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Lucas Sibulovsky: “TRATÉ DE SACAR COSAS POSITIVAS DE TODOS LOS ENTRENADORES QUE TUVE, SIEMPRE TE DEJAN ALGO”


Lucas Sibulovsky cumplió con creces su sueño de jugar profesionalmente al básquet. Ese mismo que acuñó desde muy chiquito, cuando de la mano de sus hermanos iba al Club Sarmiento a picar la pelota afuera de la cancha mientras ellos practicaban. 
 
Lucas se forjó en la competitiva Liga Rosarina, la cual fue su trampolín para llegar a torneos de nivel nacional vistiendo las casacas de clubes santafecinos y cordobeses con singular éxito. 





¿Cómo surgió tu pasión por el básquet? ¿Quiénes fueron tus primeros entrenadores?

El amor por el básquet nació a través de mi viejo y mis hermanos. Recuerdo que desde muy chiquito me llevaban al club a ver los partidos de Sarmiento en la Liga Provincial. Y durante la semana iba de la mano de mis hermanos Martín y Facundo. Estaba con ellos en las prácticas picando la pelota hasta que tuve edad de mosquito para comenzar. Veía jugar a Carlitos Trabichet, Darío Cossi, Carlitos Monjo, “Pita” Chaparro, “Oso” Gatter, “Rafa” Wagner, Hernán Medori, Guillermo Olmos. Cuando crecí, pude jugar con varios de ellos en primera. Tuve grandes entrenadores como Jorge Caballero, Rubén Porta, Carlitos Trabichet, después pasé por el Club ADEV, donde me dirigieron Alejandro Cinto y Julio De Meyer. También me dejaron importantes enseñanzas mis hermanos Martín y Facundo, que actuaban como monitores, junto a Gustavo “Vida” Rodríguez. Traté de sacar cosas positivas de todos los entrenadores, creo que siempre te dejan algo.

¿Quiénes eran tus compañeros de camada en las formativas del Club Sarmiento?

En el primer año de Premini anduvimos a los tumbos, pero después nos consolidamos y nos consagramos campeones tanto a nivel local como provincial, donde le ganamos la final a Zaninetti (C. del Uruguay). Mis compañeros eran entre otros: Jonathan Guichard, Nicolás Monjo, Matías Carrero, Pablo Abrey, José Esquivel, Carlos Bruchí. Luego, en el 2° año de Mini repetimos con Sarmiento en Colón. Y a nivel Selección de Villaguay, fuimos protagonistas (perdimos finales) pero nunca pudimos salir campeones.

¿Qué recordás de tu debut en la categoría superior?

Justo en esa época había pocos jugadores en Sarmiento, por esa razón, cuando me pidió ADEV a préstamo me fui. Tenía 14 años, era KDT de segundo año. Cuando terminó nuestro torneo se hizo un certamen local de primera, entonces se armó un equipo con jugadores que habían pasado por Sarmiento y me llamaron para integrarlo. Yo ya había cumplido los 15, estaba en el banco y cuando me tocó entrar fue una alegría inmensa. Me dí el gusto de jugar con quienes veía cuando era chiquito, pero lamentablemente no pude jugar con mis hermanos porque ya se habían ido. Igualmente estuve poco tiempo en Sarmiento (dos años), por eso digo que me quedó una deuda pendiente. Jugué una Liga Provincial y media porque a los 17 años me fui a estudiar a Rosario y al mismo tiempo me contrató el club Unión de Arroyo Seco donde jugaban mis hermanos, el cual me pagaba los estudios, el departamento y me daba una ayuda económica. Por razones de la vida dejé la carrera de contador público pero seguí con el básquet. Después estudié periodismo deportivo, una muy linda experiencia que si bien no la completé pero me quedan pocas materias. 

¿Cómo fue tu campaña en Unión de Arroyo Seco?

