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LAS CÉDULAS DE SAN JUAN. Por Raúl Jaluf

Publicación de “Las Cédulas de San Juan” en "El Buzón", semanario publicado por Emilio Surra (fundador de “El Pueblo”), que se imprimía en los talleres del Diario “El Orden” de Ricardo Elías, en calle Balcarce casi 9 de Julio, aproximadamente donde hoy vive Nelly Surra, hija del fundador de “El Buzón”.

La noche de San Juan es una fiesta de carácter pagana, llegada al Río de la Plata con los inmigrantes europeos, más precisamente españoles, y el ritual gira en torno al fuego.
 
Según el tenor de quienes participen, la ígnea ceremonia podía incluir desde la quema de trastos viejos inútiles a tirar papeles con los nombres de los considerados “yeta” en el pueblo, un sinfín de recomendaciones para la prosperidad en el amor y otras costumbres sumamente curiosas, como orinar en la hoguera para no hacerse pis en la cama.

En Villaguay, en cada barriada solían organizarse grandes fogatas, donde los gurises quemaban todo lo que se hallaba a su alcance. Los más sofisticados hacían muñecos con vestimentas en desuso, y los prendían fuego al atardecer, mientras se hacían rondas en torno a las llamas hasta que se consumían, momento en que nuestros progenitores llamaban al grito de “¡vengan a casa que ya es tarde!”.


 
En mi barrio, las fogatas se hacían en un “corazón de manzana” lleno de cañaverales, donde Clarisa, mamá de las hermanitas Arce, Zulma y Susana, nos permitía llevar a cabo el ritual.

Hace unos años la escuela 87 recuperó con mucho éxito la tradicional fogata, haciendo grandes quemas de muñecos muy bien preparados por los gurises, en noches con buenos agregados artísticos.

Pero una de las maneras más singulares de celebración para los jóvenes de nuestra ciudad se daba allá por la década del ’20, cuando se reunían en la plaza y colocaban en una caja los nombres de las chicas y señores del pueblo, y al sacar los papeles se iban armando las parejas. Muchos de los apellidos que figuran en una lista enviada por entonces al semanario “El Buzón” por una tal “Margarita Silvestre” (que supongo un seudónimo para no deschavarse) aun hoy perduran en el pueblo. Lo que desconozco es si también perduraron aquellas parejas formadas por el azar, o tal vez por la influencia divina del santo.



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