Le pegaron 10 tiros a un empresario y lo dejaron al borde de la muerte


Un empresario, que fue testigo en la causa del “rey de la efedrina”, fue baleado en la puerta del colegio rosarino adonde van sus hijos. El hombre acababa de dejar a sus chicos y recibió diez tiros en su cuerpo.


El empresario Andrés Lamboy, de 45 años, fue baleado cuando dejaba a sus hijos en el colegio, un nene y una nena. Los chicos asisten al San Bartolomé de Fisherton, en Rosario. El ataque fue en las calles Wilde y Mendoza, cerca de donde estaba ubicada la camioneta de la víctima. En el lugar recogieron 20 vainas servidas, según informaron los investigadores.



La policía fue alertada por disparos de arma de fuego y encontraron a Lamboy herido, con lesiones en el pecho, la pelvis y las piernas. Tenía diez impactos de bala. Lo trasladaron de inmediato al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca), donde fue operado y se encuentra en estado crítico.

Según testigos, los autores de los disparos se movilizaban en un auto Gol Trend azul oscuro con vidrios polarizados. La víctima fue atacada cuando se subía a su camioneta Dodge Ram, tras dejar a sus hijos en la escuela y luego de desayunar en el bar del club Caranchos, ubicado al lado. En ese momento, dos hombres se bajaron del Gol Trend, abrieron fuego y huyeron.

Lamboy es un abogado que no ejerce la profesión. En redes sociales indica que se dedica a los negocios inmobiliarios, como la compra y venta de propiedades y campos. Vive en el country Kentucky y según comentaron allegados, viajaba mucho a Miami y tenía intenciones de radicarse en esa ciudad estadounidense.

En el expediente abierto por el tráfico de efedrina a México, donde fue condenado Mario Segovia, declaró como testigo. En esa causa también fue condenado su ex suegro, Rubén Alberto Galvarini. El 29 de marzo de 2012 Segovia fue condenado a 9 años de cárcel por el Tribunal Oral en lo Penal Económico 2 de la Capital Federal en el marco de una causa por el contrabando a México de casi 300 kilos de efedrina y pseudoefedrina (precursores químicos para la elaboración de drogas sintéticas) ocultos en un cargamento de 12 toneladas de azúcar.



En tanto, el 10 de agosto de ese mismo año el Tribunal Oral Federal 4 de San Martín lo sentenció a 14 años de prisión por traficar más de cuatro toneladas de esas sustancias en al menos 91 envíos, pena que fue ratificada en segunda instancia en 2016. De la unificación de penas quedó una condena única de 16 años de prisión que el 13 de julio de 2018 fue ratificada por la Cámara Federal de Casación Penal al desestimar el recurso de la defensa. (Fuente: Crónica).

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