"NO ES LO QUE SE COME, SINO LO QUE SE DIGIERE". Por Manuela Chiesa de Mammana

(Foto ilustrativa)




La sociedad entrerriana durante el siglo XIX no sufrió grandes cambios respecto de la época colonial. Los alimentos regionales eran el asado con cuero, hecho de distintas maneras, el churrasco, los chicharrones, los chicharrones trenzados, la carbonada, entre otros. 

Tengo a la vista dos periódicos de Villaguay de fines del siglo XIX.   'El Progreso' de 1892, que promociona Parrilla Criolla. "¿Quiere ud. Comer bien y con poco dinero? Concurra a la parrilla de calle Paso, esquina Colón, atendida por sus dueños, Galante, Arellano y Cía. Carne gorda y descansada".

Pero inmediatamente aclara: "No es lo que se come, sino lo que se digiere lo que da vigor al organismo".

Hubo un aviso parecido de 1915, del diario La Tarde, pero en la carnicería de Dorrego y Paso. Allí la carne era gorda, descansada y barata. En 1902, hay una promoción de vinos, licores, rhun, cerveza, curasao, coñac, además de vinos dulces, para las damas.

Las opciones de los villaguayenses para elegir comida y bebida fueron múltiples. En 1907, 'La Confitería' ofrece, dulces, pasteles, ramilletes, pan de pix, dulce francés. Los pasteles de carne se hacían todos los días.

Unos años después, la confitería Italia ofrece como exclusividad, la torta veneciana.

En 1925 La Razón promociona el pan dulce de la confitería Fernández, frente a la plaza, además de pasteles de ostras, de pollos, pickles, torta genovesa rellena, helados, sándwich, chop y "lo simpático, un saloncito para conversaciones íntimas, solo debe solicitarlo". 


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