UN GATO MONTÉS ATROPELLADO EN LA RUTA ENTRE VILLAGUAY Y VILLA ELISA. ¿Es una especie en peligro de extinción?



Los integrantes de una familia de Villaguay que viajaban el domingo por la ruta 130 divisaron a un felino muerto, al parecer un gato montés, que había sido atropellado recientemente. Le sacaron una foto y la enviaron a este diario, preocupados por la posibilidad de que se tratara de un animal en peligro de extinción.


El hallazgo ocurrió en cercanías de la capilla San Andrés, a unos 10 kilómetros al noroeste de Villa Elisa. "Era chiquito, del tamaño de un gato. Lo vimos al mediodía, cuando íbamos a Colón, y nos llamó la atención. Lo confundimos con un peluche. Al volver a la tarde tarde nos detuvimos y le sacamos esta foto", le contó a EL PUEBLO la mujer que tomó la imagen.

En principio pensaron que podía ser un yaguareté. Sin embargo, el pelaje de esta especie no se corresponde con el del animal fotografiado. En el yaguareté, las manchas semejan circunferencias con puntos en su interior, mientras que las del gato montés son círculos completamente negros, sin espacios de pelo claro en su parte interna.

Además, el gato montés presenta anillos en la cola y bandas transversales en los costados de las patas (no círculos ni circunferencias como el yaguareté). Además tiene un color casi blanco alrededor de los ojos, el hocico y las partes inferiores.

Esta especie no se encuentra en peligro de extinción, o al menos no en nuestro país ni en el resto del continente. De acuerdo al sitio Felinos de Argentina, el gato montés "es la especie más común de felino silvestre del sur de América del Sur y por el momento no presenta serios problemas de conservación".

"Durante la década del 70 y 80 fue el 'gato' más explotado por el comercio peletero. Entre 1976 y 1979 se exportaron 400.000 pieles de felinos, principalmente de gato montés, pero durante los años siguientes su demanda se redujo considerablemente", reseña la página.

Actualmente se encuentra prohibida la caza, comercio, transporte y exportación de ejemplares vivos y sus productos. De todos modos se lo caza a veces por su piel y por los supuestos daños que provoca a las aves de corral. También sufre fragmentación y pérdida de hábitat, depredación por perros domésticos y atropellamientos en rutas y caminos.

Su número parece haber disminuido en algunas regiones pero su estado de conservación no enfrenta serios problemas a nivel general.

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