Prisión domiciliaria para una mujer condenada a perpetua por el crimen de su marido


Liliana Rivas, condenada a prisión perpetua por ser coautora del asesinato de su esposo, el exbasquetbolista Enzo Benedetich, fue beneficiada con la prisión domiciliaria, luego que le pusieran una tobillera electrónica de control. La mujer cumplía condena en la Unidad Penal N° 6 de Paraná.

La decisión estaría fundada en cuestiones de índole familiar, haciendo lugar a la conducta que la mujer tenía en la cárcel de la capital entrerriana, según radio La Voz.

La prisión perpetua había sido confirmada en 2016 por la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

En aquel fallo, el máximo tribunal del país rechazó un planteo de la defensa y dejó firme la condena para Liliana Graciela Rivas (48) como coautora del asesinato de su marido junto a otro hombre, el sargento de la Policía entrerriana y albañil Rubén Armando Flores (47), quien apareció muerto un mes después del homicidio de Benedetich (44).

En 2014, luego de dos juicios, Rivas fue condenada por la Sala II de la Cámara Primera en lo Criminal de Paraná como coautora del delito de "homicidio doblemente agravado por alevosía y por el vínculo", pero quedó en libertad hasta que el fallo quedara firme.

La apelación de ese fallo fue rechazada en 2015 por el Tribunal Superior de Justicia de Entre Ríos, con la firma de los jueces Carlos Chiara Díaz, Daniel Carubia y Claudia Mizawak, por lo que la mujer quedó detenida, lo que originó el planteo ante la Corte Suprema de la Nación.

El recurso de queja ante el máximo tribunal de la Nación lo presentaron los defensores Miguel Angel Cullen y Guillermo Vartorelli.

La Corte consideró que la queja "es inadmisible" y desestimó el recurso.


El ex basquetbolista Benedetich fue asesinado cerca de la medianoche del 26 de setiembre de 2009 en las afueras de la capital provincial de cuatro disparos de revólver calibre .38, cuando se encontraba a bordo de su auto Honda Fit junto a su mujer.

Según se estableció, los disparos se realizaron de arriba hacia abajo y desde atrás, que es la posición que ocupaba el matador en el asiento trasero del vehí­culo de la ví­ctima.

Al momento del crimen, Benedetich trabajaba como vendedor en una agencia de autos de la capital entrerriana y algunas versiones vincularon el crimen con supuestos apremios económicos.

Inicialmente, Rivas dijo que esa noche fue con su esposo hasta un cajero automático, que ella descendió para hacer una extracción de dinero y que, al retornar al vehí­culo, encontró en el asiento trasero a un desconocido que amenazaba con un arma a su marido.

Según la mujer, el desconocido obligó a la pareja a dirigirse hasta la zona de la residencia arzobispal Mariápolis donde, sin mediar palabras, le efectuó al ex basquetbolista los cuatro disparos a quemarropa por la espalda.

Esta versión luego fue cambiada por la mujer, quien admitió que su marido hizo subir al asesino al auto, luego de reconocerlo, mientras transitaban por una oscura calle de tierra.

En el juicio oral, se consideró que Rivas fue la instigadora del crimen y que el autor material fue el policía Rubén Flores, quien trabajaba de albañil en la casa de la víctima y apareció muerto de un balazo en la cabeza días después del hecho, en un aparente suicidio. (Fuente: El Once).

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