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Perla Wicky: “SIEMPRE HE TRATADO DE SER AGRADECIDA CON TODA LA GENTE QUE ME HIZO LO QUE SOY EN LA ACTUALIDAD”



Indudablemente que el motor en la historia de vida de la villaguayense Perla Wicky fue y será la música. Desde muy pequeña se interesó por el piano, actividad que desarrolló con una gran responsabilidad concurriendo todos los días a clases desde los 9 hasta los 17 años.

Esa pasión la movilizó para estudiar en la Universidad Nacional del Litoral de Santa Fe y luego trasladarse a Buenos Aires con la ilusión de hacer realidad su sueño de ejercer la docencia y convertirse en concertista de piano.

Trabajó en el Conservatorio Superior de Música, en el Teatro Colón, en el Conservatorio Piazzolla y en la Universidad Nacional de Las Artes. También participó de conciertos en numerosas localidades del país.


- ¿Cómo fue su primer acercamiento a la música?

- A casi una cuadra de mi casa vivía Rosita Olivera, por quien yo sentía gran empatía a pesar de que me llevaba unos años, ya que ella era adolescente y yo pequeñita. Rosita pasaba por mi casa y concurría a sus clases de piano al domicilio de “Lala” Cinto. Ella me pasaba a buscar para que la acompañara. Yo tendría 4 años cuando me llevó por primera vez. Luego de ver y escuchar el piano me enamoré tanto que le dije a mi mamá que era eso lo que quería hacer. Los años pasaron, Rosita se recibió y empezó a dar clases en un pequeño instituto que había puesto junto a otra profesora. Un día llegó al negocio y le dijo a mamá que venía a buscarme para ver si quería aprender piano. Enseguida dije que sí. A los 8 años cursé el 1° año, pero en la primaria había tenido como maestra de música a Juana Sauán de Santa Cruz, a quien yo amaba. Por aquel primer contacto con el piano le estoy profundamente agradecida a Rosita pero le dije a mi mamá que quería estudiar con Juanita. Entonces fui con ella desde los 9 hasta que terminé el colegio. Iba todos los días a la casa de Juanita en la calle Urquiza a estudiar una hora. Mis padres me pagaban esos estudios particulares porque no había conservatorios o instituciones públicas como existen hoy en las grandes ciudades.


- ¿Cómo es eso de que no tenía piano en su casa?

- Sí, exacto. A pesar deque yo soñaba tener uno, mis padres nunca me lo compraron Recuerdo que iba a Casa Teper (Rivadavia y Alem) como que iba a comprar un piano pero era solamente para que me dejaran probarlos y tocar (risas). Concurría todos los días a casa de Juanita y también a lo de otras compañeras que sí tenían y tocaba allí, como en la Panadería Campostrini o en la casa de Raquel García. Cuando cumplí 15 años, una familia amiga de mis padres y que aún viven en el campo, me prestó un piano. Rosa Núñez había heredado ese piano de su tía y muy generosamente decidió prestármelo. Tengo grabado el día cuando lo trajeron a mi casa en un camión.


- ¿Cómo fue la decisión de irse a estudiar a Santa Fe?

- Cuando terminé la secundaria me fui a Santa Fe a estudiar en el Instituto Superior de Música que pertenece a la Universidad Nacional del Litoral. Desde que tenía 4 años y vi por primera vez un piano estuve convencida de lo que quería estudiar. Nunca se me pasó por el cerebro nada que no fuese tocar el piano y hacer música clásica. En esto tengo que agradecerles a mis padres, quienes siempre me apoyaron, estimularon y aceptaron todo lo que quería hacer. Mucho tuvieron que ver también en el amor que siento por la música mis vecinos Clarita e Isay Ferdman, quienes me llevaron las dos o tres veces que vino la gran pianista Flora Nudelman a tocar a Villaguay en el salón de la Biblioteca Mitre, contratada por la Sociedad Israelita. Clarita e Isay fueron más que mis abuelos, vivíamos tapial por medio, yo iba mucho a su casa. También recuerdo que mi abuelo materno José Meichtry, escuchaba música clásica en las radios Nacional y Municipal Buenos Aires y a mí me fascinaba. En Santa Fe alquilé un piano para practicar. Continué estudiando durante toda mi carrera con Amalia Kreus, a quien también le debo muchísimo. Fue una época en la cual me llegaron muchas oportunidades, porque estuve becada en el Camping Musical Bariloche, además tuve la oportunidad de tocar con la Sinfónica de Entre Ríos y también de realizar numerosos conciertos en Santa Fe.


