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EL PODER DE LOS ESTUDIANTES. Por Ciudadanía en Movimiento



Los estudiantes de hoy son niños, adolescentes y jóvenes que tienen nuevos intereses, costumbres y motivaciones, sus vidas son dinámicas y estrechamente vinculadas a las tecnologías de la información y comunicación que define su manera de pensar, aprender, crear y vincularse. Pertenecen a una ciudadanía que surgió como resultado de profundas transformaciones sociales, económicas y culturales, y que les exige manejar los conocimientos necesarios para poder desarrollarse libremente, criticar la realidad en la que viven y construir su propia autonomía para pensar, actuar y participar en la vida pública de su país.


Esta realidad requiere que las escuelas y universidades garanticen igualdad de oportunidades frente a los desafíos del futuro; para lograrlo tendrían que seguir el ritmo de los cambios y por lo que se observa, no lo están logrando. En primer lugar, porque la mayoría de los gobiernos que gestionan el sistema educativo no llegan a entender de qué se trata el futuro y en segundo lugar porque siguen planteando como actividad principal de las escuelas: “transmitir conocimientos”.

No solo es importante que los estudiantes aprendan algo, sino que sepan qué hacer con lo que aprenden, en eso radica el verdadero poder de los estudiantes. Lo que requiere más que nunca, que los estudiantes, estudien; sobre todo porque viven en la sociedad del conocimiento, que significa “ser dueños de sus saberes”, usarlos para ejercer una ciudadanía responsable y tener iniciativas.

Esto es lo ideal, pero lamentablemente los datos muestran otra cosa. En Argentina, cada ocho minutos un estudiante abandona la escuela secundaria y de los que llegan a terminarla sólo tres de cada diez alcanza resultados satisfactorios en Matemática. El 35% de los alumnos de tercer grado no saben leer y escribir y el 50% no sabe interpretar un texto complejo al terminar la primaria. A este sistema educativo precario se suma la pobreza en la que viven los estudiantes. El último informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia establece que siete de cada diez niños en Argentina, son pobres. La pauperización económica, sumada a la pobreza educativa y cultural resulta en una sociedad casi ignorante y cada vez más dependiente del Estado.

Sería importante que las políticas educativas se centraran en lograr estudiantes poderosos para que puedan celebrar su día como se lo merecen, sin que nadie les robe el futuro.

(Foto: Infobae).

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