
Horacio Aizicovich nació, vivió su infancia y parte de la adolescencia en Villa Domínguez, localidad por la cual guarda un entrañable afecto. Luego, los caminos de la vida lo llevaron a Paraná y a Israel durante algún tiempo para recalar finalmente en Buenos Aires, donde reside desde hace 40 años.
Siguiendo el ejemplo trazado por su padre, “Lacho” ha sido un gran propulsor del cooperativismo. Actualmente es el gerente de recursos humanos del Banco Credicoop. EL PUEBLO charló con él en una entrevista con jugosas anécdotas y un rico material histórico.
- ¿Dónde nació y en qué escuelas concretó sus estudios primarios y secundarios?
Siguiendo el ejemplo trazado por su padre, “Lacho” ha sido un gran propulsor del cooperativismo. Actualmente es el gerente de recursos humanos del Banco Credicoop. EL PUEBLO charló con él en una entrevista con jugosas anécdotas y un rico material histórico.
- ¿Dónde nació y en qué escuelas concretó sus estudios primarios y secundarios?
- Nací en el hospital “Clara” de Villa Domínguez, donde también nacieron mis padres y mi hermano. Domínguez tenía la particularidad de poseer instituciones desarrolladas por el pueblo, con el apoyo del gobierno de la provincia, como lo era el hospital, una especie de mutual sanitaria, además el Banco Popular Agrícola y el Fondo Comunal, que era la segunda cooperativa del país en cuanto a consumo y producción fundada en 1904 por la colectividad israelita. La primera de Argentina había sido la de Lucienville, en Basavilbaso. Mi vida en Domínguez fue hermosa, abarcó la infancia y parte de la adolescencia, hice la primaria en la escuela N° 11 “Isidoro Suárez” y luego continué mis estudios en el colegio fundado por varios vecinos (entre ellos mi viejo, Samuel Aizicovich), que nació como una respuesta a las necesidades de las familias del pueblo para que los chicos tuvieran una formación secundaria y no se fueran a otras localidades en busca de estudio o empleo. Una gran profesora de Historia oriunda de Villaguay, Yolanda Chabert, fue su rectora durante muchísimos años y supo conducir magistralmente a este colegio que es un verdadero emblema de la localidad. Inicialmente era la Escuela de Comercio “Juan Bautista Alberdi”, pero a través de una gran lucha por parte del pueblo se logró la nacionalización y pasó a llamarse “Alberto Gerchunoff”. Si no se hubiera conseguido esto, no podría haber subsistido, dado que deberían haberlo sostenido económicamente los propios padres de los alumnos, algo imposible debido a los sueldos y gastos edilicios, etc.


- Su infancia y adolescencia estuvieron teñidas por el fútbol de Villa Domínguez.
- Sí, por supuesto. El Club Atlético Libertad, que acapara los sentimientos futboleros del pueblo, nació de la fusión entre dos históricos rivales (Deportivo e Independiente). Cada vez que se enfrentaban en partidos por la Liga Villaguayense, para la zona era lo mismo que un clásico Boca – River y Domínguez lo vivía de una manera impresionante. En la semana previa solamente se hablaba del partido y de acuerdo a quién se quedaba con el triunfo, se seguía comentando una semana después. Deportivo tenía su cancha donde actualmente está “La Cancha de las Chapas” de Libertad, mientras que Independiente era una institución más céntrica, ya que tenía su sede en la esquina frente al almacén de Langsam y la cancha se encontraba muy cercana a la plaza, donde ahora hay un barrio de viviendas. Existe una anécdota curiosa y particular. Mi viejo era muy amigo de “Lucho” Bortnik (oriundo de Villa Clara), una gran figura dirigencial de Boca Juniors, ya que era el jefe de la subcomisión de fútbol y además vicepresidente del histórico Alberto J. Armando. Papá hizo las gestiones con “Lucho” y éste le prometió que iba a conseguir que viniera a Villa Domínguez la tercera especial de Boca para jugar un partido amistoso. Y lo cumplió, en un hecho inédito para la región. La delegación xeneize viajó un día antes (el sábado) y se alojaron en único lugar que había en el pueblo, el Hotel Central, propiedad de la familia Polonsky. El domingo se disputó el partido contra un combinado integrado por jugadores de Deportivo e Independiente. Entre otros para Boca jugaron Bongiovanni, “Romerito” y “Mané” Ponce. La cancha se llenó porque vino gente de Las Moscas, Villa Clara, Ingeniero Sajaroff y Villaguay. Por su parte, en el equipo local jugaron legendarias figuras que en ocasiones habían integrado la Selección de la Liga Villaguayense, como “Tino” Barreto, “Pencho” Sánchez y Abdón “Patona” Sosa. A los 3 minutos de juego se puso en ventaja el combinado de Domínguez, provocando el delirio de los simpatizantes locales y la sorpresa del cuerpo técnico de Boca. Pero después, la escuadra porteña reaccionó poniendo las cosas en su lugar y terminó ganando por 7-1 con un baile terrible. Fue un hermoso evento que todo el pueblo disfrutó muchísimo, pero mayormente los chicos, ya que nos sacamos fotos y compartimos con los jugadores.


