
Jorge Vicente Knoll nació y pasó la primera etapa de su niñez en Las Moscas, luego su familia se trasladó a Ingeniero Sajaroff. Cursó los estudios secundarios en Villa Domínguez donde forjó su gran pasión por el periodismo. Estudió Comunicación Social en Paraná y trabajó con éxito durante poco más de una década en San Salvador. Más tarde se mudó a Córdoba, donde también se destacó en radio, televisión, fue docente de periodismo y además fundó una revista.
- ¿Dónde nació y en qué lugar vivió su niñez?
- Nací en Las Moscas, departamento Concepción del Uruguay, un pueblito hermoso donde viví hasta los 11 años. Mis primeros amigos y mi vinculación inicial con la sociedad fueron en la escuela N° 25, donde hice hasta el 5° grado. Tengo un gran recuerdo de toda la gente de esa localidad, donde todavía viven tíos y parientes. Mi papá era recibidor de granos y trabajaba en el Fondo Comunal, Cooperativa Agrícola, que tenía su sede principal en Domínguez. Luego mi viejo fue traslado laboral a Ingeniero Sajaroff y toda la familia se fue a vivir allí, donde hice el 6° y 7° grado de la escuela primaria. “La Capilla” es un lugar único en el país, donde se da la confluencia de los gauchos judíos con el pueblo criollo y con la colectividad negra, afro descendiente, que venía corrida por el sistema esclavista del Brasil.
- ¿Dónde cursó sus estudios secundarios?
- Hice el secundario en la escuela “Alberto Gerchunoff” de Villa Domínguez (desde 1979 hasta 1983). Tengo que decir que ese colegio me dio todas las armas, tanto como persona como ciudadano. Todo lo que uno puede pedir de la formación como ser social lo adquirí fundamentalmente ahí, donde aprendí a pensar, conocí los valores, los derechos, las responsabilidades, además de un montón de conocimientos en todas las materias. Este colegio era dirigido por Yolanda Chabert de Gamarnik, quien a su vez era nuestra profesora de historia. Una docente magistral, de un nivel intelectual admirable, daba clases muy didácticas, desafiando siempre el conocimiento de los alumnos, obligándonos a tomar partido por la teoría. También quiero recordar a profesores como Moisés Parnes (nos enseñó el valor de la política); Jorge Kaplan, “Tola” Sánchez (nos daba literatura, con ella leímos nuestros primeros libros); “Pincha” Surra (la mejor profesora de inglés que tuve en la vida); “Polobo” Vales (derecho), “Mimiya” Hermelo. Son gente a la que no puedo dejar de nombrar porque nos enseñaron a aprender, a disfrutar del colegio secundario. También quiero mandarle un gran saludo a mis compañeros. Esa “promo” 1983 vivió tres épocas que a mí en lo personal me marcaron profundamente: En primer término una etapa de la dictadura militar, después la Guerra de Malvinas y posteriormente el despertar de la democracia. Pasamos del sufrimiento y la incertidumbre a descubrir el valor de elegir, participar y ser protagonistas de la vida de un país.
- ¿Cuándo comenzó a interesarle el periodismo?
- En un determinado momento de la vida a uno lo pica un bichito que se llama vocación y me sucedió estando en el colegio de Villa Domínguez. Uno encuentra lo que le gusta y lo mío pasaba por comunicar. Me encantaba el periodismo, vivía escuchando radio y leyendo todos los diarios que caían en mis manos. Iba todas las tardes a la biblioteca y me llevaba libros para mi casa. Entonces apenas culminé los estudios secundarios me fui a Paraná para seguir la carrera de licenciatura en ciencias de la información. Hubo un esfuerzo enorme de mis padres, pero fundamentalmente de mi mamá, quien me llevó, me inscribió y me consiguió una pensión. Además siempre me inculcó que había que estudiar, esforzarse y salir adelante con conocimiento. Con gran sacrificio logré recibirme. Mamá no había tenido esa oportunidad pero se las dio a sus hijos.
- ¿Cuál fue su primer trabajo periodístico?
- Mi primer laburo fue en San Salvador, porque mi familia se había trasladado a esa localidad ya que mi hermano, como recibidor de granos, había conseguido trabajo en la Cooperativa Arroceros. Cuando aún no había terminado la carrera, se me dio por ir a ver una de las radios nuevas (FM) que se habían abierto. Era el año 1990 y me dijeron que si quería ir a probar ahí que ellos necesitaban gente. Estuve 11 años trabajando en San Salvador, en radio y televisión. También incursioné en la prensa escrita ya que fundamos una revista que se llamaba Contacto 90. Quedé muy contento y agradecido con la sociedad de esa ciudad, tanto con la gente como con las empresas. Trabajé muy bien hasta que la radio en la que estaba se vendió y ante la posibilidad de quedarme y analizar un proyecto nuevo, junto a mi señora vimos la posibilidad de buscar otro horizonte porque era como un ciclo cumplido. Entonces nos vinimos a Córdoba. Trabajé en varios medios, radio, televisión y también fui docente de periodismo. Fundamos una revista de características culturales que se llama Teseo. En este momento no está saliendo a raíz de la pandemia, pero estuvo en la calle ininterrumpidamente desde 2012 hasta 2020.

