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CASEROS: EXPULSIÓN DE UN ANTIGUO POPULISMO. Por Ciudadanía en Movimiento



Se desata el 3 de febrero de 1852 el conflicto armado que se conoce como Batalla de Caseros, un enfrentamiento que fue precedido por la oposición constante a las ideas de federalización del país que ya habían sido plasmadas en lo que se dio en llamar el "Pacto Federal", cuyos acuerdos no habían llegado a cumplirse.

Mas allá de la trama militar, donde no se pone el foco, Caseros no es un acontecimiento sorpresivo e inesperado, hacía tiempo que el terreno para su desenlace venia preparándose. En principio por la hegemonía y autoritarismo con el que Rosas, quien había asumido la gobernación de Buenos Aires en 1829 gobernaba. Su gobierno se había convertido ya, en un sistema anacrónico, con una mirada limitada a Buenos Aires, sin la proyección de un gobierno nacional.

La construcción de un futuro para el país asociado a la prosperidad de sus habitantes, el desarrollo en todas sus aristas, necesitaban de un proyecto genuinamente federal, tanto en el reparto de las rentas, como en el desarraigo de ideas que dividieran a los ciudadanos. Era tan necesario el triunfo de las ideas de progreso, confraternidad, por sobre las de conservadorismo y tradicionalismo como concepción de la realidad como invariable, como el cese de la política hegemónica y autoritaria, llevada adelante por Rosas.

Si se centra la reflexión a cerca de la trascendencia de este hecho histórico, en la historia constitucional del país, es claro que lo que abre las puertas a la Constitución de 1853 es el triunfo de un pensamiento sobre otro.

Es el triunfo de una concepción federal para un país que demandaba su organización sobre los pilares de la libertad, progreso, trabajo, confraternidad, paz. 

Algunos estudiosos de la historia constitucional del país, respetados autores que han escrito sobre ella, han manifestado que aquella anacrónica y estática forma de gobierno llevada adelante por Rosas podría asimilarse a los gobiernos que hoy guían de la misma manera los destinos del país, y que responden a una ideología populista.

Esta concepción del gobierno como poder ilimitado, con desconocimiento de su forma representativa y de la división de poderes, basados en ideas inflexibles, en la inmediatez, en el conservadorismo, en lo concreto, es lo que obviamente no da paso a la modernidad, la prosperidad y el desarrollo.

La Batalla de Caseros, reviste en la historia constitucional de nuestro país, un capítulo de altísima trascendencia, abre las puertas a la organización constitucional de Argentina, pero también es un hito que demanda, justamente en estos tiempos, reflexión acerca del país que realmente la ciudadanía desea.

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