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Diana Cabrera: “VENIR A JUGAR A ESPAÑA ERA UNO DE MIS SUEÑOS, UNA DE MIS METAS Y LOGRÉ CUMPLIRLA”


Diana Cabrera tiene 27 años, nació en Villa Elisa y a través del básquet se proyectó al mundo. Comenzó en el CAVE para luego pasar a Talleres (Paraná) y posteriormente pegar el salto a Unión Florida (Buenos Aires). Actuó como refuerzo en un torneo para Obras Sanitarias (Bs As) y desde 2018 juega en Fundación Navarra Baloncesto Ardoi, equipo que milita en la segunda división del básquet de España. Paralelamente integra la Selección Argentina de Básquet Femenino desde 2008, logrando el récord de jugar 15 torneos en distintas categorías con la camiseta albiceleste. Diario EL PUEBLO la entrevistó de esta manera. 
 

- ¿Dónde trabajaban tus padres y cómo fueron tus primeros pasos en el básquet?

- Mi mamá es profesora de educación física y mi papá trabajaba en la Prefectura. Tengo una familia muy fanática del deporte, por lo cual desde muy pequeña empecé a jugar al básquet en el Club Atlético Villa Elisa (CAVE). Mi entrenador allí fue Guillermo Moren, quien me enseñó muchas cosas, a hacer mis primeras bandejas y tiros, el juego en el poste bajo, a tener espíritu de competencia y a querer ganar cada partido que jugábamos. Por supuesto que también aprendí de él a entrenar dando lo mejor en cada entrenamiento y siempre aspirando a más. 





- ¿Desde chiquita ya eras alta?

- No, cuando comencé era una de las más bajas del equipo y jugaba en la posición de base. Después jugué un tiempo como “número 2” o “3” y recién en categoría Infantiles pegué el “estirón” y empecé a ser más alta que mis compañeras. Actualmente mido 1,85 mts. Al principio, cuando jugaba en el CAVE, era multifunción porque jugaba un rato de base, de pivot o de alero. Pero por ejemplo, cuando recibía el balón en posición de pivot podía jugar con eficacia de espaldas al aro, aunque tenía un pensamiento muy poco común en los pivot ya que siempre quería tener la pelota conmigo (risas). Pero me pude adaptar bien porque alternando en varios puestos aprendí a leer el juego y a compartirlo con mis compañeras.

- ¿Cuándo te convenciste de que podías lograr lo que te propusieras con el básquet?

- Siempre fui paso a paso, proponiéndome metas cortas y por suerte llegué a cumplirlas. Nunca me enfoqué en objetivos a largo plazo, creo que por eso las cosas iban llegando en los momentos indicados de mi carrera y de mi vida, a medida que iba creciendo. Me fui de Villa Elisa a jugar en Talleres (Paraná) a los 16 años. Estoy muy agradecida a mis padres por el permanente apoyo y por la confianza que me tuvieron, porque si no hubiese sido por ellos, que se animaron a dejarme ir siendo tan joven, tampoco hubiese podido llegar adonde estoy hoy, lógicamente aparte de mis esfuerzos y sacrificios personales y de todo lo deportivo. Cuando me fui a Paraná fue un período difícil tanto para ellos como para mí, pero siempre estuvimos comunicados de una manera u otra con las posibilidades que nos brinda la tecnología en la actualidad. Ser convocada por primera vez a la Selección Argentina significó una gran alegría, nunca me imaginé que jugaría 15 torneos con esa camiseta y que en 6 de ellos obtendría podios. Desde 2008 integro el combinado nacional. También jugué muchos años en distintas Selecciones de Entre Ríos (2006 - 2017).

- ¿Cómo te fue en Talleres?

