcionamiento de “esta democracia actual” que nos quita la soberanía, entonces es mejor ignorarnos y descalificarnos.
Estos movimientos funcionamos en una nuevo espacio social que es el fino límite entre lo privado y lo público, puede ser una ventana, un balcón, una cuenta en las redes sociales. No somos corporaciones, no somos partidos políticos, no tenemos personería jurídica; somos simples ciudadanos ejerciendo nuestros derechos e intentando recuperar nuestra soberanía.
Funcionamos en red, nos movemos juntos y juntos a pesar de los pesares avanzamos intentando vivir en la Argentina que nos merecemos.
Ciudadanía.
Participando, algo se mueve…
Estos movimientos no tenemos un espacio definido porque hemos construido otro espacio público que no solo está en las plazas o en las calles sino también en las redes sociales, en las reuniones virtuales, en la web.
Quizás, no lo vamos a negar, somos aun un poco marginales porque nuestras demandas apuntan a que el Estado asuma su responsabilidad en materia de salud, educación, seguridad social y porque denunciamos públicamente que es necesario transformar el sistema de representación política. Lo que estamos poniendo en cuestión es el funcionamiento de “esta democracia actual” que nos quita la soberanía, entonces es mejor ignorarnos y descalificarnos.
Estos movimientos funcionamos en una nuevo espacio social que es el fino límite entre lo privado y lo público, puede ser una ventana, un balcón, una cuenta en las redes sociales. No somos corporaciones, no somos partidos políticos, no tenemos personería jurídica; somos simples ciudadanos ejerciendo nuestros derechos e intentando recuperar nuestra soberanía.
Funcionamos en red, nos movemos juntos y juntos a pesar de los pesares avanzamos intentando vivir en la Argentina que nos merecemos.
Ciudadanía.
Participando, algo se mueve…