Alejandra Barbarich. "LA MEDICINA ME HA DADO MUCHAS SATISFACCIONES Y SIEMPRE LA HE DESEMPEÑADO CON MUCHO AMOR Y VOCACIÓN"



Sorprendentemente o no tanto, Alejandra Barbarich es la primera mujer que ejerce la dirección del Hospital Santa Rosa. En abril próximo cumplirá dos años en esa función. "Me involucro en cada detalle que tenga que ver con el funcionamiento del hospital. Mi prioridad es que el sistema de salud en Villaguay sea eficiente y que la atención a los ciudadanos sea la prioridad", dice en esta entrevista con EL PUEBLO. (Fotos: José Luis Raota). 


- ¿Cómo recuerda su niñez?

- Con mucha felicidad, atesoro momentos maravillosos de mi infancia. Yo nací en San Isidro, Buenos Aires, y cuando tenía 8 años vine a Las Moscas, lugar en el que vivían mis abuelos y gran parte de mi familia. Y nunca más quise ir. Mis padres se habían separado y mi mamá se convirtió en el pilar y gran referente de mi vida... Cuando tuve la oportunidad de visitar Entre Ríos, me enamoré de la naturaleza, de la paz, de vivir rodeada de afecto. Por eso me quedé en casa de mis abuelos, quienes me criaron. Mi mamá siguió en Buenos Aires, hasta que se jubiló y se vino. He crecido en una familia que me ha brindado mucho amor y contención. Mis abuelos, mis tíos, han sido mi gran sostén. 


- ¿Cómo llegó a la dirección del hospital Santa Rosa? 

- El ofrecimiento me llegó en un momento en que había decidido darle un giro a mi vida profesional. Yo era directora del hospital de Las Moscas y había viajado a Paraná para presentar mi renuncia ante el ministerio de Salud, porque mis planes eran dedicarme a la estimulación temprana. La renuncia no me fue aceptada porque consideraban que la institución funcionaba muy bien; reconozco que no me esperaba esa respuesta, pero lo tomé muy bien porque de alguna manera fue un reconocimiento a la labor que hacíamos todos quiénes conformaban el equipo de trabajo en ese hospital. Al otro día me llamaron para ofrecerme el cargo de secretaria técnica del Santa Rosa y rechacé la propuesta. Pasado un tiempo volvieron a llamarme, pero ya para ofrecerme la dirección. Lo pensé mucho, porque yo estaba en una institución pequeña comparada al Santa Rosa, que tiene más de 300 empleados. Pero lo afronté como un gran desafío profesional y consideré que podía hacer un gran trabajo. Y por eso acepté. 


- ¿Cómo fue ejercer su función en tiempos de pandemia?

- Fue una complicación más a las tantas que sorteamos día a día, pero mucho mayor. El hospital es una institución muy grande que no logra cubrir todas las necesidades a pesar de tener un importante número de empleados; a eso se suman los deterioros importantes que presenta el edificio. En el inicio de la pandemia se necesitaban más enfermeros, más personal de limpieza, más administrativos. Realmente fue trabajar bajo una gran presión pero logramos hacer cosas importantes, gracias al esfuerzo de muchas personas. Se habilitaron dos nuevos servicios, el área de triage, un acceso diferenciado para personas con síntomas compatibles con Covid 19 y la Sala de Aislamiento en la que permanecen los pacientes infectados y aquellos que presentan sospechas relacionadas a esta patología. El triage fue elegido particularmente por la proximidad con el ascensor, que fue puesto en funcionamiento después de 30 años para acceder al primer piso, donde se encuentra el sector de aislamiento.


- ¿Cómo se encaraban las acciones al inicio de la pandemia?

- Si bien fueron trabajos planificados entre el hospital, municipio y la provincia, era ver la mejor manera de resolverlos de forma inmediata, porque la situación así lo requería. También es cierto que esto se logró porque cada uno, desde su lugar, colaboró para que así sucediera. Todo fue muy consensuado. A mí me gusta dialogar mucho con el personal, pero también escuchar. Entonces no tengo ningún problema en dar marcha atrás con una decisión si después de analizarla en conjunto veo que no es como yo me lo imaginaba. Para que algo funcione, el trabajo en equipo es fundamental. Y si los resultados salen como uno lo espera, la satisfacción es aún mayor.


- Ejercer la dirección de un hospital es una labor que seguramente trasciende las cuatro paredes de una oficina. ¿Cómo la vive usted?

