LA NATURALEZA ODIA EL VACÍO. Por Daniel de Michele

“Si desaparecieran todos los insectos de la tierra, en menos de 50 años desaparecería toda la vida. Si todos los seres humanos desaparecieran de la tierra, en menos de 50 años todas las formas de vida florecerían". Jonas Salk

El precio en vidas cobrado por la pandemia, esteriliza el esfuerzo por hallar alguna cosa buena en medio de este desastre inducido por el virus. Sin embargo, a la cuarentena que dejo desierta la gran mayoría de las ciudades del mundo al mismo tiempo, podría atribuirse -además de su jerarquía epidemiológica - alguna utilidad ambiental.

Por ello y esperando la indulgencia de todos Uds. intento hoy rescatar entre las ruinas, algún legado del confinamiento que podamos definir como bueno o mejor, algo útil. Ver trepar las cifras de la pandemia, me produce la necesidad de creer que habernos encerrado tanto tiempo le sirvió a alguien mas que a los humanos.

Los animales no entienden la desaparición de la especie humana de las zonas urbanas, pero por instinto, saben lo que tienen que hacer. De hecho, se han acercado al espacio urbano desertificado a partir de la falta del ruido habitual, la tranquilidad de las calles, el cielo y el agua mas limpios.

Ha ocurrido una notable disminución en la contaminación acústica, el smog del aire y la turbidez de las aguas naturales. Estos cambios colaboran a enriquecer la definición de da titulo a este escrito. Cada vez que un nicho ecológico se abre, la vida lo ocupa y cuando digo “la vida” me refiero a cualquiera de sus formas, sea una mata de yuyos o un águila de cola blanca.

Lo que no ocurre, es que la vida prospere al lado de su depredador. Un gorrión nunca anida al lado del hogar del halcón; y en la naturaleza nosotros somos los halcones.

Así que si abandonamos las calles, alguna forma de vida las ocupará rápidamente. La memoria les habla a los animales indicándoles que donde hay ahora una calle desierta, estaba su territorio el que ha sido ocupado por un depredador.

En este mandato no hay olvido pues eso es memoria genética.

La vida siempre volverá a su lugar usurpado, porque la naturaleza odia el vacío de vida. En los cráteres de los volcanes prospera la vida como bacterias adaptadas a la hostilidad del medio. La vida es indetenible…

La BBC informa que se avistaron luego de 240 años de ausencia águilas de cola blanca, consideradas en extinción.

En Galápagos, se detectó a la tortuga de las Islas Fernandina vista por última vez en 1906 y en Taiwan reapareció el gato de Formosa, declarado extinto en 2013.

En lo vernáculo no se han reportado aun reapariciones de animales extintos con la excepción del renacido Hombre de las Cuevas (Financieras), jamás declarado extinto por nadie. Este espécimen es un extintor multidimensional, omnívoro, con un depredador único con el cual nunca se cruza: la democracia.

Pero necesita ser una democracia seria y transparente con duras penas a los especuladores en tiempo de pandemia.

Joder con la necesidad de todos en medio de epidemias asesinas merece algo mas que que un sumario y un despido.

En la jerga popular tienen nombre asignado los tipos que “juegan con cosas que no tienen repuestos” como dice Joan Manuel...Pero todo eso debemos discutirlo después de zafar de la pandemia.

Vos ahora quedate en casa pensando en la sabiduría de Natura.

Esta Natura que odia el vacío... y a los pungas que llenaron el vacío...



Daniel de Michele
eljibaro2002@gmail.com

Más leídas de la semana

Más leídas del mes

Más leídas del año

Más leídas históricas