En una carta del 4 de junio de 1841, el emisor expresa su ansiedad por esperar la respuesta. Los datos históricos que aquí surgen son significativamente importantes.
Concordia, 4 de junio de 1841
A don Justo José de Urquiza.
Querido amigo:
Anoche a las siete de ella empezó en el Salto un repique de campanas, muchos tiros, cohetes e iluminación, mostrando gran alegría. Viniendo sin duda de algún triunfo que nuestros enemigos hayan conseguido. Yo presumo algún contraste en nuestra escuadra y ese sin dudas es el gran regocijo.
Deseé haber mandado naves pero la luna me lo estorbó. Sin embargo mañana va uno a pasar por el Herbidero, pero no tendré respuesta hasta el domingo o lunes a la noche y lo que traiga se lo remitiré a usted.
Esperando si por allá se supiese algo me lo comunique para saciar la ansiedad en que estoy.
En la noche del 31 tomó puesto en un arroyito del Rincón del Herbidero una chalana con unas cien @ de yerba (*), que del Salto salió despachada para Ñandú. Su dueño es un español que días atrás llevó otras pocas @ al Arroyo Grande donde descargó. El 1º del corriente se me presentó sin ser visto por la guardia de aquel país, ni de nadie, diciendo que la carga estaba en tierra y pedía permiso para venderla. No trepidé en dárselo pero con la condición en traerlo a esta aduana. Lo hice, primero porque ya había descargado; segundo, porque tuve en vista que pocos días atrás había hecho igual negocito en el Arroyo Grande; y tercero y principal por proveer a este pueblo, en el que no se encontraba una sola libra, en cuenta de un artículo tan necesario para la población.
Cumplo, pues, en dar a usted parte de ello, sin más motivo lo saluda
Manuel Urdinarrain
(*) El término "arroba" (@) proviene del árabe الربع (ar-rubʿ), que significa ‘la cuarta parte’. Fue una medida de peso y volumen española, de uso común en la Argentina colonial. Una arroba era la cuarta parte de un quintal antiguo: equivalía aproximadamente a 12,5 kilos.