LA FUERZA DE LAS PALABRAS: CUARENTENA. Por Manuela Chiesa de Mammana


 "Cuando la edad del asombro aún nos acompañaba, escuchaba a mis mayores hablar sobre los padecimientos del abuelo en aquel barco que los trajo de Génova". (Imagen ilustrativa).

Hace muchos años, cuando la edad del asombro aún nos acompañaba, escuchaba a mis mayores hablar con sigilo y en voz baja sobre los padecimientos del abuelo en aquel viejo barco que los trajo de Génova.
Entre los argumentos que murmuraban, porque era el código de la época, aparecía aquella lóbrega palabra, cuarentena, asociada a la peste. Entonces la imaginación corría y corría por los vericuetos más retorcidos, sin llegar nunca a arribar a ningún resultado.

Pasaron los años, cayeron en mis manos las inolvidables novelas de amor que nunca faltan y que bienvenidas fueron. En una ellas, el romanticismo era tan dulce y acaparador que contagiaba la fuerza del amor. Pero ¡he aquí un problema!: los enamorados sólo podían encontrarse gracias a la cuarentena decretada por el emir palaciego.

¿Quién diría que llegaría a vivenciar la palabra cuarentena con el dolor tremendo que su significación conlleva?

Todo se vuelve distinto, todo se vuelve sospechoso y, lo que es peor, dudamos de nuestras actitudes frente al prójimo.

La palabra, cuarentena, es fuerte, es desagradable, pero es necesaria, siempre y en cada circunstancia.



Más leídas de la semana

Más leídas del mes

Más leídas del año

Más leídas históricas