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SE CUMPLIERON 22 AÑOS DE LA REFUNDACIÓN DE LA FBER EN VILLAGUAY


El básquetbol, uno de los deportes más populares de la Provincia de Entre Ríos, tuvo años oscuros allá por mediados de los ’90. Graves irregularidades y el incumplimiento de los objetivos propuestos a través de los estatutos motivaron un cambio institucional que dio inicio a una nueva etapa de la Federación de Básquet de Entre Ríos.

Buscando una refundación en el deporte de la pelota anaranjada, a partir de regularizar la situación administrativa y deportiva de la entidad y además, lograr una mayor participación en las decisiones de la Confederación Argentina de Básquetbol (CABB), la nueva comisión directiva, presidida por el ingeniero Carlos Álvarez, asumió el 22 de agosto de 1998 en una asamblea extraordinaria que se realizó en nuestra ciudad.

Con entusiasmo, identificación y trabajo, en aquel momento el nuevo grupo de dirigentes de la Federación comenzó a recuperar el verdadero protagonismo y la posición que Entre Ríos merece dentro del básquet a nivel nacional. 


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El libro “Entre Ríos de pasión y oro”, escrito por el prestigioso periodista Julián Stoppello, hace una reseña del momento que vivía la Federación en aquellos tiempos: “Un amable componedor de la CABB ofició durante un tiempo en la provincia para lograr acercamientos que nunca se concretaron, hasta que finalmente Personas Jurídicas designó al contador Ricardo Casero Sáenz como interventor. 

Luego de tres años de divisiones, acusaciones y disputas, en los cuales se perdieron los estatutos, actas y hasta los trofeos, una asamblea en Villaguay, en agosto de 1998, comenzó a reorganizar una institución que prácticamente, había dejado de existir”.

“Carlos Álvarez, dirigente oriundo de Chajarí, fue el hombre elegido para recomponer la actividad y poner en marcha la Federación.

“Era tierra arrasada, no había nada, tuvimos que realizar de nuevo los estatutos y comenzar a funcionar”, reseña la destacada obra de Stopello.

Al momento de la asunción nueva de la comisión directiva aquel 22/08/1998, el informe presentado por el interventor Ricardo Casero Sáenz indicaba que “el último balance es el confeccionado al 31/12/1994.

El saldo al cierre de caja era de $2.938,88 y las cuentas a cobrar ascendían a $11.689,10”.

“En el pasivo algunas de las deudas no amparadas por comprobantes, no sólo no han podido ser identificadas sino que tampoco han sido reclamadas y otras que sí lo fueron, no contaban con documentos respaldatorios”. 

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En el medio, en 1995, se había realizado una asamblea, la que no contó con la presencia ni de asociaciones ni de clubes del interior de la provincia.

“La asamblea citada fue iniciada el 6 de agosto de 1995 y finalizada el 17 de septiembre del mismo año.

Coincidentemente, desde septiembre de 1995 no existen más registraciones en el libro de caja o tesorería y no existen registros de actas en el libro de actas de reuniones del consejo directivo desde noviembre de 1994.

El cuerpo directivo que se hizo cargo de la FEBER, si bien luego no fue confirmado por Personas Jurídicas, no realizó ningún tipo de registraciones y luego de declararse nula la asamblea dejó de ocuparse de lo relacionado con la Federación.

Al mismo tiempo, al haberse secuestrado y posteriormente rematado todo, inclusive la computadora, se perdió toda la información que pudiera haber habido en la misma”, continúa el informe de Casero Sáenz.

“Desde las fechas citadas hasta mayo de 1997 la actividad de la Federación fue nula y sin conducción”, prosigue.

La crisis del básquetbol entrerriano era palpable, problemas estructurales muy profundos por la escasez de recursos económicos y la fragilidad institucional por la falta de normas y transparencia en sus marcos institucionales.

Frente a ello, apareció en el horizonte una gestión democrática que transformó la entidad federativa, consiguió el respaldo de sus asociaciones afiliadas y recobró la relación con los clubes de todo el territorio provincial.