- ¿Se puede decir que en Córdoba encontró lo que buscaba?
- Uno nunca encuentra lo que busca, pero tampoco tiene que volverse loco o bloquearse porque no llega eso que uno sueña como un anhelo, sino que hay que ir viviendo los momentos. Puedo decir que estoy muy bien en Córdoba, tanto en el aspecto profesional como en la docencia, algo que también la descubrí en esta ciudad. Pero con respecto al periodismo hoy estoy un poquito dolido, en el sentido de que cambió una gran vocación con la cual estudié en su momento. Obviamente que no me arrepiento de ser periodista y siempre trato de hacerlo con honestidad, con el intento permanente de la objetividad, de buscar la verdad y jamás ser deshonesto con el público. Pero creo que se ha bastardeado mucho la profesión, con intereses económicos y políticos que se han cruzado. Cambió mucho el lenguaje, el respeto por el público, la profundidad con la cual se tratan los temas. Antes había un periodismo más incisivo, sin tanto agravio ni mensajes chabacanos. La noticia era respetada, pero quizás estamos en un cambio y ojalá podamos volver a ese periodismo que uno soñó cuando era más joven. Veo que cuesta decir la verdad o a veces no se puede porque estamos condicionados para no decirla del todo. Ya no está esa intención tan pura de decirla, ni de buscar el dato y transmitirlo, hay cosas que se ocultan y otras que se ensalzan. También hay datos falsos, están en apogeo las “fakenews” y considero que no todo el público está preparado como para desbaratar el mensaje malicioso que puede estar oculto detrás de una noticia.
Familia, política y fútbol
Jorge Knoll tiene tres hermanos: Graciela (trabaja en una distribuidora y vive en Pilar, Buenos Airess), Juan (es recibidor de granos, posee una empresa de fumigación comercial y reside en San Salvador) y Liliana (es docente y también vive en la “Capital del Arroz”). Sus padres se llamaban Vicente Knoll y Ema Bolig. Jorge vive en Córdoba y está en pareja desde hace 30 años con Silvina Segovia. Sus pasiones son la lectura, la política y el fútbol (es hincha de Racing Club de Avellaneda). Sus frases de cabecera son: “Es urgente esperar” y “El tiempo pone las cosas en su lugar”.
- Uno nunca encuentra lo que busca, pero tampoco tiene que volverse loco o bloquearse porque no llega eso que uno sueña como un anhelo, sino que hay que ir viviendo los momentos. Puedo decir que estoy muy bien en Córdoba, tanto en el aspecto profesional como en la docencia, algo que también la descubrí en esta ciudad. Pero con respecto al periodismo hoy estoy un poquito dolido, en el sentido de que cambió una gran vocación con la cual estudié en su momento. Obviamente que no me arrepiento de ser periodista y siempre trato de hacerlo con honestidad, con el intento permanente de la objetividad, de buscar la verdad y jamás ser deshonesto con el público. Pero creo que se ha bastardeado mucho la profesión, con intereses económicos y políticos que se han cruzado. Cambió mucho el lenguaje, el respeto por el público, la profundidad con la cual se tratan los temas. Antes había un periodismo más incisivo, sin tanto agravio ni mensajes chabacanos. La noticia era respetada, pero quizás estamos en un cambio y ojalá podamos volver a ese periodismo que uno soñó cuando era más joven. Veo que cuesta decir la verdad o a veces no se puede porque estamos condicionados para no decirla del todo. Ya no está esa intención tan pura de decirla, ni de buscar el dato y transmitirlo, hay cosas que se ocultan y otras que se ensalzan. También hay datos falsos, están en apogeo las “fakenews” y considero que no todo el público está preparado como para desbaratar el mensaje malicioso que puede estar oculto detrás de una noticia.
Familia, política y fútbol
Jorge Knoll tiene tres hermanos: Graciela (trabaja en una distribuidora y vive en Pilar, Buenos Airess), Juan (es recibidor de granos, posee una empresa de fumigación comercial y reside en San Salvador) y Liliana (es docente y también vive en la “Capital del Arroz”). Sus padres se llamaban Vicente Knoll y Ema Bolig. Jorge vive en Córdoba y está en pareja desde hace 30 años con Silvina Segovia. Sus pasiones son la lectura, la política y el fútbol (es hincha de Racing Club de Avellaneda). Sus frases de cabecera son: “Es urgente esperar” y “El tiempo pone las cosas en su lugar”.