Mario Roberto González parecía ser un tipo con suerte. Desde 2008 tenía un pedido de captura en una causa por narcotráfico de un Juzgado federal, pero cada vez que se ordenaba un allanamiento para su detención, no lo encontraban. Era asó porque el comisario inspector de la Policía de Entre Ríos Alberto Núñez le hacía un llamado o mandaba un mensaje de texto justo a tiempo.
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