"EL SOL, QUE ENTRA Y SE ACODA EN EL RINCÓN"

Por Mario Daniel Villagra. Fotografía: Alejandro Erbetta.
Novena entrega de la serie "'… amateur': veinte entregas, veinte textos, veinte fotografías".


Voy escribiendo del recto y del reverso de un mismo cuaderno, persona que ama. Ahora no sé dónde escribo, si en la parte dedicada a las memorias o sobre los instantes literarios. Parecieran que vienen a dictarme contenidos distintos, pero siempre se parecen.

Estas letras se parecen a todo y en la sombra no se parecen en nada. El trazo se asemeja. La sombra se pierde con el sol, que entra y se acoda en el rincón, en la punta del mostrador de la lengua. Chau hasta la noche, toma sorbo a sorbo el silencio de quienes, pendientes a escuchar su memoria, juegan: “Veo, veo”. “¿Qué ves?”. “Una cosa maravillosa”. “¿De qué color?”.

La lengua tira su memoria al sol y las palabas se mezclan. Espacio en blanco superior a lo tachado. Espacio silencio. Persona que ama, un cuervo grita, previo a este tiempo, grito equivalente a cero, y arranca su vuelo de noche a cielo abierto. Mejor, escribo al reverso.



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