Seguinos en Facebook Seguinos en Instagram Seguinos en Threads Seguinos en TikTok Seguinos en Bluesky Escribinos por whatsapp Escribinos por Telegram

EUROPA 2.0: CAMBIO DE VIDA. Por Emilio Nogueira

¡Feliz 2021 mis queridos lectores! Aquí estoy después de un período muy especial, listo para una nueva serie de experiencias compartidas en este diario.
 
Los pongo al día: el lunes 19 de octubre de 2020 por la mañana, cargamos el auto hasta el techo, entregamos el departamento frente al mar azul y partimos hacia una nueva etapa de vida que nos trajo al norte de Suiza hasta nuevo aviso.


Una parada fugaz para despedirnos y proveernos de la última focaccia en la rotisería del pueblo y enseguida a la autopista a domar las curvas y los túneles de la querida Liguria.


Sin ningún apuro llegamos a la llanura piamontesa-lombarda y rato después llegamos a San Bernardo, un túnel de 6 km inaugurado en 1964 que perfora el Monte homónimo para conectar Aosta (Italia) con Martigny (Suiza).

La zona es también famosa por el simpático perro con el barrilito que siempre recuerda a Bariloche. Ese mismo lunes por la noche llegamos a Neuchâtel, capital del cantón y ubicada sobre el lago homónimo.

Nos instalamos “con lo puesto” en un departamento transitorio ya que habíamos decidido buscar el definitivo mientras conocíamos la ciudad y sus distintas zonas.

Después de 10 días de encierro total por cuarentena obligatoria –incluyendo pedidos online al supermercado- pudimos salir y empezar con los trámites burocráticos, llevar a nuestra a la escuela y empezar la búsqueda de casa.

Antes de abordar el nuevo capítulo voy a intentar resumir lo que nos pasó en Italia en poco más de 5 veranos intensos e inolvidables: recibimos visitas de familia, amigos y amigos que son familia. Incorporamos un nuevo idioma y hasta logramos reconocer distintos dialectos. Aprendimos nuevas recetas y descubrimos nuevos ingredientes. Participamos en las fiestas más divertidas y fuimos a los festivales más interesantes. Aprendí a vendimiar, me enamoré del senderismo y me hamaqué –mucho- en un barco a vela. Aproveché el Mediterráneo con sol, con lluvia y con tormenta, siempre fascinante. Exploramos distintas regiones de Italia y Francia con fruición y curiosidad. Pero lo más trascendente es que nos hicimos muy buenos amigos.

Solo quien haya dejado su lugar de origen sabe lo que significa arrancar de cero en otro “ecosistema”, siendo un total desconocido sin puntos de referencia con nadie.

Hablar de afinidad cultural entre argentinos e italianos es una simplificación perezosa, ya que implica generalizar demasiado.

El pueblo italiano presenta tantas diferencias de identidad como de paisajes, y ambas dimensiones conviven en una superficie relativamente pequeña y súper compacta. Este fenómeno no se presenta en Argentina. Por eso me sorprendió positivamente una afinidad particularmente notoria entre nuestra cultura entrerriana y aquella de Liguria donde vivíamos.

Sabía que muchos ligures emigraron a nuestro litoral, lo que no sabía es cuan parecidos somos, aún 150 años después de su llegada. Esa afinidad nos permitió forjar amistades profundas y vínculos auténticos. Nuestros amigos nos abrieron las puertas de sus casas y nos contuvieron. Nos transmitieron la historia y nos participaron de las tradiciones del lugar. Nos hicieron sentir en casa. Porque adoptar costumbres, compartir el sentido del humor y sobretodo comunicarse de forma transparente es estar en casa. Porque con amigos italianos, aún si uno no domina el idioma y sus giros a la perfección, uno entiende lo que está pasando. Porque tenemos la misma forma de pensar y de actuar y no hay sorpresas ni malos entendidos.

Viendo en retrospectiva, siento que no podríamos haber elegido un mejor lugar para emigrar: sin saberlo, encontramos nuestra casa en Europa.

Arrancamos una nueva etapa en Suiza tan interesante como necesaria y distinta.

Tengo muchas curiosidades para compartir en el próximo artículo.

¡Hasta entonces!

____________
Emilio Nogueira
atrip@iselectortravel.com

Publicidad