EL VILLAGUAY DE LAS NOCHES QUE OLÍAN A JAZMINES Y PANADERÍA. Por Raúl Jaluf


Cuando Villaguay tenía pocas calles asfaltadas y las comunicaciones no estaban al alcance de todo el mundo y la globalización era una palabra desconocida y difícil de pronunciar, las familias de esta ciudad se reunían en torno a una Molto o una sofisticada RCA Victor, o sintonizaban radios en su mayoría uruguayas, de Paysandú o Salto, o esperaban los radioteatros de Splendid de Concepción del Uruguay donde Jorge de Torre y Belquis Poly nos traían 'El León de Francia'.
En las calles, un Ford A carrozado de madera rompía el silencio y los gurises salíamos corriendo detrás tratando de juntar algunos volantes o alguna entrada gratis para el cine o algún circo que había hecho un alto en su camino y su carpa se levantaba en la cancha de polo.



El vehículo transitaba lento por las calles de la ciudad y las ofertas de los lunes locos Rodríguez Barro, La Chaqueña o La Buenos Aires se repetían cuadra tras cuadra en las voces de Marcó o de Gabriel C. Peralta o de Mario Barbar, que hacían los anuncios desde el asiento trasero, micrófono en mano. Al volante casi siempre iba Adolfo Bauer. Todo se hizo más simple con la llegada del grabador Geloso: algunas tandas se registraban en estudio y otras venían grabadas por publicistas de afuera. Así, Canada Dry y Quilmes se multiplicaban en calles, salones bailables o corsos a medida que la ciudad crecía y la tecnología avanzaba, no tan rápido como hoy.

Luego se instalaron estudios en calle Urquiza y Brown y el microcentro tuvo cada media cuadra un parlante donde se trasmitía música, publicidades e información de interés general durante varias horas al día.




Adolfo Bauer fue también D.J. Los clubes de las colonias, el Lucas, San Martín, Gualeguay o Blanco y Negro lo veían llegar con micrófonos para las orquestas y baterías bien cargadas para durar varias horas y alimentar la iluminación. La consola se componía se quipos valvulares o comúnmente llamados a lámpara, varios discos 78 de pasta y una bandeja adosada. No eran tiempos de MP3 ni de iluminadores robotizados.

En las fotografías que ilustran esta nota se puede observar a Adolfo Bauer, Mario Barbar, Mario O. Giles y al encargado de la producción Gabriel Calixto Peralta. Años más tarde algunos de ellos pasaron a formar parte del staff de la naciente LT27.

Adolfo Bauer es parte de un Villaguay cuyas noches "olían a jazmines y panadería", como suele decir Guillermo Cuevas.

Hoy, ante la situación que nos toca pasar, sólo se oyen los altoparlantes de los vehículos de Gendarmería o de Tránsito del municipio y la recomendación "Quédate en casa". 


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