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"EXTRAÑO LA ESCUELA Y VOY SEGUIR VINIENDO MIENTRAS EL CUERPO Y LA SALUD ME LO PERMITAN"

"Nunca tuve problemas con los directivos y nunca me costó llevarme bien con ellos". (Foto: José Luis Raota). 

A veces el emblema de una institución educativa es una sola persona. Y a veces esa persona no es el rector, un docente o un estudiante. Ese es el caso de José Camargo, quien por más de 30 años fue ordenanza de la Escuela Normal Superior “Martiniano Leguizamón”, o como se lo llama generalmente “El Colegio Nacional”. Camargo es conocido en toda la localidad por la labor desempeñada, por su responsabilidad y por el cariño que generaba en toda la comunidad educativa. Ya lo dice el rector Piazzentino, “¿Quién es la figura más importante de la escuela?” A lo que él mismo suele responder “Camargo, porque si él se duerme el Colegio no se abre porque él tiene la llave”.
 
Entrevistado por EL PUEBLO, José narra cómo ha sido trabajar durante tantos años y cómo esa experiencia lo ha marcado tanto como marcó el trayecto de muchos estudiantes.

- ¿Cómo ingresó a trabajar al Colegio? ¿En qué año fue?

- Empecé en 1984. En aquel entonces estaba Catalina Obludziner como directora y me llamó para que venga a trabajar porque hacía falta gente. Mi sueldo era pagado por la cooperadora de ese momento. Trabajaba como ordenanza, jardinero y mandadero. Limpiaba, carpía el terreno y hacía los mandados que me pedían. Al principio sólo trabajaba en la parte de la primaria.


- ¿De qué manera ha evolucionado el trabajo a lo largo de los años?

- Antes era mucho más sacrificado. Teníamos que trabajar doce horas y si faltaba algún compañero nos teníamos que quedar a cubrirlo. Ahora es diferente, porque son seis horas. Además el respeto y la valorización que hay es otro.

- ¿Cómo se ve afectado el trabajo con los cambios de rector? ¿Cuántos rectores ha visto usted pasar en su trayectoria?

- He visto pasar muchos directivos pero no recuerdo cuántos. El trabajo es más o menos el mismo pero hay que agarrar el ritmo de cada rector, conocer su carácter y su forma de manejar las cosas. También hay que entender que ellos tienen una labor muy ardua ya que esta escuela es muy grande y tiene mucho personal. Pero nunca tuve problemas con nadie y nunca me costó llevarme bien con ellos.

- ¿Cuánto apoyo recibía por parte del personal docente?

- Muchísimo, siempre conté con la colaboración de los docentes para realizar mi trabajo. Incluso los chicos me han ayudado en la limpieza. También los directivos siempre fueron muy buenos. Alicia Broggi y Angel “Lito” Magni son personas que me ayudaron mucho. Nito fue el que hizo todo para que me nombraran cuando Carlos Fuertes era intendente. Gracias a él yo fui nombrado en mi puesto.

- ¿Qué se siente generar tanto afecto en una comunidad educativa tan grande como ésta?

- Es algo muy lindo, porque yo siento como que tengo una amistad con las personas de Villaguay que han pasado por el Colegio. Hay cantidad de doctores, abogados y demás personalidades de la ciudad que pasan por la calle y me saludan con mucha simpatía, o me preguntan cómo estoy. Además me siento muy agradecido porque cuando estuve enfermo hace un par de años, toda la localidad me ayudó, me sentí muy acompañado. Incluso cuando pensaron que no pasaba la noche, vi que había preocupación genuina en la gente. Hoy ya podemos recordar la situación con humor, pero de verdad estoy agradecido.

- ¿Ha cambiado mucho el Colegio a lo largo de los años?

- La escuela ha crecido muchísimo con el pasar del tiempo. Es mucha la gente que trabaja y los estudiantes que vienen. Ha cambiado en cuanto a lo que es el edificio y la variedad de personas que la frecuentan. Pero se mantiene el espíritu de lo que el Colegio significa para la ciudad. Hay mucha familiaridad y respeto en el trato hacia todos.

- ¿Hay alguna anécdota que haya marcado su historia en la escuela?

- Tengo muchas y no puedo pensar en una en específico. Pero hay algo que siempre me gusta destacar y es la confianza que tenían en mí. Hace muchos años incluso me pedían que lleve a algunos niños a sus casas. Claro que eran otros tiempos, pero yo acompañaba algunos alumnos a sus casas porque eran muy chiquitos para irse solos y los padres no podían buscarlos.

- ¿En qué turno le gustaba trabajar más? ¿Por qué?

- Siempre me gustó trabajar en el turno de la primaria, que era desde el mediodía hasta las seis de la tarde. Me encariñaba mucho con los chicos más chiquitos, y ellos conmigo. Recuerdo que algunos incluso lloraban cuando yo me tenía que ir. La relación con la gente del colegio siempre fue muy linda.

- Ahora que está jubilado, ¿continúa frecuentando el Colegio?

- Sí, siempre que puedo vengo a dar una mano. Lo que sucede es que si estoy mucho tiempo en mi casa extraño la escuela. Así que voy a seguir viniendo a ayudar mientras me lo permita el cuerpo y la salud.

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