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Marcial Buiatti, coordinador de Fucofa en Villaguay: “TENER UN PROBLEMA DE AFTOSA ES MORTAL PARA EL COMERCIO EXTERIOR”

Arrancó la campaña de vacunación anti aftosa, por lo cual EL PUEBLO entrevistó a Marcial Buiatti, coordinador de la Fundación contra la Fiebre Aftosa (FUCOFA) en el departamento Villaguay.
 
La fiebre aftosa es una enfermedad viral, muy contagiosa, de curso rápido que afecta a los animales de pezuña partida o hendida.

Se caracteriza por fiebre y formación de vesículas principalmente en la cavidad bucal, hocico, espacios interdigitales y rodetes coronarios de las pezuñas. Es de muy rara transmisión a seres humanos.


- ¿Cuál es la expectativa del sector para el inicio de la campaña de vacunación anti aftosa?

- La proyección a vacunar en el departamento se estima sería de unas 435.000 a 440.000 cabezas, ya que en esta oportunidad se realiza con la totalidad de la hacienda. También se vacuna contra la brucelosis, la cual alcanzaría a unas 47.000 terneras. En este momento tenemos un gran movimiento de hacienda debido a dos factores. En primer término que la invernada tiene un muy buen precio, pero fundamentalmente a que los productores se están quedando sin campo ya que en los últimos días se ha cortado la lluvia y los suelos se están secando, razón por la cual se deben reducir las cargas para afrontar el invierno.

- ¿Cómo se realiza la vacunación?

- El vacunador tiene un plazo máximo de 60 días para completarla en su zona, ya que se hace un contrato de locación de obra y él debe realizar el trabajo dentro de esos 2 meses. En nuestro departamento son 26 los vacunadores. Algunos terminan su labor en 30 o 45 días, lo cual tiene un valor epidemiológico importante si tenemos en cuenta que la vacunación debe ser lo más acotada posible para reducir la posibilidad de contagios. Los paratécnicos tienen un listado y se van comunicando entre ellos. Se hace por zona, lo que se denomina técnicamente por “barrido”, es decir que el vacunador toma un camino, se extiende por una zona y allí va vacunando en todos los establecimientos. Puede haber alguna excepción, por ejemplo si el productor no puede justo hacer las inoculaciones cuando el vacunador está en cercanías de su campo. En otras ocasiones algún ganadero puede tener urgencia de vacunar porque quiere vender. A partir del 8 de marzo tienen 15 días para comercializar sin estar la totalidad de la hacienda vacunada, mientras que a partir del día 23 de marzo tiene que estar sí o sí todo vacunado. Si entre los días 8 al 23 quiere vender debe hacer una vacunación parcial.

- ¿Cuál es la evolución histórica de esta vacunación?

- Siempre hemos tenido variaciones importantes de los stocks, más allá de que en el último tiempo se ha estabilizado e inclusive incrementado, porque hemos tenido vacunaciones de casi 500.000 cabezas en el departamento y también ha habido de menos de 400.000. Esto tiene que ver con el valor de la hacienda y de la agricultura, que son los que compiten eternamente por la superficie productiva. Nos habíamos estabilizado en casi 420.000 cabezas pero en los últimas campañas se ha generado una recuperación de stock y estimamos que podríamos llegar a las 435.000 o 440.000 cabezas. Se ha producido un incremento real en el departamento pero tiene que ver, en la mayoría de las veces, con que las islas están crecidas entonces llega a los campos nuestros mucha hacienda de isla para pasar el momento de la inundación.


- ¿Cómo ha sido la historia de la fiebre aftosa en la región en las últimas décadas?

- Muchos países europeos, sumados a Estados Unidos y Australia ya llevan muchos años que lograron la erradicación de la fiebre aftosa a través de una vacuna. Acá en nuestro país también se indicó como obligatoria, pero lamentablemente no se cumplimentaba porque el productor no inoculaba a la totalidad de la hacienda o directamente no vacunaban a ningún animal. Entonces, desde el año 1990 se comenzó con un plan que armaron los propios productores entrerrianos a partir de las entidades. Inclusive el plan piloto inicial se comenzó a aplicar a fines de 1988 en Chajarí, donde se hizo una vacunación “auditada”. Se trabajó así en nuestra provincia hasta 1999, en el cual se dejó de vacunar pero como en la campaña 2000/2001 empezaron nuevamente los focos de la enfermedad se tuvo que reiniciar la vacunación. Fue una cuestión regional, porque por ejemplo en la República Oriental del Uruguay, Paraguay y Brasil habían dejado de vacunar. Haciendo un trazo comparativo, la fiebre aftosa es mucho más contagiosa que el Covid 19, al punto de que se transmite a través de los pájaros o el viento. En la actualidad, Brasil manifestó que no va a vacunar durante dos años, por lo cual habrá que analizar qué situación epidemiológica se instala en la región. Por su parte, Uruguay tomó la decisión de seguir aplicando porque más del 70% de su producción es destinada a la exportación, por eso no quieren correr riesgos de que les aparezca un brote. Tener un problema de aftosa es mortal para el comercio exterior. En cuanto a la exportación de carne de nuestro país también tiene una incidencia muy importante en la actualidad, fundamentalmente con el mercado chino, por eso esa firmeza en el precio de la hacienda. El caso de Chile es paradigmático porque se mantiene sin vacunación y libre de aftosa, pero toma 10 km desde la cordillera sin ningún tipo de uso de pastoreo ovino o vacuno. Nosotros tenemos en el sur argentino una gran región que es libre de aftosa y sin vacunación, porque hay una barrera sanitaria que no permite el ingreso de animales del norte hacia el sur dentro del mismo país. Hay que considerar que allí también son distintos los factores de riesgo porque hay tres indicadores que son importantes. En primer término la densidad de hacienda, ya que en el sur no existe la misma que en el resto del país. También cumplen su papel las cuestiones climáticas, porque la humedad y las altas temperaturas de nuestra región son mucho más favorables para la supervivencia del virus y por último la convivencia de especies (ovejas con cerdos y vacas), algo que en el sur no sucede.

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Un poco de historia

La fiebre aftosa es un mal que afecta desde larga data a los rodeos, existiendo referencias de animales enfermos desde comienzos de la década de 1870, cuando fueron diagnosticados varios casos en San José de Flores y Lomas de Zamora, Buenos Aires. Entre 1878 y 1883 se constató fehacientemente en bovinos del partido de Arrecifes las llagas características de la enfermedad.

En 1882, el famoso escritor José Hernández, en su libro “Introducción del Estanciero” alude a la presencia de focos en diversos sitios de la campaña de Buenos Aires. Posteriormente en 1900 se sancionó la Ley 3959 de Policía Sanitaria de Los Animales (antecedente del SENASA) en la que se advierte sobre la aftosa, indicándose las medidas a tomar en el caso de aparición de esta enfermedad “exótica”, cuya existencia es reconocida oficialmente por el gobierno en 1910.

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