En “Entre Ríos de pasión y oro” también se recuerda que “la reconciliación demandó tiempo y paciencia pero el nivel organizativo alcanzado por la nueva Federación, redundó en resultados favorables de forma inmediata, lo que colaboró a saldar viejas heridas y comenzar a edificar el exitoso presente del básquet entrerriano.

Durante la gestión de Álvarez, Entre Ríos logró dos beneficios que colaboraron de forma extraordinaria para acentuar su presencia y protagonismo a nivel nacional: la declaración de la provincia como zona única y la clasificación directa a la Liga B para los campeones de la Liga Provincial.

Los dos logros propician el reconocimiento definitivo de Entre Ríos como una valiosa plaza del básquet nacional y evitan a sus representativos (tanto selecciones como clubes), la disputa de intrincadas etapas clasificatorias.

Del mismo modo, otro de los logros de la nueva conducción fue recuperar a las máximas figuras entrerrianas para la Selección Mayor”.

La Década Dorada (1999 – 2009)


El libro escrito por Julián Stoppello describe las metas alcanzadas en los primeros diez años desde la refundación de la Federación, indicando que “el formidable crecimiento del básquetbol entrerriano no se refleja solamente a través de los cinco campeonatos obtenidos en diez años en el Argentino de Mayores, sino que hay una amplia lista de razones que contemplan desde las destacadas actuaciones de las categorías inferiores, hasta la participación de los exponentes de estas tierras en combinados nacionales.

Incluso aquellos que llevaron la bandera nacional al cielo mismo de las competencias ecuménicas”.

“El orgullo entrerriano, por supuesto, incluye a los elencos de la provincia que hicieron su camino en la Liga Nacional y que aún hoy son protagonistas de ella.

Esa necesaria mixtura de basquetbolistas talentosos y jóvenes promesas, de dirigentes comprometidos y responsables, de entrenadores que se calzan la camiseta entrerriana con el hambre del más amateur de los deportistas, es la que disparó y alumbra este proceso que hace de Entre Ríos un lugar de referencia en el país y una tierra donde victorias, talentos y celebraciones germinan con sana y feliz abundancia”.

Un progreso constante


En los últimos diez años, la Federación Entrerriana fue profundizando esta línea de trabajo, aumentando de manera constante la participación de clubes entrerrianos en Ligas Nacionales de las diferentes categorías, tanto en formativas como en primera división.

En el mismo marco hay que resaltar que desde la desaparición de la Federación Femenina de Básquetbol de la República Argentina en 2012, la FBER tiene bajo su ala todo el básquet femenino provincial.

Durante las temporadas 2018 y 2019 se disputaron más de 1500 partidos en el orden federativo entre ambas ramas.

Del mismo modo, se consolidaron los torneos entrerrianos de selecciones asociativas en todas las categorías y se afianzó el trabajo en los representativos de la FBER y hubo una fuerte apuesta a una competencia de clubes organizada y participativa.

Estudiantes de Concordia en la Liga Nacional; Parque Sur y Tomás de Rocamora, ambos de Concepción del Uruguay, Echagüe de Paraná y Central Entrerriano de Gualeguaychú en la Liga Argentina; más Regatas Uruguay, Atlético y Peñarol de Rosario del Tala, Capuchinos y Ferro de Concordia, BH de Gualeguay, La Unión de Colón, Neptunia de Gualeguaychú, Olimpia de Paraná y Social y Deportivo San José, son los 15 representantes entrerrianos en el ámbito nacional masculino de Primera División, mientras que en la rama femenina intervienen Tomás de Rocamora en la Liga Nacional y Talleres de Paraná en el Torneo Federal.

Hoy la Federación de Básquet de Entre Ríos es reconocida a nivel país por un crecimiento sostenido a través de los años, la identidad de sus seleccionados, el compromiso ineludible hacia asociaciones y clubes y el cambio cualitativo de los jugadores con la incorporación de los programas de selecciones.

El proyecto de trabajo de la FBER sigue dando pasos firmes en su afán continuar creciendo para reafirmar este momento de consolidación y vislumbrar un futuro aún más próspero en todos los aspectos.

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