- Realmente muy bien, porque ahí pude jugar mi primera Liga Nacional Femenina. Fue una experiencia totalmente nueva para mí porque significó dejar el equipo en el cual estuve siempre y también mi casa, para vivir en una ciudad grande y jugar en otro nivel, con los mejores equipos del país. Lo tomé como un desafío nuevo y gracias a Dios me fue muy bien. El hecho de enfrentar a elencos de Buenos Aires hizo que los dirigentes y técnicos de esos clubes pudieran verme jugar y un tiempo después me contratara Unión Florida. Me habían llamado de varios equipos pero me terminé decidiendo por Unión porque el entrenador se tomó el tiempo de venir hasta mi casa en Villa Elisa para hablar conmigo y con mi mamá. El primer año viajé a Buenos Aires todos los fines de semana hasta que terminé el secundario, después me mudé porque el club me dio casa y comida. 


- ¿Cómo fue tu adaptación del básquetbol entrerriano al porteño?

- Fue un salto bastante grande, porque es otra forma de jugar, además es prácticamente un equipo profesional por la forma de entrenar y manejarse. El básquet femenino en Buenos Aires tiene bastante más lectura de juego y movimiento que el que se practica en nuestra provincia. Estuve muchos años en Unión Florida (desde el 2010 hasta el 2018), donde fui creciendo y evolucionando. Logramos muchos campeonatos con la primera división pero también con categoría cadetes y juveniles. Unión es un club de barrio, donde me encontré con muy buena gente y me sentía como en casa. También tengo que destacar la excelente relación con mis compañeras. Allí tuve varios buenos entrenadores, entre ellos Gregorio Martínez, Sebastián Silva y Pablo Cortegoso. Todos los DT me dejan distintas enseñanzas y siempre tratan de exprimir lo mejor de mí. Físicamente fui cambiando bastante con el tiempo y con los años, es decir que mi físico fue mejorando. El trabajo en gimnasio es tan importante como el que se hace en la cancha sobre cuestiones relativas a la táctica y al juego. Necesito ir al gimnasio para estar fuerte a la hora de chocar o ir a defender una posición contra mis rivales. En cuanto al nivel de juego, sin dudas que en Buenos Aires es mejor porque existe una mayor cantidad de competencias, ya que todos los fines de semana tienen partidos mientras que en Entre Ríos había fines de semana en los cuales no se jugaba porque la liga era más corta.

- ¿Cómo se dio la posibilidad para ir a jugar en Europa?

- Venir a jugar a España era uno de mis sueños, una de mis metas y logré cumplirla. Todo empezó porque un día, hablando con una de mis amigas que estaba acá, me contó que habían logrado el ascenso y entonces, mitad en broma y mitad en serio, le dije que quería que me llevara a jugar con ella. Me contestó que iba a hablar con los dirigentes del club y con el entrenador. La conversación quedó ahí, pasó una semana y me dijo que le habían dicho que mande videos porque querían verme jugando. Entonces les mandé los videos, luego se contactaron conmigo, me gustó la propuesta y el club así que me vine a jugar acá. Estoy desde el 2018, esta es mi tercera temporada.

- ¿Con qué básquet femenino te encontraste en España?

- Al principio era todo nuevo y tenía bastante incertidumbre sobre si iba a poder jugar esta liga, porque tenía que conocer a mis compañeras y la forma de jugar que tienen acá. El primer año fue de adaptación, me costó un poco pero luego pude desarrollar bien mi juego. En la segunda temporada me acostumbré bastante más y fue mejor. Espero que este año vaya todo muy bien como hasta ahora. Logré adaptarme, aunque tuve que cambiar algunas cosas con respecto a mi manera de jugar. En primer lugar, acá se juega un poco más rápido así que tuve que aligerar mi traslado, moverme constantemente, con el balón en mis manos y sin la pelota también, tener mayor lectura de cada jugada. He tenido que aprender a defender a jugadoras bastante más altas que yo en mi puesto y saber también en qué momento atacarlas. Me siento muy cómoda acá, me trataron de maravillas desde el primer día, tanto los dirigentes, mis compañeras como el entrenador Joan Manuel Ortube. La gente también apoya mucho al equipo, cuando jugamos de local, en todos los partidos estaba la tribuna llena y en ningún momento sentí presión.

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