La emotiva misa de Ricardo Piñeiro: Teresa Calandra, Mario Massacessi y el padre de su iglesia le rindieron homenaje

Fueron muchísimas las veces que Ricardo Piñeiro (1956-2023) ingresó por la puerta lateral de la Iglesia Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús como voluntario. Lejos de los flashes, la moda y los reconocimientos, él disfrutaba de arremangarse y de brindarse a quien lo necesitaba.



Sus manos habitualmente estaban al servicio del Comedor El Peregrino, y de las 120 almas en situación de calle que, de lunes a sábado, y de 10 a 12:30 hs, van a buscar un plato caliente de comida por la entrada lateral de la iglesia.



Pero este lunes 4 de diciembre su presencia se hizo carne gracias al cariño de los eclesiásticos que lo conocieron. "Estamos despidiendo a un amigo, a un hermano", declararon desde los parlantes mientras Mora Furtado, Evelyn Scheidl, Andrea Frigerio y Martín Cabrales, entre tantos otros, tomaban asiento en los bancos de madera.



"Ricardo tenía un corazón de niño"





En una misa de acción de gracias en la que se agradeció "la vida de Ricardo" –en ningún momento lo llamaron por su apellido–, el Padre Eduardo Pérez exclamó: "A Ricardo lo teníamos muy cerquita. Siempre nos encontrábamos en la plaza (Vicente López) y teníamos la oportunidad de charlar".

"Ricardo, que los ángeles te acompañen en tu camino, que los santos te reciban en el reino y que María, tu madre y nuestra madre, te presente a Jesús", pidió el sacerdote Eduardo Pérez en la misa por Ricardo Piñeiro.



"Él se implicó en la historia de nuestra casa en un momento en el que él se sintió muy desilusionado, en el que estaba pasando un momento difícil de su vida, y acá encontró un lugar donde ser escuchado y escuchar a otros. No son muchos los voluntarios varones que nos ayudan, pero él se ofreció y al principio venía diariamente a darnos una mano... ¡y eso que el comedor no tiene nada de glamoroso! Pero él también encajaba muy bien en un mundo tan sencillo y humilde como el de nuestro comedor porque era un señor, y eso lo vimos hasta los últimos momentos de su vida".



"Tuvo una vida luminosa que también tuvo sus espinas, sus dolores y su soledad, pero no dejó de ser pintón, de vestirse bien y de ser una persona muy atractiva. Se mantuvo intacto en situaciones muy distintas: de euforia, de alegría, de tristeza, de fama...", enumero el sacerdote recordando sus charlas con el empresario que falleció el miércoles pasado, a los 67 años, a raíz de un ACV hemorrágico.

Algunos de las personalidades que hoy, lunes 4 de diciembre, a las doce del mediodía, acudieron a la iglesia Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón.



Luego, antes de pasar a la eucaristía, decidió definirlo: "Ricardo tenía buena manera. Era un hombre entero, con principios y valores, y tenía un corazón de niño: era capaz de conmoverse con sus perritos hasta el extremo... Creo que a todos nos dolió mucho su muerte".



El emotivo recuerdo de Teresa Calandra





"No tenía nada preparado", admitió Teresa Calandra desde el estrado mientras veía a los ojos a los presentes. "Muchos de nosotros lo despedimos en las redes sociales subiendo recuerdos de los mejores momentos con fotos muy lindas de él, y entre tantos mensajes, yo leí esto que escribió Delfina Frers, y que es algo que sentimos muchas de las personas que trabajamos con él y lo consideramos un compañero de ruta".

"Volá alto Ricardo", expresó Teresa Calandra a pura emoción.



Luego de scrollear en la pantalla de su celular, llegó al posteo y leyó: "Parte de nuestra historia queda en nuestra memoria con un principio y un final. Cerramos una etapa con su partida, y duele. Fue espléndido, simpático, cariñoso, leal, generoso, nos cuido y lo cuidamos. Casi lo perdemos una vez que su corazón quizo romperse, pero no era su día y continuó entre nosotros. Nos divertimos compartiendo comidas y tardes en su quinta con todos sus perros. Y en Punta del Este más de una vez nos hospedaba y llenaba de jazmines las tardes de mar y las fotos. Fue en los 80-90, una época dorada de muchas de nosotras, que él se brindo siempre. Era nuestro amigo y hermano, y seguirá estando en nuestros corazones".



"Volá alto Ricardo, siempre estarás con nosotras", cerró Calandra sumando un deseo de su autoría.



Mario Massacessi: "Este es el mejor lugar para darle la despedida, porque es el lugar donde lo rescataron"





"Se imaginarán que no traje nada preparado, pero cuando uno no tiene preparado sale lo que está presente, lo que está en el corazón, y yo me quedo con algo que dijo el padre que es que la vida también tiene espinas. Aún en el brillo y en el esplendor, la vida tiene espinas", comenzó diciendo Mario Massacessi antes de sumergirse en la vida de luces y sombras de Piñeiro.

Mario Massacessi conmovió al público con sus palabras.



"Cuando las espinas llegan, pinchas, lastiman, duelen y sangran, pero siempre alguien te rescatará. Yo creo que este es el mejor lugar para darle la despedida y el hasta pronto a Ricardo porque es el lugar donde lo rescataron, y son los lugares que tenemos que cuidar. Acá hay personas que todo el tiempo están rescatando a alguien que se cae... Este lugar ha sido un faro para Ricardo, que también tenía una vida privada, muy privada, en la que también había dolor, soledad, ausencia, como hemos tenido todos. Todos tenemos esa parte de sombra a la que necesitamos que alguien le ponga un poco de luz para ver cómo sigue el camino", expresó.



"Yo coincido en que todavía tenía mucho para dar, mucho por recorrer, pero las cosas son así. Y creo que la mejor manera de despedirnos de Ricardo es preguntándoles a los dueños de casa qué necesitan de nosotros y qué podemos hacer, porque hay otros Ricardos, que tal vez no tienen amigos o identidad pública, pero que están necesitando. Creo que las muertes tienen que servir para algo... démosle un lindo aplauso de despedida a Ricardo", sugirió antes de que el recinto explote en cálidos y sentidos aplausos mientras más de uno dejaba brotar la emoción en forma de lágrimas.

El último aplauso –y muy sentido aplauso– de Ricardo Piñeiro.



Todas las fotos de una misa entrañable



La fachada de la iglesia que solía visitar Ricardo como voluntario, como vecino –vivía a pocos metros– y como feligrés.

Andrea Frigerio.

Evelyn Scheidl y Teresa Calandra.

El diseñador César Juricich.

Mora Furtado.

El empresario Martín Cabrales.

La diseñadora Leticia Carosella.

Las modelos Dana Lijavestsky y Mariela Pigoni.

Pía Marcollese y Carmen Yazalde.

Roberto Devorik junto al arquitecto Javier Iturrioz.

Andrea Bolatti expresando su dolor junto a otras mannequins.

Antes de partir, Mora Furtado, Carmen Yazalde y Evelyn Scheidl elogiaron a Mario Massacessi y a Teresa Calandra por sus palabras.



Fotos: Candela Petech y RS fotos


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