
"La depravación del régimen alcanzó su límite con las detenidas embarazadas". Marguerite Feitlowitz / Universidad de Harvard
A 8 meses del golpe militar del 24 de marzo de 1976, en el lenguaje popular criollo surge el término desaparecidos. Eran personas detenidas en operativos y allanamientos ilegales y llevados a lugares clandestinos de detención, sometidos a duros tratos, golpeados, asfixiados y torturados con picana eléctrica, para obtener información y más detenciones.
La minoría fueron liberados y los demás quedaron confinados por meses-años sin informarse causa ni lugar de detención.
Muchos fueron baleados en “enfrentamientos” fraguados por las noches en algún lugar sin testigos o tirados al mar anestesiados en los macabros Vuelos de la Muerte.
Entre los secuestrados ilegales hubo mujeres embarazadas a las que luego de quitarles a sus hijos recién nacidos, fueron asesinadas. Los bebés fueron entregados ilegalmente a padres sustitutos quienes criaron a los niños como propios fraguando certificados, lugares y fechas de nacimiento.
En abril de 1977 ya las madres de los desaparecidos buscaban a sus hijos y nietos: las Madres de la Plaza de Mayo. Los jueves se reunían en Plaza de Mayo para amplificar la potencia del reclamo por sus hijos. A finales de los setenta las pruebas de ADN no estaba completamente desarrollada pero en los ochenta, algunos especialistas comenzaron a interesarse por la búsqueda de Abuelas.
Las genetistas Mary-Claire King (USA) y Ana Di Lonardo (Argentina) desarrollaron el Índice de los Abuelos, permitiendo identificar un vínculo genético entre abuelos y nietos.
Las Abuelas con Chicha Mariani al frente, proponen generar de un archivo nacional de datos genéticos a Alfonsín por Ley 23.511, crea el Banco Nacional de Datos Genéticos en 1987.
Mariani presidió a Abuelas hasta 1989 y durante su mandato, unos sesenta nietos fueron hallados. La nueva líder de Abuelas fue entonces Estela de Carlotto, quien continuó con el trabajo. Hoy 130 niños a quienes se cambio su identidad fueron hallados.
El golpe de estado me encontró en la Universidad, terminando Medicina. Había concursado como Auxiliar Alumno en la Cátedra de Anatomía Normal.
En julio del 76 a mis 23 años, recibí una carta Certificada con Aviso de Retorno de la Universidad, notificándome de mi cesantía como Auxiliar Docente. Me dieron de baja y me fui. Fue claro que estaba en un mal sitio para vivir el Proceso de Reorganización Nacional.
Terminamos escondidos en un conventillo de Rosario Norte lleno paraguayos ilegales.
Nuestra casa de estudiantes en Rosario fue allanada dos veces y la de mis padres en Concepción, también.
Miedo y pesadillas me ataron al conventillo por meses. Apenas recuerdo haber vivido ese tiempo tirado en una cama mirando el techo de tela decorado con manchas de humedad.
Ese miedo de mierda junto al encierro, volvió a mí en algunos de los peores momentos de la cuarentena.
En comparación con muchos de nuestros compañeros, no nos pasó nada...
Daniel de Michele
eljibaro2002@gmail.com