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La nómina se empieza a achicar, quedan 20 participantes y el disponible para comprar víveres reducido al mínimo, se perdió la prueba y se viene una semana difícil. La voz en off, el Gran Hermano, llama a Martín Pepa al confesionario para detallar el pedido al supermercado. El joven deja de jugar al pool y encara la tarea. Risueño, comienza a elaborar el listado sabiendo que sus elecciones traerán conflictos: solo 4 kilos de lomo, tres paquetes de galletitas, nada de cigarrillos, casi nulos productos para el desayuno y 15 kilos de lechuga. Un rato después, llega el pedido, bolsas sueltas y una caja enorme llena de hojas verdes. Sorpresa, discusiones y la pregunta: ¿qué hacemos con tanta lechuga? Y con ese interrogante, la respuesta que aún hoy, doce años después, le recuerdan cada vez que lo reconocen por la calle: ¡una tortilla de lechuga!
Su paso por el reality quedará en la historia por la compra más insólita pero también, por haber contado que en sus años viviendo en el campo, el joven oriundo de La Pampa había tenido intimidad con una oveja. Todas estrategias pensadas antes de entrar al programa, cuando un amigo le avisó que se abría el casting y que tal vez, era su chance para ingresar en el medio que tanto le atraía desde chico. Mal no le fue: si bien el gran ganador fue Christian U -quién salió y volvió a entrar a la casa fortalecido-, luego de 140 días de aislamiento ininterrumpidos, Pepa quedó en cuarto lugar y se llevó un Fiat Uno 0 km con el que pudo reemplazar su viejo Fiat Duna, dos años de gira por todo el país haciendo presencias en boliches y el camino allanado para comenzar a desarrollar su propia carrera.
Ya fuera de la casa, comenzó a trabajar como productor para señales como Telefe, Disney, Nickelodeon; y hasta se probó en la conducción del ciclo Sumá miles de pesos, un programa de juegos telefónicos por la pantalla de El Trece. En paralelo, junto a su hermano Mariano, montó Grow Up, una agencia de comunicación integral para políticos y empresas, que además está enfocada al universo gaming. “Soy un fanático, le dedico muchas horas de mi vida a hablar con productores, a ver canales de afuera, miro programas, siempre quiero ver cosas nuevas y obviamente miro mucho Twitch porque es nuestro foco. Ojalá que la tele se acerque más al gaming que es una forma de acercarse a los jóvenes”, comenta Pepa en diálogo con Teleshow.
Más de una década después, el ex hermanito, afirma tener el mejor recuerdo de su paso por el programa y no haberse arrepentido nunca de entrar a la casa más famosa: “Yo me arrepiento de lo que no hago”. Del reality, además, se llevó un amigo para toda la vida. “Lo mejor que me dio el programa es mi relación con Martín Anchorena, que es otro participante que es piloto. De hecho, el otro día estuvimos piloteando y creo que en breve voy a hacer el curso. Estoy en esa movida, aprendiendo un poco porque me gusta”, promete entusiasmado.
Cero traumas aclara que le dejó la casa y el encierro, a comparación de otros participantes como Tamara Paganini que relató, hace algunas semanas, el calvario que vivió durante estos años. “El paso por la casa, pero sobre todo la salida fue alucinante, yo lo disfruté muchísimo. Por momentos se hacía medio raro porque por un lado perdías la privacidad pero si te gusta el durazno, bancate la pelusa. Ni te metas a un programa así. Lo que sí no te imaginás es el nivel de la exposición, de repente tenían que cortar una calle porque salías vos, o la gente pagaba para ir a verte y sacarse una foto con una cámara digital”, repasa del post encierro y cuenta que los fines de semana se subía a un avión y recorría el país haciendo boliches y eventos.
De las denuncias sobre maltratos, acoso y propuestas indecentes que otros participantes afirman haber sufrido por parte de miembros de la producción, Martín Pepa dice no estar enterado. “Creo que son temas delicados, desde mi lado no vi nada de ese estilo, tanto en la edición que me tocó como mientras estuve trabajando en en canal. Cualquier persona que trabaja en medios sabe que eso existe, los productores no son personas ajenas a la gente, el que es malo no importa de qué trabaje, puede ser taxista, remisero o productor de televisión”, asegura y deja en claro su postura sobre este tipo de declaraciones públicas: “No me gusta meterme en estos temas porque hay una verdadera lucha de las mujeres que es sumamente importante y hay que tratarla con muchísimo respeto desde todo punto de vista. Ya sea como hombres, tratando de construir con mis amigos y el entorno para que nos vayamos deconstruyendo hasta, como pasa muchas veces, acusar o tirar algo al aire sin tener pruebas, algo con la que tampoco estoy de acuerdo”.
Fanático de los programas de televisión, Martín confiesa no haber visto El Hotel de los famosos: “Vi solo lo que suben a Twitter, porque es donde me informo, pero sé que de números no anduvo tan mal y se entiende que hay una falta de realities. Claramente vamos en ese camino, si mirás la tele de afuera, queda poco espacio para los programas de otro tipo. Necesitamos programas de entretenimientos porque la gente necesita desconectar un rato”. Eso sí, él ya no querría ser participante activo de ninguno de ellos. “Ya no entraría, sí me gustaría estar desde otro lado, tal vez panelista en un debate, haciendo algo digital o produciendo, pero no me metería a menos que tenga que ver con gaming o algo más relacionado con mi nicho”, aclara.
“Es lo que te pasa cuando estás mucho tiempo encerrado, las emociones son más fuertes, de repente lo que contenías lo tuviste que contener mucho más y cuando explotás, lo hacés el triple. En ese sentido fue para mí más sencillo quedarme encerrado. Ya lo viví: sabía que al principio iba a ser un viaje de turismo, qué copado, estoy en casa, pero que cuando pasara el mes y medio, el proceso sociológico es parecido: se te acabó la chispa de estar encerrado, querés salir y no podés”.
Para finalizar, Pepa deja un divertido pedido a futuro: “Cuando me muera, que alguien le ponga una lechuga a mi cajón”. (Fuente: Teleshow).