Fue excelente, integré el equipo de Juveniles y salimos campeones, de los 40 partidos que jugamos durante el año perdimos uno sólo. Después ya jugué en primera, no nos fue muy bien en los primeros dos años (terminamos de mitad de tabla para abajo). Lo positivo fue que pude jugar dos años junto a mis hermanos, lo cual disfruté mucho. En lo personal me fue muy bien porque fui creciendo como jugador en Rosario y haciéndome conocido, al punto de que en cada mercado de pases había contactos con diferentes clubes que querían contratarme.

¿De qué manera continuó tu trayectoria dentro del básquet rentado?

Después me fui a Talleres de Villa Gobernador Gálvez, porque me había pedido el entrenador Marcelo Roig, quien venía de dirigir en España (a quien recomendé para traerlo a Sarmiento dos años después). Salimos campeones, anduve muy bien y tuve la suerte de ser el goleador del torneo. Al año siguiente me llevó Talleres (Villa Diego), donde también tuve una excelente temporada. Ahí participamos del torneo local y también del Federativo. El nivel del certamen rosarino es muy competitivo, hay muchos ex jugadores de Liga Nacional y TNA, con varios norteamericanos. Luego me contrató Colón (Santa Fe) para jugar la Liga “B” Nacional. Ahí me empecé a dedicar cien por ciento al básquet, era cumplir el sueño de mi vida, fue una experiencia maravillosa. Yo venía de dos años muy buenos pero me costó adaptarme en los primeros partidos, no fue fácil el hecho de saltar dos categorías y entrenar en triple turno. Estuve dos temporadas en Colón, durante el 1° año nos quedamos en las semifinales del torneo mientras que en el 2° peleamos el descenso, pero nos salvamos y después terminamos jugando los play off de cuartos de final. Después pasé a Central (San Javier), donde jugamos junto a Alejo Gastaldi la Liga de Reconquista. Luego me llamó el “Toro” Palladino para preguntarme si quería que me representara. Acepté y me llevó al Club El Tala de San Francisco (Córdoba). Allí tuve la suerte de poder compartir cancha con grandes jugadores a quienes había admirado toda la vida: Matías Tomatis (goleador histórico del TNA), Pedro Casermeiro y Diego López. Córdoba es otro básquet, totalmente diferente al resto de La Argentina. Me costó muchísimo porque es la escuela de los bases (Milanesio, Campazzo) pero aprendí una cantidad. Venía muy bien levantando el nivel, pero me lesioné y me terminaron “cortando” del plantel. Habían surgido propuestas para irme a jugar al norte pero me llamó nuevamente Marcelo Roig para volver a Rosario y jugar en Sportivo América. Tenía 29 años y extrañaba un poco a la familia, había nacido mi sobrino, el hijo de Martín y lo había visto muy poco, entonces arreglé la parte económica y un trabajo en blanco. Estuve dos temporadas y pasé lindos momentos, peleamos el torneo. Luego tuve varias propuestas de equipos de Liga Rosarina pero opté por lo sentimental y me fui otra vez a Arroyo Seco, para jugar con Facundo, quien había arreglado su último año en la institución. Nos quieren mucho allí y gracias a Dios hicimos un gran torneo que significó la despedida de mi hermano. Después jugué un año más ya sin Facundo, quien pasó a ser el preparador físico del equipo.

¿Por qué te estableciste nuevamente en nuestra ciudad?

Cada vez que venía a Villaguay me costaba más irme, trabajaba en una agencia de telefonía móvil y cuando dijeron que necesitaban gente para venir a Entre Ríos enseguida levanté la mano (risas). Pero mi cabeza realmente pensaba en volver a jugar en Sarmiento, para cerrar el círculo. Fue algo muy lindo ponerme nuevamente la camiseta roja. Después, junto a “Tomy” Fabricius, con quien nos conocemos desde chicos en el club, creamos All Star, un local de ropa deportiva de básquetbol y no me fui nunca más de nuestra ciudad.

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