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Foto: ilustrativa |
Distintas instituciones de nivel internacional, como por ejemplo el American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG) y el American College of Sports and Medicine (ACSM) señalan que el embarazo es la etapa propicia para iniciar o mantener una rutina de ejercicios ya que los hábitos adoptados durante la gestación podrían repercutir sobre la salud de la mujer por el resto de su vida.
A las mujeres embarazadas se les recomienda la realización de 30 minutos o más de actividad física de moderada intensidad, idealmente todos los días de la semana, siempre y cuando la mujer no tenga complicaciones médicas u obstétricas. En esto la kinesiología tiene un rol fundamental acompañando y guiando a la mujer embarazada como también en el período postparto para prevenir y/o tratar alteraciones tan comunes y molestas como lo son el dolor lumbopélvico, la incontinencia urinaria, el aumento excesivo de peso, la diástasis abdominal, entre otros.
Alrededor del 50% de las embarazadas sufren de dolor de cintura debido al aumento del contenido de agua corporal y en las concentraciones de ciertas hormonas (principalmente la Relaxina) que producen un incremento de la laxitud articular. Cuando esto sucede se irritan las terminaciones nerviosas, se cambia la postura, generando una hiperlordosis (aumento de la curvatura baja de la columna) y por ende hay un estrés en los ligamentos y articulaciones de la zona que resultan en contracturas y espasmos. Este dolor suele comenzar alrededor de la semana 18 de gestación alcanzando su mayor intensidad entre la semana 24 y 36.
Ante esto, la embarazada suele adoptar el reposo, sin embargo no hay respaldo científico que demuestre que esta medida alivie los síntomas. Por el contrario, se ha visto que el reposo por más de dos días prolonga la discapacidad.
Lo que los kinesiólogos recomendamos es el trabajo de la zona lumbopélvica a través de ejercicios de estabilización para entrenar la zona abdominal-lumbar-pélvica, principalmente el músculo Transverso del abdómen y los músculos del Piso Pélvico, tan importantes a la hora del parto y de la continencia de heces y orina.
Además se deben sumar actividades aeróbicas para trabajar el sistema cardiorespiratorio y actividades musculoesqueléticas de fortalecimiento y flexibilidad, todo esto realizado por un profesional de la salud idóneo en el tema, dado que existen contraindicaciones absolutas y también relativas que necesitaran una autorización especial del médico tratante.
La clave del cuidado kinésico prenatal y postnatal es la PREVENCIÓN. Evitar en la medida de lo posible que aparezcan disfunciones musculoesqueléticas, dolores de columna, edema gestacional y calambres en miembros inferiores, la preparación perineal para el momento de las contracciones y el pujo y técnicas kinésicas específicas para aliviar el dolor (terapias manuales, drenajes linfáticos, ejercicios respiratorios, etc)
Si a todo esto le sumamos la mejora de la autoestima, de la calidad del sueño, la disminución de los niveles de ansiedad y de depresión posparto y la vivencia del embarazo de forma grupal con otras mujeres que estén en la misma situación, concluimos que la actividad física en el embarazo es una parte importantísima que no debe ser dejada de lado haciéndole entender a la mujer que no es una enfermedad, sino un proceso dentro de la vida de todas que puede llevarse a cabo en muy buenas condiciones para llegar empoderada al momento mágico del parto.
(*) Lic. Kinesiología y Fisiatría
Psicoprofilaxis del Parto e Hidroterapia Prenatal
MP1104