![]() |
Osvaldo Robles, el tercero de abajo, de izquierda a derecha |
- Me crié en el barrio Goró, ubicado al lado del corralón municipal, porque cuando mis padres se separaron, me fui junto a mi viejo a ese barrio. Los picados junto a los otros chicos los jugábamos en un campito que había frente a “La Nestlé” y que armamos nosotros mismos. De gurí (11 o 12 años) ya jugaba con los grandes sin ningún problema. Luego de la infancia en el barrio Goró, me fui con mi mamá al barrio Pompeya y allí jugábamos en la cancha de “La Económica”, que estaba detrás de lo Carricaburo.
- ¿Cómo arrancaste tu trayectoria a nivel clubes?
- Un día estábamos jugando y nos vinieron a ver del club Deportivo Villaguay, así que nos ficharon a mí y a Héctor Jarolavsky. A los pocos días llegó a mi casa Luis “Licho” Carmona con “Clavito” Rodríguez, que era el técnico de la cuarta división de Barrio Sud, diciéndome que me iban a fichar. Les conté que ya me había inscripto la gente del “Depo”, entonces subimos al auto y fuimos a Deportivo Villaguay, hablaron con el cantinero y le pidieron la ficha. La rompieron y me hicieron la planilla para Barrio. Ese mismo fin de semana se jugó en cancha de Salud Pública un Torneo Aniversario y Juan Portillo, el DT de Barrio Sud me hizo cambiar para jugar en primera contra Gualeguay, yo tenía 13 años recién cumplidos. El ayudante de Portillo era Elvio Medina, quien quedó en el cargo luego del alejamiento de Juan. “Choli” fue el mejor director técnico que tuve, el que me enseñó más cosas, no solamente en el fútbol sino también en la vida. Creo que lo más importante es inculcarle valores a los chicos y Elvio era un maestro en eso, además nos conocía a todos, armó semejantes equipos tanto en cuarta como en primera. Junto a él recorrimos casi todo Entre Ríos disputando torneos Regionalitos y también obtuvimos el subcampeonato entrerriano con la Selección de Villaguay.
- ¿Quiénes fueron tus compañeros en el día de tu debut en primera?
- Aldo Hualde, “Clavito” Rodríguez, “Panchito” García, Luis Forsatti, Julio Poselatto, “Cordero” Almeida, “Pelusa” Díaz, “Manengo” Ferreyra, “Topo” Franco, “Churi” Zabala. Entré en el segundo tiempo y jugué algunos minutos pero recuerdo que estaba muy nervioso porque yo era muy jovencito y los rivales eran hombres ya consagrados. Debuté a los 13 pero después no jugué más en primera hasta los 15 años, integraba el plantel de 4° división. Luego, el DT de la 5° me quería en su equipo y discutió feo con el presidente de la Subcomisión de Fútbol, Salvador Luján, él decía que yo solamente tenía que jugar en 4° o en primera. Después fui alternando y a los 17 años quedé confirmado como titular en primera. Barrio Sud tenía una gran calidad de jugadores y se armaban tremendos equipos. Después, en los años posteriores, siguieron llegando a primera jugadores impresionantes, como “Tokio” Robles, Jorge López, “Negrito” Reyes, “Bota” Velázquez, “Chenga” Reyes, “Tingo” Leguiza, “Chino” Fernández por nombrar a algunos. Para el primer Regional que jugamos vino de refuerzo “Caniya” Declerq, quien era de Parque pero no quiso volver más a su club, así que se quedó a jugar con nosotros y terminó su carrera en Barrio. Sin dudas que “Caniya” fue uno de los mejores “número 5” de la provincia.
.- ¿En qué posición del mediocampo te sentías más cómodo para jugar?
- Arranqué de “5” pero no tenía quite de pelota que es lo que más se necesita para esa posición, entonces me pusieron de “10” y anduve mejor. Teníamos un tremendo equipo y los del medio corrían mucho, por eso yo tenía que concentrarme en dar buenos pases, nada más. Sucede que a mí me gustaba tener la pelota, entonces a veces se me iba la gambeta y me la quitaban, por lo cual el “Gringo” Forsatti (que era el “6” nuestro) se enojaba y me gritaba “zurdo largala!!” Un día andaba con los cables cruzados y me cayó mal que me insultara, ya me iba de la cancha cuando Juan Portillo me retó y me dijo que vuelva. Después con el tiempo entendí que el “Gringo” lo hacía para el bien del equipo y de uno, porque yo era un gurí y cometía errores ya que me “engolosinaba” con la pelota.
- Eras un volante habilidoso y encarador pero ¿también anotabas goles?
- No era de hacer muchos goles, debo haber convertido 15 o 16, me destacaba más por dar buenos pases o tirar lindos centros. En mi época había grandes jugadores y era difícil jugar en primera. Yo veo que ahora los pibes no valoran el hecho de jugar en la categoría superior, porque están en otra, no se cuidan, salen de noche, no van a practicar, es como que se perdió el amor por la camiseta. Nosotros dejábamos de lado muchas cosas para poder jugar. Me acuerdo que cuando empecé a practicar en Barrio, te dejaban afuera hasta que se cansaba alguno, se iba y ahí recién podías entrar. Yo durante toda mi vida me sentí identificado con Barrio Sud, hasta tengo un hijo que juega en el club. Hay cosas que no entiendo como por ejemplo, antes no había escuelita de fútbol infantil y sin embargo salían grandes jugadores y en la actualidad, que juegan desde chiquitos en todas las categorías, veo que el fútbol ha bajado notablemente de nivel. Mucho tienen que ver los directores técnicos, que solamente buscan el resultado y también los sistemas de juego nuevos, que ven a la parte física más importante que jugar bien al fútbol. Entonces a un habilidoso lo madan a correr para marcar a un lateral del equipo contrario, pero luego, cuando ese hombre tiene que crear juego para desequilibrar, está cansado. Antes nosotros también hacíamos una excelente preparación física, porque antes de jugar los Regionales, hacíamos pretemporada con “Choli” Medina, quien nos llevaba a correr en la arena desde Vialidad hasta el Balneario y cuando llegábamos nos ponía a subir y bajar escaleras. Por eso, antes también se corría, pero había jugadores de mayor calidad y se pensaba más con la pelota.
- ¿Quién fue el jugador que mejor te marcó?
- Creería que Rodolfo “Roly” Mendoza fue el más duro, acá en Villaguay no he visto un “8” como él. Pero siempre me daba “leña” (risas), él sabía que yo era medio calentón y me buscaba para que me echaran. Por supuesto que yo por ahí me sacaba y también le daba unas buenas patadas (risas). Pero es completamente entendible, porque el jugador argentino tiene mucho de eso que llamamos “viveza criolla”, entonces al tipo que más o menos sabe con la pelota se trata de sacarlo del partido para que se caliente y a ver si lo pueden expulsar. Gracias a Dios debo tener sólo tres expulsiones en toda mi carrera.