En 1995 el Parlamento sancionó la Ley 24.521 (Ley de Educación Superior) con el famoso Artículo 25, que hablaba de habilitación especial de títulos de carreras “que pudieren comprometer el interés público”.
Estuvimos más de 20 años tratando de entender el malabarismo retórico de las autoridades de educación explicando cuáles eran las carreras de interés público a un malón de profesionales enfurecidos luego de descubrir que su carrera no figuraba en la nomina de interés público.
Está claro que no existía por esos años un evento generador de excepcionalidades como una pandemia y hoy sí está con nosotros.
La pandemia de Covid-19 ha puesto de manifiesto cuánto la sociedad actual le debe a los trabajadores esenciales. Esto es terriblemente cierto en el gremio de la salud, donde la militancia heroica de los de más bajo rango escalafonario trabajan en condiciones peligrosas y guardias agotadoras, lo que es una constante en todo el mundo.
Estos trabajadores esenciales del área sanitaria ponen y exponen su cuerpo, salud y vida sosteniéndonos a todos a diario con su trabajo. Amerita también que se deba ubicarlos levemente por encima de otros trabajadores esenciales.
Esta esencialidad no alcanza sin embargo a impactar en salarios, condiciones laborales ni reivindicaciones en buena parte de los territorios de la pandemia.
Está claro que no existía por esos años un evento generador de excepcionalidades como una pandemia y hoy sí está con nosotros.
La pandemia de Covid-19 ha puesto de manifiesto cuánto la sociedad actual le debe a los trabajadores esenciales. Esto es terriblemente cierto en el gremio de la salud, donde la militancia heroica de los de más bajo rango escalafonario trabajan en condiciones peligrosas y guardias agotadoras, lo que es una constante en todo el mundo.
Estos trabajadores esenciales del área sanitaria ponen y exponen su cuerpo, salud y vida sosteniéndonos a todos a diario con su trabajo. Amerita también que se deba ubicarlos levemente por encima de otros trabajadores esenciales.
Esta esencialidad no alcanza sin embargo a impactar en salarios, condiciones laborales ni reivindicaciones en buena parte de los territorios de la pandemia.

Interesante es la información llegada desde Estados Unidos, en la que se aclara que la nómina de actividades y trabajadores esenciales es diferente de un estado al otro. No sorprendentemente latinos y negros forman una notable mayoría en el colectivo de trabajadores declarados esenciales.
Por lo mismo, han sido desproporcionadamente afectados por el Covid. Concretamente en Nueva York, más del 60% de los muertos provienen de estas dos comunidades.
Otra consecuencia menos ominosa, es que muchos de los trabajadores indocumentados de USA considerados antes “ilegales” ahora se han convertido ahora en “esenciales”. ¿Qué tal?
Estos trabajadores en el frente de batalla contra la pandemia dejan lo que tienen para que sobrevivamos. Deberían ser legalizados en el país en que se encuentren, pues ha sido predicado hasta el cansancio que ninguna persona es ilegal.
Quizá la decisión de reivindicarlos opere como un leve anestésico sobre nuestras conciencias y ponga en orden las jerarquías de las ideas en nuestras cabezas...
Y ahora le pregunto a Ud. lector: ¿Se puede ser un trabajador ilegal y esencial al mismo tiempo?
Hablamos de un país serio, claro...
¿Ud que opina?
Daniel de Michele
eljibaro2002@gmail.com