Mario Ramón Ferreyra: “ES MUY BUENO QUE GRACIAS AL FÚTBOL INFANTIL, GURISES DE BARRIOS POBRES HAYAN PODIDO VIAJAR Y CONOCER OTRAS CIUDADES”

Si existe un ícono en la historia del Deportivo Villaguay, sin dudas que es Mario Ferreyra, ya que estuvo presente en todos los momentos de la vida deportiva de la popular entidad del suroeste de nuestra ciudad. Junto a un entusiasta grupo de muchachos, fue uno de los fundadores del club, además jugó en todas las divisiones de la institución y fue el principal referente en la conducción del fútbol infantil del club, el semillero desde donde se forman los jugadores del futuro. Junto a “Pancho” García, también dirigió a Selecciones de la Liga Villaguayense. Diario EL PUEBLO lo entrevistó de esta manera.
 

-¿Dónde naciste y en qué potrerito jugabas durante tu infancia? 

-Nosotros vivíamos en el barrio que hoy es Las Rosas y antes se llamaba La Altura, al sur de Villaguay. Teníamos una chacrita, en un sector había un “piquete”, donde encerrábamos a los animales y esa era nuestra cancha. Allí jugábamos al fútbol junto a todos los gurises del barrio, desde que salíamos de la escuela hasta que anochecía. También competíamos en partidos desafíos contra equipos de San Judas y otros barrios. Los integrantes del elenco éramos los seis hermanos Ferreyra (Nelson, Elvio, Hugo, Arnoldo, Juan Carlos y yo), los hermanos Godoy (que eran tres) y Salvador “Chicharra” Farías. 



 

-¿Cuándo comenzó tu campaña en clubes y cómo se fundó Deportivo Villaguay?

-Arranqué en Parque, no recuerdo bien si me llevó por primera vez Miguel García o “Josengo” Ribas, pero sí que nos dirigía don Fornasari, de quien tengo muy lindos recuerdos. Entre mis compañeros se destacaba “Pepe” Ferro. Desde el año 1959, junto a “Chicharra” y mis hermanos, jugábamos con Deportivo San Juan en la Liga Independiente y apenas terminaban los partidos salíamos corriendo para cumplir con los clubes que eran dueños de nuestros pases. Disputábamos grandes clásicos contra Estrella del Sur, el equipo de Luque, cuando no estábamos inscriptos en la Liga Independiente. “Chicharra” Farías junto a mi hermano Elvio fueron a pedir condiciones para anotar al equipo en la Liga y no se lo permitieron porque eran menores. Entonces se habló con la gente mayor del barrio y nos apoyaron para hacer oficial el club, así nació Deportivo en el año 64. Se reunieron los vecinos junto a nuestros padres y decidieron armar el equipo. Hubo dos sugerencias de nombres, “Juancho” Ledesma quería continuar con Deportivo San Juan y Protacio Giles Torres, un hombre que vendía soda en un carrito, propuso Deportivo Villaguay, ganando por amplio margen el segundo nombre. Se votó también por el color de la casaca, triunfando el blanco y a instancias de Giles Torres se le agregó en azul la letra “V” en el pecho, a modo de presagiar la victoria. Y como no teníamos cancha, jugábamos de local en la cancha de San Lorenzo, más conocida como “La Pileta”.
 

-Al no tener una sede, ¿dónde funcionaba el club en sus inicios?

-En la casa de Rebeca Melchor de Rojas, quien tenía una despensa y bar. Ella nos dio permiso para realizar las reuniones en ese lugar. Unos años después, se compró el terreno para construir la sede, que era propiedad de un grupo de personas que lo utilizaban para reuniones políticas. Con el dinero que recaudamos en las dos carreras de karting que nos habían dado los hermanos Wolter, más la plata que juntamos los dirigentes poniendo de nuestros bolsillos, se pudo adquirir el predio en el año 1978. Dos años más tarde, Juan y Alicia Mickly donaron el terreno donde se construyó la cancha. Era un monte tremendo, se tuvo que trabajar mucho, el municipio arrancó los árboles, le pasó la máquina, lo emparejó bastante y después lo sembramos. Compramos unas cajas hermosas de césped y junto a Juan Ledesma, su hijo Raúl (a caballo) y yo (manejando la rastra) nos ocupamos de esa labor. Lo más lindo fue que no creció nada, salió el pasto natural nomás (risas). Luego se empezó a trabajar, a organizar eventos (fiestas, jineteadas, carreras de caballos) en forma permanente para recaudar dinero e invertirlo en el fútbol. Así fuimos avanzando y mejorando tanto la sede como la cancha.
 

