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"Dicen que el General Lamadrid entraba en combate cantando vidalitas o cielitos". |
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Existe en el hombre entrerriano un vocabulario que lo identifica, a veces con viejas terminologías ibéricas y otras con influencias guaraníticas.
Es un vocabulario cargado de modismos propios y privativos de una lengua que se suele apartar de las reglas de la gramática. Todo entrerriano tiene giros pintorescos: habla alto pero lento y pausado como pensando cada palabra. Tiene la gracia y la picardía asimilada de los hechos cotidianos: "Lo golpié en el pecho a ese mulita", "lambete que estás de huevo", "dificulto, dijo la luna que le salgan al chancho plumas", "desconfiao como ñandú tuerto".
El General Gregorio Aráoz Lamadrid revistaba las tropas de Urquiza en febrero de 1852; no era muy hábil para hablar pero sí con la payada y dicen que entraba en combate cantando vidalitas o cielitos.
En esa oportunidad para congraciarse con Urquiza le grita: "si alguno le quiere hacer algo, que venga un rayo y lo parta"; y Urquiza le respondió: "¡Ay General, otra cosa es con guitarra!", porque payando le hubiera sido más fácil.
Dice Marcelino Román: Lo mismo que Lamadrid / aprendí a pelear cantando / y en los rigores del siglo / tuve que cantar peleando…".
Es un vocabulario cargado de modismos propios y privativos de una lengua que se suele apartar de las reglas de la gramática. Todo entrerriano tiene giros pintorescos: habla alto pero lento y pausado como pensando cada palabra. Tiene la gracia y la picardía asimilada de los hechos cotidianos: "Lo golpié en el pecho a ese mulita", "lambete que estás de huevo", "dificulto, dijo la luna que le salgan al chancho plumas", "desconfiao como ñandú tuerto".
El General Gregorio Aráoz Lamadrid revistaba las tropas de Urquiza en febrero de 1852; no era muy hábil para hablar pero sí con la payada y dicen que entraba en combate cantando vidalitas o cielitos.
En esa oportunidad para congraciarse con Urquiza le grita: "si alguno le quiere hacer algo, que venga un rayo y lo parta"; y Urquiza le respondió: "¡Ay General, otra cosa es con guitarra!", porque payando le hubiera sido más fácil.
Dice Marcelino Román: Lo mismo que Lamadrid / aprendí a pelear cantando / y en los rigores del siglo / tuve que cantar peleando…".