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María Elvira Carabio: “MIS PADRES ME DIERON EL MEJOR EJEMPLO DE AMOR Y RESPETO QUE PUDE HABER TENIDO EN LA VIDA”


Pasajeros de a bordo, ajústense los cinturones porque en esta página vamos a vivir la increíble historia de la villaguayense María Elvira Carabio, quien durante 30 años se desempeñó como azafata en Austral Líneas Aéreas.

Descubrimos junto a la protagonista los matices de una vida llena de desafíos y el coraje de esta chica que junto a su hermana (la talentosa diseñadora de modas Bea), pudo sobreponerse al dolor debido al inesperado fallecimiento de sus padres para salir adelante construyéndose como verdaderas triunfadoras en sus respectivas profesiones.


- ¿Dónde realizó sus estudios primarios y secundarios?

- Hice mis estudios primarios en la Escuela Bartolomé Mitre y los secundarios en el Colegio Nacional Martiniano Leguizamón. Luego de recibirme de bachiller me fui a Paraná a estudiar profesorado de francés en el instituto universitario, pero no lo terminé porque completé dos años de la carrera y me volví a casa.


- Su hermana Bea Carabio es una famosa diseñadora ¿cómo ha sido su relación con ella? 

- Sí, mi hermana Beatriz tiene una muy destacada trayectoria como diseñadora de modas. Desde que era una adolescente se hacía la ropa sola. Creo que esa pasión y el talento los heredó de mamá, quien cosía para nosotros y nos hacía vestidos bellísimos. Recuerdo que éramos muy admiradas los domingos en la plaza, cuando dábamos la vuelta caminando. Las señoras se acercaban a mirar como estábamos vestidas, ya que llamaba mucho la atención. Mamá era una eximia modista, además de una madre hermosa. Siempre nos llevamos muy bien con Bea, fuimos grandes compañeras, compartimos muchas cosas, pero como todos los hermanos hemos tenido lo que llamo nuestros “electrocardiogramas amorosos”. En el transcurso de los años y de acuerdo a los distintos momentos de la vida, nos hemos acercado o alejado, pero siempre mantuvimos una excelente relación.


- ¿Cuándo dejó Villaguay para irse a vivir a Buenos Aires?

- Cuando cumplí 22 años, mi hermana, quien ya vivía allá, me convenció para irme con ella. A la semana conseguí trabajo y comencé a cambiar la vida de pueblo (como le decimos nosotros con mucho afecto a Villaguay) para acostumbrarme a este monstruo como lo es Buenos Aires. Pero gracias a Dios me adapté rápidamente. Mi primer trabajo fue en una casa de decoración, luego en una boutique y después estuve cuatro años en una empresa muy importante de lentes de contacto. Empecé como recepcionista, luego fui vendedora y posteriormente me llamó el presidente para que integrara la secretaría.


- En el transcurso de dos años les tocó atravesar momentos muy difíciles. 

- Sí, en abril de 1974 nuestros padres se vinieron a vivir a Buenos Aires porque papá se había jubilado y compraron un departamento en calle Arenales. Tres meses después, él murió de un infarto. Nosotras vivíamos en Barrio Norte pero nos fuimos a vivir con mamá para no dejarla sola. En 1976 falleció ella de cáncer en sólo 4 días. La iban a operar de cálculos en la vesícula y los médicos se encontraron con un tumor que había hecho metástasis en todo el cuerpo. En realidad, mamá empezó a morir luego del fallecimiento de papá, porque eran una pareja hermosa. Fue el mejor ejemplo que pude tener de dos personas que se han querido y respetado durante toda la vida. Y nos han educado maravillosamente bien. Todo lo que somos Bea y yo se lo debemos a ellos.




- ¿Cómo llegó a su vida Austral Líneas Aéreas?

