Como cada capítulo que nos toca escribir de nuestra propia historia, lo atinado es hacerlo volviendo la mirada hacia el momento exacto donde comenzamos a trazarla.
Cada vez que me toca pensar de qué manera comencé a transitar por la Facultad de la mano de esta carrera, es imposible no recordar el día que fui a anotarme.
Tengo presente en mi cabeza, aquel febrero de 2009, cuando llegué a la biblioteca, a la que familiarmente le decimos “el archivo del cielo” por las escaleras que subimos para llegar a ella, y ahí me encontré con Guillermo Cuevas, el gran “Monengo” quien me comentó acerca de la carrera y la documentación necesaria para inscribirme en ella.
Y recuerdo a fuego sus palabras tan cargadas de entusiasmo, diciendo “anótate y vení, va a estar bueno”…
Creyendo profundamente que las palabras construyen, edifican, ayudan y en este caso me motivaron a empezar a cursar.
Mi desembarco en la carrera llega de manera azarosa. Más que tener claro lo que quería estudiar, tenía definido hacia las carreras de Villaguay con las que no tenía tanta afinidad. Por lo tanto, decidí ir detrás de la palabra turismo que me resultaba interesante.
Y la etapa universitaria dió sus primeros pasos, ante los desafíos, miedos, inseguridades que generan los nuevos comienzos.

El traspaso generado de la escuela secundaria a la Universidad significa involucrarnos en un nuevo entorno, ante un nuevo escenario académico, nuevos contenidos por aprender, profesores y compañeros por conocer.
Nos encontramos en el aula siendo un grupo de personas de distintas edades, con otras carreras cursadas, variadas historias personales, que poco a poco vamos siendo parte de una cotidianidad; dispuestos a conocernos, respetarnos, aceptarnos, convivir, e ir descubriendo si la carrera elegida está conectada con nuestros intereses y expectativas.
Se presentan nuevos retos: las clases de los sábados que eran para nosotros todo un acontecimiento, los trabajos prácticos en grupos, las charlas acerca de las cátedras que nos resultaban más difíciles, más afines, más llevaderas.
Cada vez es más el tiempo compartido y comprometido con los contenidos de la carrera. Así entre cátedras promocionales y anuales, mates, mañanas de sábado, se van creando lazos de amistad que aún hoy persisten.
Las actividades “de campo” de diferentes cátedras nos involucraban en distintos papeles de la actividad turística, actividades donde podíamos participar, crear, aprender e ir afianzando el compromiso hacia la Tecnicatura.
El transcurrir de los días iba generando nuevas dinámicas, ya que hubo alumnos que seguimos firmes en la cursada y hubo también de los que tomaron por otros caminos.
Y me habían dicho que la etapa secundaria era disfrutable, para darme cuenta que la etapa universitaria es extraordinaria.
La Universidad, al igual que todas las organizaciones de las que formamos parte nos traspasan de manera integral. No es solo transmisión de conocimientos, es transformación, apropiación, pensamiento crítico, fortalecimiento de lazos, sentido de pertenencia.
El egreso de la carrera implica mucho más que la obtención del título. Significa reunir todas las herramientas y capacidades brindadas y aprehendidas a lo largo de los años, saliendo a un universo de oportunidades que nos esperan para ser aprovechadas.
Una casa de estudios de nuestra ciudad, que se caracteriza por el trato personalizado, seguimiento y acompañamiento que existe hacia el alumno, logrado por un equipo de formadores idóneos, capaces, y fundamentalmente comprometidos con la carrera.
Sin dudas, la facultad y su grupo humano, ocupa un lugar preponderante en mi trayectoria personal, porque me acompañaron en todas las instancias académicas. En ella realicé mi pasantía, y luego como adscripta a una cátedra.
Luego, el turismo llegó hasta mí en la faceta más maravillosa que fue a través de los viajes, en el rol de coordinadora de viajes, en el cual me desempeño actualmente.
Si bien, el plano laboral de la Tecnicatura es amplio y variado, donde nos enseñan que esta carrera no se traduce solamente como viajar, si puedo decir que es una de las facetas más maravillosas y gratificantes que tiene.
Por estos tiempos que vivimos a causa de la pandemia por coronavirus, el turismo es uno de los sectores más vulnerables y afectados, que volverá bajo otras formas, con precauciones y nuevas normas, dispuesto a reinventarse ante un escenario siempre dinámico.
Volverá a transformarse en uno de los sectores más importantes que tiene Argentina y el mundo para cobijar a todos los que formamos parte de esta actividad.
Como si este contexto mundial no fuera lo suficientemente necesario, hoy nuestra Sede Villaguay se obligada a dar a conocer la situación de fragilidad y debilitamiento que pretenden imprimirle Tecnicatura en Turismo.
Seguiremos siempre acompañando y defendiendo a nuestra casa de estudios, por representar una oferta académica en la ciudad con un legado de más de 35 años, y fundamentalmente por sostener el pilar del acceso a la educación pública, gratuita y de calidad.