"MI VIEJO YA ME LO DECÍA CUANDO VOLABA EN MI BICI". Por Daniel de Michele

El parque Ralambshov, en Estocolmo, Suecia, mayo 2020 (Foto: Reuters)

Las epidemias por virus de alta contagiosidad han afectado por a siempre diversas zonas del planeta. Hoy los virus viajan a la velocidad de las personas, hacen turismo en vuelos intercontinentales, permitiendo que las epidemias se vuelvan pandemias en días.

Los epidemiólogos del mundo dicen que nada novedoso ocurrirá hasta que la ciencia diseñe y pruebe una vacuna anticoronvirus y ésta sea ampliamente accesible a la población global. Se habla de 12 a 18 meses.

Hemos erradicado del planeta algunas virosis asesinas, como la viruela, que diezmaron civilizaciones enteras. Convivimos con otros males provocados por virus, como sarampión, rubeola, parotiditis, polio, dengue, hanta y otros que dejaron de preocuparnos cuando se diseñaron vacunas efectivas para algunos de ellos y medidas anticontagio para los demás.

Para evitar aquellos virus para los que aun no tenemos vacunas, interesa el mecanismo de contagio. Si existe contagio persona a persona o si media algún vector (mosquito por ejemplo) las medidas de profilaxis varían.

La convivencia con los virus por años nos ha enseñado cuidados con cosas y situaciones que necesitamos evitar para no contagiarnos. Eso es convivir con los virus; saber que están ahí...

Olvídese de los lanzaperfumes que "eliminan al 99,9% de virus y bacterias". Subestiman a los bichos y a los usuarios ilusionados con una invulnerabilidad inexistente. Es más fácil que el virus elimine al humano.

Epidemiólogos y dirigentes políticos ya han empezado a hablar en una expresión recién acuñada en esta pandemia: la Nueva Normalidad. No es otra cosa que aceptar que el corona estará entre nosotros un buen tiempo. Eso será lo normal y mejor que lo entendamos.

Ante este panorama los países centrales discuten la forma de administrar la epidemia. La mayoría ha optado por la estrategia del confinamiento y distanciamiento social, medidas antiaglomeración en el transporte, estadios, espectáculos, negocios, etc.

Un solo país, Suecia, liberalizó desde el inicio el confinamiento, buscando producir la enfermedad leve o asintomática en la gente joven, que actuará como vacuna al desarrollar anticuerpos con inmunidad ulterior. Sólo los adultos mayores y pacientes de riesgo son confinados pero la población general tiene libertad de movimiento bastante amplia.

La crítica de los detractores de esta estrategia sostiene que hay mayor número de infecciones que los países vecinos y mayor mortalidad. Eso es cierto, pero debería considerarse que lo buscado es justamente que haya más gente infectada que desarrolle inmunidad, la que ya no contagiará ni volverá a enfermar.

Nosotros aún podemos enfermar y contagiar luego del tremendo encierro. Sólo al fin de la pandemia y con los números en la mano sabremos si la audaz estrategia del gobierno sueco fue efectiva o fue inaceptable en términos de un análisis costo/beneficio.

Mientras tanto nosotros estamos con la única opción de otro par de semanas más de confinamiento. Roguemos que no se disparen los números, vuelva el fútbol, el río tenga agua, podamos salir a pescar. Prometo salir en puntas de pie, enmascarado, bañado en alcohol/gel y a buena distancia de los otros.

Me dicen que soy parte de la población de riesgo por mis años y mis Marlboros... Yo ya sabía eso de chico. Mi viejo me lo decía cuando volaba en mi bici:

- Caña, sos un peligro vos…

Ahora que dejé la bici y no salgo ni a la vereda, me lo dicen todos...



Daniel de Michele
eljibaro2002@gmail.com

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