Una paloma mensajera que volaba desde la localidad de Eldorado, en Misiones, hasta la casa de su dueño en la ciudad bonaerense de Mercedes, apareció hace unos días en el domicilio de Fermín Clapier, en Villa Domínguez.
El ave fue encontrada la semana pasada mientras comía las semillas de unos zapallos que tiene el vecino en su huerta. Él se dio cuenta que no era una paloma común al verle dos anillos numerados en sus patas. "Es mansita. A veces se volaba cuando yo quería agarrarla. Iba hasta la esquina, se quedaba en un cable y después venía de vuelta", contó Fermín, entrevistado por Delco Noticias.
Dijo además que la mantuvo casi todo el tiempo en una jaula para evitar que la atacaran los gatos u otros animales y estimó que podría llevarla a la reserva La Chinita "o a algún otro lado donde puedan tenerla", en caso de que no apareciera el dueño.
Sin embargo, el dueño apareció o al menos se logró ubicarlo. Es Julio Falabella, un colombófilo bonaerense de 80 años que se inició en la actividad hace ya siete décadas, cuando era un niño. Es miembro de la Asociación Colombófila Argentina desde hace 50 años y se le impuesto su nombre a una carrera que se realiza habitualmente entre Santa Rosa (La Pampa) y Mercedes.
Consultado telefónicamente por el canal local, informó que la paloma encontrada en Domínguez tiene nombre ("La Viajera Mercedina") y se detuvo en nuestra zona mientras recorría los 1000 kilómetros que separan a Eldorado de Mercedes. "Posiblemente necesitaba comer y beber, o quizá se sintió agotada y quedó ahí", estimó Julio.
Explicó además que "la paloma no es un cartero: no sabe ir a un lugar sino que siempre retorna desde cualquier sitio hacia donde fue criada en el menor tiempo posible. Siempre regresa, nunca va".
También aclaró que estas aves son entrenadas en varias etapas: primero se las deja hacer vuelos de reconocimiento en cercanías de sus palomares; y después se las va llevando a sitios cada vez más lejanos para que ellas mismas vuelvan a sus casas. Y consiguen hacerlo, "siempre y cuando no haya algún inconveniente: por ejemplo, que se golpeen o seas atrapadas por otros animales o terminen derribadas por algún cazador furtivo".
Julio reveló que es muy fácil reconocer a una paloma mensajera: su plumaje es muy particular, irradia un aire de sanidad y además, por supuesto, lleva siempre un anillo en una patita: "uno se da cuenta a simple vista que no es una paloma de plaza o de iglesia".