- Mi hermana ya era azafata en Austral, un día me preguntó si me gustaría presentarme porque se iban a abrir vacantes para auxiliares de vuelo. Y acepté porque tenía ganas de cambiar de aire. Entonces mandé un currículum a la compañía. Todo muy bien, yo hablaba inglés y francés perfectamente pero había un dato limitante que era la edad (pedían hasta 26 años y yo tenía 28). Pasaban los días y no tenía respuesta, por lo cual Bea me dijo que hablara porque en dos días empezaba el curso. Entonces llamé, me atendió una secretaria y me dijo que yo no cumplía ese requisito. Le contesté que yo lo sabía muy bien pero que me parecía poco decoroso de parte de la empresa que no haya tenido la gentileza de avisarme, porque a todas las demás condiciones las cumplía en mejor forma que un común solicitante. Le dije que lo más lógico sería que me llamen para darme una entrevista. Al otro día, a las 9 de la mañana me hablaron de Austral diciendo que a las 12.30 Charly Lennon, jefe de comisarios y auxiliares, me citaba en Aeroparque y que tenía que presentarme vestida con falda azul, camisa blanca, pelo recogido, maquillaje y tacos altos. Me presenté vestida tal como lo solicitaron. Austral tenía destinado un lugar chiquito y bastante feo porque Aerolíneas era el monstruo y Austral una empresa privada que sólo tenía 10 años de vida. Antes de comenzar la charla le pregunté al presidente que si era familiar de John Lennon, lo cual causó el efecto deseado porque inmediatamente lanzó una carcajada y todo fue mucho más ameno. Hablamos en inglés y en francés un buen rato, le conté mi vida hasta ese momento, mis trabajos y al finalizar me dijo que en dos días tenía que empezar el curso de auxiliares de vuelo. En realidad, le causé tan buena impresión que me salté dos entrevistas más que hubiera tenido que realizar. Sentí tanta alegría que me surgió la necesidad de contarles a mis padres sobre esta excelente noticia, aunque ya no los tenía conmigo, pero sabía que estaban junto a mí en espíritu. Y por supuesto que después estuve muy cerca de ellos ahí, volando en el cielo durante 30 años.


- ¿Cuándo fue su primer vuelo?

- Realicé mi primer vuelo el 2 de diciembre de 1977, con mi hermana como comisaria de a bordo. No tuve ningún inconveniente porque yo sabía en detalle cómo era el trabajo, ya que Bea hacía 6 años que lo realizaba. Volé a todos los destinos del país en cada provincia, desde el norte hasta la Patagonia. Nunca me quise ir a Aerolíneas, no me interesaron los vuelos internacionales porque son viajes muy largos y se pierden los contactos de familia y amigos. Austral era una maravillosa empresa familiar en la cual nos conocíamos todos. Lógicamente que con el paso de los años fue creciendo de manera impresionante y hoy es una potencia. Me jubilé a los 55 años y aprovechando que tengo vuelos gratis a cualquier destino por haber sido personal de la línea aérea, comencé a viajar por todo el mundo.


- ¿Dónde conoció a su marido?

- Fue durante un viaje a la Patagonia, en una discoteca en Playa Unión (Chubut) el 30 de diciembre de 1983 y desde esa noche no nos separamos nunca más, hasta 32 años después, cuando él falleció siendo muy joven. Se llamaba Eduardo Tipper y fue el gran amor de mi vida. No tuvimos hijos. Cuando nos conocimos, él era 9 años menor que yo. Junto a mi esposo tuvimos un restaurant en La Recoleta durante 15 años (desde 1985 al 2000), que se llamaba Portobello, con el cual tuvimos gran éxito. Mientras que en 1994 armamos una empresa de taxis que actualmente conservo.


- ¿Volvió a nuestra ciudad?

- Sí, por supuesto. Ahora hace 5 años que no voy pero desde que me fui a Buenos Aires casi todos los años visitaba Villaguay, porque estaban mi tía “Porito” Carabio y mis primas. También tengo amigos y amigas, nos reuníamos todos los años con mis compañeros del Colegio Nacional. Villaguay tiene un significado muy importante para mí, de hermosos momentos vividos durante la juventud y siempre lo voy a llevar dentro de mi corazón.


Familia

María Elvira nació en marzo de 1949 en Villaguay. Su familia estaba compuesta por su padre Hugo Carabio, quien trabajaba en la secretaría de gerencia en el Banco de Italia y Río de la Plata, su madre Margarita “Tití” Galindo era maestra de música y una excelente costurera y por su hermana Beatriz. 

Los Carabio tuvieron tres domicilios en nuestra ciudad. En primer lugar vivieron en Brown 264, luego se mudaron a calle Paso, en una propiedad que pertenecía a la familia Gato, y posteriormente alquilaron una casa en las cercanías del Colegio Nacional.

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