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LA PALABRA VACUNA ¿NO VIENE DE VACA? Por Daniel de Michele

Hace más de 200 años, desde La Gazeta de Buenos Aires: el Dr. Saturnino Segurola se queja de la escasa concurrencia de porteños ante la convocatoria a la administración de la vacuna antivariólica en la ciudad.

La viruela es una enfermedad capaz de desarrollarse en una amplia variedad de animales. Las especies más afectadas suelen ser las aves, cabras, vacas, ovejas, ratas, ratones, conejos, ardillas, simios, felinos, perros y también la especie humana.
 
Los campesinos chinos de la Edad Media, rápidamente aprendieron que la Viruela de las vacas era una de las formas más benignas de la enfermedad cuando pasaba a la especie humana. La llamaron Viruela vacuna.

Experimentando con el polvillo de la costra de las úlceras de la viruela de las vacas, comenzaron probando el efecto de la inhalación de ese material pulverizado en personas sanas.

Pronto descubrieron que el polvillo ingresado vía nasal, protegía a la población en tiempos de epidemias de viruela humana. No se conocían ni los virus, ni las bacterias ni el microscopio a mediados de 1550 y no era muy común la vía inhalatoria para administrar tratamientos. Usando solamente la observación empírica descubrieron un método sencillo, barato y fácilmente administrable para evitarla enfermedad asesina más temida en Europa y Asia durante el medioevo.


 
También empíricamente usaron pus de las úlceras de viruela en las vacas para colocarlo sobre escoriaciones de la piel de las personas para lograr el mismo efecto protector de las personas en las epidemias de viruela humana. Si la persona no tenía escoriaciones, las provocaban con agujas y pinchazos en una pequeña zona donde aplicaban el material obtenido de las úlceras de viruela animal.

Y el método fue llamado Vacuna, simplemente porque usaban material de lesiones en las vacas.

El principio del método era la inoculación del virus de la viruela vacuna, pero en la Edad Media los chinos no sabían exactamente que inoculaban, pero sabían que era bueno para evitar la viruela.

El material purulento sobre las escoriaciones de la piel humana también producía úlceras en el sitio de inoculación, pero este síndrome (Viruela de las vacas), sólo provocaba lesiones locales y nunca el severo cuadro de la viruela humana.

Este método fue luego denominado “variolización”. Provocar exposición humana a la viruela vacuna con el fin de “infectar” a las personas con un virus no letal, funcionó como prevención contra la viruela humana.

La idea de la variolización pasó a occidente gracias al comercio de ultramar vía Constantinopla. En occidente hay que reconocer a Edward Jenner (1749-1823), médico inglés, aprendió de una ordeñadora que se creía protegida de la viruela porque había contraído viruela vacuna ordeñando vacas a diario.

Hizo el mismo experimento que los chinos de la Edad Media con un niño al que inoculó con pus de úlceras de viruela vacuna obteniendo los mismos resultados.

Nuestros padres y abuelos tenían habitualmente cicatrices enormes en su piel, consecuencia de la vacuna antivariólica. Finalmente producida con este método, se perfeccionó y se produjo en serie logrando la vacunación masiva y la erradicación de la viruela humana. La Organización Mundial de la Salud (OMS) informa que el último caso es de 1977 en África.

Nunca hemos agradecido a la vaca, semejante aporte al bienestar de la humanidad. Solo las comemos.

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Daniel de Michele
eljibaro2002@gmail.com

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