- ¿En qué año se fueron de Villa Domínguez?
- Nos mudamos junto a mi familia a Paraná en el año 1971, terminé la secundaria allá y después seguí Ciencias Económicas en la facultad de Santa Fe (dejé en 4° año). Luego nos radicamos durante dos años en Israel. Después de mi regreso entré en el movimiento cooperativo de crédito, donde hice carrera, hasta el día de hoy. Desde 2011 soy el gerente de recursos humanos del Banco Credicoop. Es el banco cooperativo más grande del continente, allí trabajan alrededor de 5.000 personas y está desplegado por todo el país con 274 filiales. Además soy un activo dirigente del cooperativismo. Hoy podemos decir con orgullo que esta doctrina, que tuvo su nacimiento en las colonias judías de Entre Ríos, es una gran realidad en toda la Argentina. Tanto las cooperativas agrícolas como las de crédito han sido armas para la evolución de la región. Y obviamente que también las de servicios públicos, las cuales se han encargado de llevar la luz eléctrica, el gas o la telefonía a muchísimos lugares del campo. Yo tenía una gran formación y gusto por el cooperativismo, el cual aún conservo, porque lo considero una herramienta fundamental para el desarrollo del país y para la justicia social. En este sentido, continúo el surco que abrió mi viejo, quien participó en todas las cooperativas agrarias de Entre Ríos, inclusive fue fundador de las de Alcaraz y de Colonia Avigdor. Me parecía un proyecto hermoso, muy viable, pero por sobre todas las cosas beneficioso para la gente. Impulsar y sembrar las ideas del cooperativismo tiene que ver con mis raíces en Villa Domínguez, por el significado de lo que fue el Fondo Comunal y los viejos dirigentes que conocí. Desde ese punto de vista siento un gran orgullo. Siempre rescato de Domínguez esa particularidad de haber sido un pueblo donde se ensambló el criollo, el gaucho y el judío inmigrante. Se mezclaron las culturas, lo cual provocó una riqueza social y cultural enorme, posibilitando que todos tuvieran acceso a la salud pública, a la educación, con el advenimiento del colegio y de la escuela ORT que tuvo una sede en Domínguez durante muchos años, con enseñanza de agromecánica para los hijos de los colonos y una escuela profesional para las mujeres. Villa Domínguez se transformó en un pueblo con una vida social y cultural magnífica, con instituciones que se crearon para servicio de la gente, con posibilidades para todos, sin discriminar a nadie, así fueran judíos, criollos o peones de los campos.
- ¿Cómo les fue en Israel?
- ¿Cómo les fue en Israel?
- El Israel que yo conocí en aquella época (años 1978 y 1979) era un país complejo, una sociedad muy dura en cuanto al trato con los extranjeros. Dicho esto porque uno está más acostumbrado a un trato afable, como retrata la forma de ser en los pueblos del interior de nuestro país. Era una comunidad con un total desarrollo en materia de educación, en aquellos años todavía existía un gran movimiento de las colonias agrícolas (“kibutz”), que luego se fue perdiendo, porque en realidad hoy el impacto de los “kibutz” en la economía israelí es muy bajo. Siguen existiendo pero con una participación mucho menor. Es un país que brinda grandes oportunidades desde el punto de vista sanitario. Tiene un sistema de salud y hospitales impresionantes, lo cual quedó demostrado en este contexto de pandemia con el éxito logrado en las campañas de vacunación. Lamentablemente es un país que siempre está en constante tensión con los estados árabes que lo rodean y con Palestina. Este es un tema de muy difícil o compleja resolución. También seguí el fútbol allá porque hice amistad con los mellizos Mario y Néstor Schujovitzky. Mario era arquero, nacido en la provincia de Santa Fe, en una localidad cercana a Moisés Ville. Acá en Argentina había atajado en Chacarita y en Estudiantes de Buenos Aires. En el año 1975, a través del contacto de un familiar, lo llevaron a jugar a Israel. Luego se fue toda la familia. Allá atajó en el Hapoel Be’er Sheva y en el Hapoel Jerusalem y también de la Selección Nacional, de la cual terminó siendo capitán. Lo doloroso de esta historia es que hace aproximadamente dos meses falleció a causa del Covid 19.
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Familia
Horacio Darío Aizicovich tiene 65 años. Sus padres fueron Samuel Aizicovich y Sara Charchir. Su único hermano, Jorge, falleció el año pasado. Su padre fue administrador de la Jewish Colonization Association y uno de los grandes precursores del cooperativismo. Horacio vive en Buenos Aires desde 1981. Contrajo matrimonio con Susana Beatriz Lempel (licenciada en administración de empresas y psicóloga social), con quien tuvo dos hijos: Marina (37 años, psicóloga) y Andrés (36, artista plástico).