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PREDICCIONES Y LA MÁQUINA DE OLVIDAR. Por Daniel de Michele

“He venido a hablar de cosas imposibles porque de lo posible se sabe demasiado”
Silvio Rodríguez

No podemos imaginar con exactitud cómo será nuestra vida pospandemia.
 
Sin embargo a través de la reflexión honesta y desprovista de toda fantasía, podemos imaginar algunas de las cosas que podrían ocurrir, según el lugar donde nos halle el fin de este calvario.

Sólo espero que nuestro proceso de adaptación al fin de la pandemia, sea veloz.

Me he imaginado que el túnel de salida de las cavernas del encierro tendrá paredes que estarán tapizadas con imágenes representando ideas ineludibles, pedazos de nuestro pasado cercano.


 
Veo tres ideas estampadas en la roca del túnel de salida:

1. Todos saldremos de la pandemia más pobres que cuando entramos. Muy pocos ganan mucho en medio de este naufragio.

2. Nadie saldrá totalmente sano del encierro. Más allá de haber contraído o no el Covid 19, nadie podrá disfrutar de la salud que tuvimos antes del inicio de la pandemia. Envejecidos, cansados, deprimidos, obesos e incluso enloquecidos tras meses de encierro, dominados por un puto miedo que inmoviliza.

3. El descalabro económico nacional se engullirá el futuro de nuestra generación. Habrá movida social cuando podamos estar tranquilos en la calle. Parece haber empezado aun cuando no se podía.

Las reformas que nuestro país necesita rápidamente, tomarán más tiempo que el aconsejable y habrá resistencia de los sectores de privilegio activando los frenos del tren en que vamos todos.

El sacudón social, político y económico generado por el Covid, empujará el reclamo solidario de los más afectados. Habrá crisis. Ya la hay, solo que ahora apenas quedan fuerzas para intentar sobrevivir.

La crudeza social estallará cuando la vacuna, la vacunación y la muerte se vuelvan transparentes y salgan del centro del escenario.

Habrá un clima político de rezago, los especuladores a salvo tirarán de la cuerda y viviremos en un paisaje de tensiones, zamarreos y ambiciones exacerbadas por disputas del poder.

Cuando las limitaciones terminen, quiero encontrarme con amigos de mi generación para hablar de cómo construir los puentes a nuestro pequeño y escaso futuro.

Este tiempo será para los ancianos de la tribu -nosotros.- una única y última oportunidad de aportar algo. Hay que comenzar a construir una nueva nación, otra nación tomando unas pocas e ineludibles ideas.

- El PROGRE (Programa de Redistribución) será generado por especialistas en economía, administración, salud, sociología, ciencias políticas y otros referentes de las Universidades nacionales argentinas.

- Administrar los fondos del PROGRE será responsabilidad de las Iglesias de los distintos cultos de nuestro país y de las Organizaciones Sociales de Mujeres.

- A la mitad indemne de esta nueva nación le debería doler la pobreza de la otra mitad, nada indemne.

- La magnitud del dolor para la mitad más beneficiada será incompatible con cualquier tipo de bienestar.

- La mitad favorecida y perjudicada por el dolor continuo, aliviará la situación de la otra mitad haciendo esfuerzos y concesiones extraordinarias (no se puede cargar con un dolor semejante)

- Ante la quiebra del Estado, la clase política, funcionarios, legisladores, jueces, embajadores y demás afortunados que perciben sus haberes sin mengua y de corrido, darán el ejemplo destinando parte de sus ingresos al fondo común del PROGRE.

En este momento sonó el talimbre, una campanilla despertadora asesina híbrido de taladro y timbre.

- Son las 7, arriba que tenés el Zoom con la gente de Patagonia, me informó Marta.

- ¡Uh! ¿Sabés que tuve un sueño hermoso?, le informé yo.

- Si, estabas contento, ¡te reíste dormido todo el tiempo!, dijo Marta.


Los sueños no son alegres ni tristes, buenos ni malos, solo son señales desesperadas del inconsciente escribió en inefable Dr. Pipkin. Me levanté, me puse el barbijo y pasé revista a los puntos del PROGRE, producto onírico que se empezó a borrarse al despertarme. Aquí escrito arriba, quedó lo poco que logré rescatar de la Máquina de Olvidar...

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