- Y después apareció Buenos Aires en el horizonte. 

- Como la idea era seguir perfeccionándome y estudiando, apenas surgió la posibilidad de venir a vivir a Buenos Aires acepté sin pensarlo mucho, porque esta enorme ciudad es otro mundo en relación a manifestaciones artísticas. Vine en 1983 y dos años después empecé a trabajar como profesora de piano en el Conservatorio Superior de Música “Manuel de Falla” y recién en el año 1996 entré al Teatro Colón como pianista en el Instituto Superior de Arte, en calidad de acompañante para cantantes de ópera, lo cual significó un gran desafío. Fueron 12 años de mucho aprendizaje y hermosas vivencias. Después ingresé a trabajar en el Conservatorio Piazzolla, donde me jubilé en el 2019 y comencé a dar clases en el Departamento de Artes Musicales “Carlos López Buchardo” en la Universidad Nacional de las Artes. Y actualmente tengo a mi cargo dos cátedras de repertorios especializados en canto. Yo amaba lo que hacía y le dedicaba muchas horas de estudio. En el año 2019 hicimos una gira muy importante, tocamos en Montevideo (ROU), Villa Mercedes (San Luis) y Santa Fe (en la inauguración de la Casa de la Cultura). También realizamos conciertos junto a Virginia Tola, una soprano santafesina reconocida a nivel internacional.


- ¿Cuáles son sus preferencias musicales? 

- Me gusta mucho hacer música de cámara. Cuando estuve en Santa Fe, a través de mi profesora Amalia Kreus comencé a conocer la ópera y sobre todo la música de cámara vocal. Yo hacía conciertos sola pero me di cuenta que también me gustaba acompañar con otros instrumentos. Por eso realicé conciertos con clarinete, oboe, saxo, violonchelo y también cantantes. Toqué en orquestas, aunque siendo más joven. Siempre estuve muy relacionada con el canto lírico y luego me fui especializando, haciendo cursos, hasta tomé clases con el maestro Guillermo Opitz e inclusive estuve becada con él.



- ¿Qué significa Villaguay para usted? ¿Vuelve periódicamente?

- Siempre voy a visitar a mi madre, hermanos y amigos. Mi vida ha sido Villaguay y ahí están mis orígenes. Con el paso de los años, creo que uno valoriza aún más la vida que desarrolló ahí. Estuve en diciembre de 2019, justo antes de que surgiera la pandemia. Siempre que viajaba allá iba a visitar a Juanita Santa Cruz hasta que falleció. Era una manera de agradecerle, de contarle como continuaba mi vida musical, que ella tan gentilmente inició. También la he visto a Rosita Olivera y a la familia Núñez que me prestó el piano. Siempre he tratado de ser agradecida con toda la gente que hizo lo que yo soy en la actualidad. A Villaguay fui a tocar dos veces, la primera de ellas fue en 1982, con la Sinfónica de Entre Ríos, en el Cine Emilio Berisso. Lamentablemente esa noche no pude tocar porque el piano no respondía a la afinación. Unos años después hicimos un gran concierto junto a una cantante del Colón. Después ya no volví más a tocar allá.

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Perla Griselda Wicky nació en Villaguay el 20 de mayo de 1961. Vivió durante toda su infancia y adolescencia en la esquina de calles Paso y Colón, donde su padre Niceldo Leandro Wicky tenía una despensa. 

Su madre, Perla Meichtry, es ama de casa. Tiene dos hermanos varones que residen en nuestra ciudad: Miguel Ángel (veterinario) y Oscar (propietario de una empresa de remises). Y también una hermana menor, Alejandra, que vive en Parque Leloir, Ituzaingó, Buenos Aires, es técnica en floricultura y trabajó durante 17 años en el INTA de Castelar. 

Perla realizó el jardín de infantes, 1°, 2° y 3° grado en la Escuela Bartolomé Mitre, luego hizo 4° y 5° grado en la Sarmiento. Posteriormente retornó a la Mitre para el 6° grado y finalizó sus estudios primarios en el Colegio Martiniano Leguizamón, donde también realizó toda la secundaria. 

Perla conoció a Perla Carmona en 1999, quien también es pianista y profesora de la Universidad y del Conservatorio. Se casaron legalmente en 2011, justo un año después de que se aprobara en nuestro país la Ley de Matrimonio Igualitario.

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