-¿En qué posición de la cancha te desempeñabas?

-En mis inicios en Parque jugaba como marcador de punta por la derecha, después cuando fui creciendo comencé a desempeñarme de “número 8”. Si bien no tenía buenas condiciones técnicas, pero era muy luchador y me destacaba recuperando la pelota en el mediocampo. Me tocó la colimba en Tierra del Fuego (donde trabajé como tapicero) y allí también jugué al fútbol, curiosamente en un elenco que se llamaba Libertad y que por esas cosas de la vida, utilizaba la camiseta de Vélez Sársfield (como la de Deportivo). Era un equipazo, considerado una verdadera selección, ya que estaba integrado por soldados conscriptos de distintas provincias. Nos consagramos campeones, dejando en el segundo puesto a O'Higgins, un equipo chileno.
 

-¿Cuándo te empezó a dar vueltas en la cabeza la idea de armar el fútbol infantil?

-En primer término, les comenté la idea de comenzar a trabajar para armar equipos de divisiones inferiores a los compañeros de Veteranos y me apoyaron totalmente. Luego formamos una subcomisión y se sumaron los padres de los chicos, quienes trabajaron mucho y acompañaron nuestro esfuerzo, gente muy buena, educada. Porque para encarar estas cosas se precisa apoyo y no permanentes reclamos. Ni bien se pudo, comenzamos a salir con los chicos a jugar en distintos lugares. Eso fue muy bueno porque eran gurises de barrios pobres y no tenían la posibilidad de viajar y conocer otras ciudades. Uno siempre trató de atenderlos y darles lo mejor. Gracias a Dios casi todos los años nos ha ido muy bien en los torneos locales y con el paso del tiempo el fútbol infantil del “Depo” ha crecido en gran forma. Se ha participado exitosamente en certámenes entrerrianos de varias categorías y se han sacado tremendos jugadores para la primera división. En la actualidad, el fútbol infantil de Deportivo está bajo la coordinación de Cepeda, un muchacho excelente, muy prolijo para dirigir, enseñarle a los chicos y manejar los fondos. En lo que respecta a Selecciones de la Liga Villaguayense, para los provinciales trabajé junto a Francisco “Pancho” García y nos fue muy bien. Ganamos dos torneos (uno de ellos en Paraná) y en el tercero fuimos subcampeones en Chajarí. Hoy en día han cambiado mucho los métodos de enseñanza y entrenamiento pero se mantiene la pasión por el fútbol infantil. Los padres han comprendido que desde el momento que llevan sus chicos a un club, la institución se hace cargo responsablemente de cuidarlos e instruirlos en la práctica del fútbol y al mismo tiempo los educa. Uno trata de que cuando algunos padres se ponen bastante “eufóricos” en el transcurso de un partido, que esas reacciones no perjudiquen a los gurises. Es muy emocionante observar que chicos a los cuales uno ha tenido en el fútbol infantil desde muy pequeñitos, que no sabían ni atarse los botines y luego de varios años, debutan en primera división. Me pone muy feliz cuando me saludan en la calle, aunque sus fisonomías cambian al ser adultos y uno a veces no los recuerda. Lo que me pone orgulloso es la educación que se les brindó, que salieron hombres de bien. Respecto a lo futbolístico cada jugador puede tener habilidad pero si no le agrega la cuota de lucha y esfuerzo, no tiene el sello distintivo de pertenecer al Deportivo Villaguay.

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