- Con una inmensa responsabilidad. No me interesa venir y sólo cumplir mi función detrás del escritorio. Mi prioridad es lograr que el sistema de salud en Villaguay funcione y sea eficiente. Hago mi trabajo de la mejor manera, siempre escuchando todas las opiniones porque cada uno tiene su mirada, su forma de ver la realidad. Problemas tenemos y muchos, pero son propios de la institución, porque justamente es un nosocomio grande por el que circulan a diario muchas personas. No me gusta involucrarme en ningún problema que no esté relacionado a la salud. Y si en algún momento tengo que hacerme a un lado porque consideran que no estoy haciendo las cosas correctamente, me iré y seguiré trabajando como lo he hecho durante muchos años. Yo estoy acá porque me gusta, pero también porque considero que se pueden lograr muchas cosas y sé que para lograrlo también se requiere el consenso de todas las partes.


- Cada vez son más las mujeres que hoy ocupan lugares importantes en ámbitos de trabajo. ¿Cómo ha sido su experiencia profesional?

- No me caben dudas de que las mujeres podemos ocupar lugares que por años fueron desempeñados sólo por hombres. Considero que podemos lograr muchas cosas siempre desde el respeto. Yo no he tenido ningún tipo de dificultad en los lugares donde me he desempeñado. Por supuesto que tenía mis temores cuando me tocó venir a Villaguay, porque uno siempre tiene que pagar derecho de piso. Pero la verdad es que me fue muy bien. Tengo un muy buen trato con mis colegas y cuando se han presentado dificultades siempre he buscado la manera de resolverlas de la mejor manera posible. A mí me gusta trabajar en equipo y siempre pido opiniones ante cualquier modificación que pretenda llevar a cabo en cualquiera de las áreas. Uno puede tener una mirada como directora pero eso no significa que tenga la razón.


- ¿Se puede lograr un equilibrio entre trabajo y familia?

- Ese es todo un tema. Yo soy doctora pero también esposa, madre e hija. Dividir los tiempos no es tarea sencilla, pero no imposible. Trato de organizarme lo más que puedo porque a mí me gusta ser una mamá muy presente. Me gusta estar en cada detalle, dejarles a mis hijos la ropa lista que se ponen todos los días, ayudarlos con las tareas. Yo disfruto mucho de mi casa y mi familia. Mi marido es un gran compañero, un gran papá, y juntos logramos que todo funcione. La medicina me ha dado muchas satisfacciones, es una profesión que siempre la he desempeñado con mucha vocación, con mucho amor.


- Se nota la emoción cuando habla de su familia...

- Sucede que mi mamá Mari y mi abuela Dora que ya falleció han sido fundamentales en mi vida. Sin ellas yo hoy no estaría acá. Mamá trabajó toda su vida para que yo pudiera estudiar. Mi abuela me brindó su casa para que yo creciera. Con muchísimo esfuerzo me bancaron los estudios en Corrientes. Cuando comencé a tener mis primeros sueldos, lo primero que hice fue llevarlas a pasear por los lugares que ellas no conocían. Recuerdo que mi abuela me dijo que quería conocer la República Oriental del Uruguay, así que ni bien cobré las busqué y nos fuimos. Conocimos también Brasil, las Cataratas, Córdoba, muchos lugares más. De alguna manera fue retribuirles todo lo que ellas habían dado por mí. Mis tíos siempre me dicen que mi abuela pasó sus últimos años muy feliz y a mí eso me llena el alma. Fue una mujer que tuvo una vida muy dura, madre de 7 hijos, siempre dedicándose a las tareas del campo, nunca había conocido otra cosa que eso y de repente viajar y conocer lugares impensados, para ella fue como renacer de nuevo. Por eso yo trato de tener siempre presente eso, la familia es la base de nuestra vida y eso trato de transmitirles a mis hijos todos los días.


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Trayectoria




Alejandra Barbarich tiene 44 años. Está casada con Germán. Tiene dos hijos: Agustín de 10 y Valentín de 6 años. Es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), en la ciudad de Corrientes. Se recibió de médica cirujana. Realizó su residencia en medicina general y familiar en el Hospital Justo José de Urquiza de Concepción del Uruguay. En Villaguay trabajó como médica comunitaria en el Centro de Salud del barrio el Chaco, en el Centro Integrador Comunitario –CIC, en el Sanatorio Americano y en el dispensario de Laguna Larga. Ejerció como médica asistente y directora en el Hospital de Las Moscas.

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