Villaguay. EL ESTILO NO DESCANSA, NI SIQUIERA EN LA PANDEMIA.


Una cuarentena sin trabajo, ¿resultado? Volvieron las canas, crecieron las melenas, se enrularon los alisados. Uno de los oficios alcanzados por la normativa de suspender las actividades fue la de los peluqueros y estilistas. Daniela Escatone, peluquera de la ciudad, nos cuenta la realidad con la que se encontró en su vuelta a las tareas diarias. 


- ¿Cómo vivieron el cese de la actividad? 
Cuando empezó la cuarentena fue fatal para nosotros, porque en este rubro se trabaja con las ganancias del día a día. No contamos con un sueldo fijo, entonces, al estar muchos días sin trabajar se nos hace muy difícil. Pasar cincuenta días inactivos es terrible.



¿Cómo viven la actualidad con la reactivación del rubro? 
Lo tomamos con pinzas. No se puede recibir a cualquier cliente por los riesgos que puede acarrear. Es necesario tener en cuenta los protocolos a seguir y trabajar con la cantidad de clientes para los que te habiliten. Según los metros cuadrados de cada local es la cantidad de gente que podés atender. Yo puedo trabajar con una a la vez. Sé que hay otras peluquerías que pueden atender dos o más, pero se complica bastante mantener un control de esa forma.

¿Se encontraron con mucho trabajo o clientes nuevos? 
Clientes nuevos no tomo, me restrinjo a las clientas que tengo desde hace muchos años. Pero el trabajo es muchísimo, la gente estaba desesperada. Es una locura con las canas sobre todo. Además no es sólo una cuestión de arreglarse el pelo, sino que es una oportunidad que se tiene para salir de la casa y poder hablar con otras personas. Tener una conversación con alguien más que el grupo familiar. Eso es una motivación más para las clientas.

¿Hay algún protocolo que deban seguir al momento de trabajar? 
Sí, y es un protocolo que nos lleva mucho tiempo. Tenemos que tener un trapo con lavandina en la entrada para el calzado de la gente que entra, además de usar alcohol al 70% para desinfección de las herramientas que usamos y de todos los lugares donde estuvo la clienta. Tenemos que usar guantes, barbijo, anteojos protectores y cofia, para que nuestro cabello no entre en contacto con la gente al acercarnos cuando peinamos. Asimismo debemos tener un listado de los clientes con todos sus datos personales para hacerles un seguimiento. Es una forma de prevención para controlar si surge algún caso de covid-19. Esa lista es un mandato municipal.

¿Hubo algún tipo de capacitación con respecto a la forma de trabajar? 
Nosotros recibimos por internet un protocolo de parte de la Federación Entrerriana de Peluqueros. Nos enviaron el material que nosotros teníamos que leer y contábamos con un foro para consultas.

¿Cuentan con alguna asociación que reúna a los peluqueros y estilistas de la ciudad? 
En este momento no. Hace muchos años hubo un Centro de Peluqueros, pero dejó de funcionar porque era regulado por la Federación, y al no haber tantos peluqueros federados se dejaba afuera a mucha gente. 



¿Considera que sería necesaria la existencia de una asociación que los reúna? ¿Qué beneficios les aportaría? La verdad es que se está hablando de establecer una asociación propia, que no pertenezca a la Federación, para que se pueda incluir a todos los peluqueros de la ciudad, sin importar el título que tengan. Que nos represente y que nos otorgue algunos beneficios, como instrucción gratuita o la posibilidad de traer cursos y profesionales de afuera. Nuestras capacitaciones son muy costosas y uno tiene que actualizarse constantemente con las nuevas técnicas que surgen. Lo ideal sería que podamos regular nuestro trabajo, y que con las matrículas se pueda sopesar la opción de contar con una obra social.

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