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Foto: José Luis Raota. |
La salud de los animalitos es algo que preocupa a cualquier persona que entienda el amor incondicional que una mascota brinda. La tristeza de sus ojos y la impotencia al no poder entender cuál es la causa, por qué ese “guau” o “miau” no suena tan animado, por qué dejan de correr y agitar sus colitas cuando uno llega al hogar. Esa sensación sólo se alivia cuando el veterinario de la familia, tras una revisación, informa el motivo de ese dolor. El médico veterinario Oscar Miranda contó con la confianza de muchas personas de la ciudad que depositaron en sus manos la salud de sus mascotas. En esta entrevista con EL PUEBLO, recuerda sus años de trayectoria en la profesión.
- ¿Por qué eligió esta profesión? - La nobleza y gratificación que genera esta profesión es inigualable. Tiene sus momentos tristes o difíciles como todas, por supuesto. Sin embargo, el vínculo que uno debe entablar con su paciente tiene similitud a la que se tiene con un bebé. A una mascota se la debe interrogar con el conocimiento, y saber interpretar los signos que nos envía para entender sus dolencias.
El abanico de especializaciones que esta profesión tiene es enorme. Poca gente entiende el valor que tiene un veterinario porque sólo lo asocian a curar un perro. No obstante, detrás de cada pedazo de carne que se lleva a la boca está la firma de un veterinario que avaló que ese alimento es apto para consumo, esa es la parte bromatológica del trabajo.
También estamos capacitados para mejorar la producción de ganado, ya sea vacuno, porcino, caprino, ictícola, y demás. El cuidado de animales salvajes en reservas, zoológicos y lugares similares está en las manos de un veterinario, quien debe procurar la protección de las especies.
Esta profesión la elegí por la vocación de servicio que siempre me impulsó. Como mencioné antes, lo noble que es este trabajo, que requiere honestidad y empatía. Además siempre me interesó mucho la biología. El cúmulo de conocimientos que se requiere, y se logra, al estudiar tantas especies también es algo satisfactorio.
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- ¿Qué lo llevó a dedicarse a los animales pequeños?
Durante muchos años me dediqué a grandes animales, incluso realicé capacitaciones sobre trasplante de embriones en Rusia y Francia.
Cuando vuelvo a Villaguay, en el año 1981, continuaba trabajando con grandes animales tanto en esta ciudad como en Villa Clara. Pero llegado el momento noté que había un hueco muy grande en cuando a la salud de animales pequeños. Entonces fundé el primer Sana, en calle Ramírez. Y hubo gran respuesta, evidentemente había una necesidad pero no estaba creado el mercado para satisfacerla.
Recuerdo que recibí risas de los colegas, que lo consideraban una “locura”, por la poca demanda que había en ese entonces. Sin embargo, lo que me impulsó fueron mis ansias de probarme a mí mismo y demostrar mis conocimientos, por lo cual arranqué con ese trabajo. Es una rama que exige más y nos obliga a capacitarnos más por ser más compleja.
Considero que mi labor es cuidar de la salud de los miembros no humanos de la familia.
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Foto: José Luis Raota |
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- ¿Hay alguna parte de su trabajo que le desagrade? - La muerte, y más que eso, la eutanasia. La eutanasia representa el fracaso de la medicina, porque se debe recurrir como último recurso. Asimismo es el último acto humanitario que le podemos brindar los médicos a un paciente que está sufriendo. Hoy existen métodos de dormir al animal sin el dolor que causaban las inyecciones de antes.
Por eso mismo es que genera impotencia cuando hay pseudoveterinarios que, sin tener el título atienden a los animales y muchas veces generan más daño que soluciones. Ellos hacen que se infravalore el esfuerzo de siete años de estudio que nos respaldan.
Por eso mismo es que genera impotencia cuando hay pseudoveterinarios que, sin tener el título atienden a los animales y muchas veces generan más daño que soluciones. Ellos hacen que se infravalore el esfuerzo de siete años de estudio que nos respaldan.
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Foto: José Luis Raota |
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- ¿Por qué decidió volcarse hacia la política? - Fue por lo mismo que me impulsó a ser veterinario, la vocación de servicio. Las ganas de trabajar para mi ciudad, de brindar soluciones y mejoras para la gente. Se me dio la oportunidad de realizar muchas cosas para Villaguay. Yo siempre cito unas palabras que mi padre volcó en su libro “El que sirve más es más libre”, esas palabras son las que me guían.
Imaginate un martillo, con la misma herramienta vos podés construir una mesa o romperle la cabeza a alguien. La política es una herramienta, que sirve para mejorar la sociedad. Y es una manera de servicio. Además el ser intendente es el puesto más honorífico que puede tener un político, porque es la gente de su propio pueblo el que lo elige.
Imaginate un martillo, con la misma herramienta vos podés construir una mesa o romperle la cabeza a alguien. La política es una herramienta, que sirve para mejorar la sociedad. Y es una manera de servicio. Además el ser intendente es el puesto más honorífico que puede tener un político, porque es la gente de su propio pueblo el que lo elige.
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Foto: José Luis Raota |
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- ¿De qué manera se vio afectad su profesión durante sus años de intendente? - Sinceramente, me fundí. Cuando terminaron los años de mi gestión política tuve que empezar de cero en la veterinaria por todo el tiempo que estuve inactivo. Fue una época muy difícil en cuestiones económicas, pero lo fue para todos.
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Foto: José Luis Raota |
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- ¿Qué se siente al trabajar con su hijo y dejarlo a cargo de todo lo que construyó?
- Orgullo, porque él es el que me sigue en la tradición familiar que forjamos. Ojalá a alguno de mis nietos le interese la profesión hermosa en la que trabajamos. Claro que no hay que imponerles nada, como no lo hice con mi hijo. El amor por este trabajo tan lindo y noble tiene que surgir de uno.
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Foto: José Luis Raota |
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Oscar Miranda, el columnista.
“Cómo tener un perro y no perder la cabeza” fue una de las producciones de Oscar Miranda publicada periódicamente por EL PUEBLO muchos años atrás. En esa columna se contaban anécdotas en tono jocoso y consejos sobre cómo elegir un perro y no hacerlo “porque su color combine con el sillón del living”. Volcaba en palabras diferentes reflexiones sobre la relación con las mascotas.
La transmisión de conocimientos siempre fue uno de los propósitos de Oscar, quien ya sea a través de un artículo en el diario o en un programa de radio estaba dispuesto a evacuar dudas de la gente.
Actualmente uno de los proyectos que lleva a cabo es el de escribir una autobiografía, unas modestas páginas para contar a su familia los sucesos de su vida, y dejar un testimonio escrito de sus memorias.
“Cómo tener un perro y no perder la cabeza” fue una de las producciones de Oscar Miranda publicada periódicamente por EL PUEBLO muchos años atrás. En esa columna se contaban anécdotas en tono jocoso y consejos sobre cómo elegir un perro y no hacerlo “porque su color combine con el sillón del living”. Volcaba en palabras diferentes reflexiones sobre la relación con las mascotas.
La transmisión de conocimientos siempre fue uno de los propósitos de Oscar, quien ya sea a través de un artículo en el diario o en un programa de radio estaba dispuesto a evacuar dudas de la gente.
Actualmente uno de los proyectos que lleva a cabo es el de escribir una autobiografía, unas modestas páginas para contar a su familia los sucesos de su vida, y dejar un testimonio escrito de sus memorias.