El padre Julio Faes, oriundo de Bovril, ingresó al seminario en el año 2005, lo finalizó en el 2013, en 2014 fue ordenado diácono y sacerdote. La primera parroquia a la que fue asignado fue Nuestra Señora del Rosario, en Crespo. Posteriormente fue destinado a Villaguay, donde se desempeñó como vicario en la parroquia Santa Rosa de Lima. En 2019, luego de realizar una experiencia en Atlanta, Estado de Georgia, y posteriormente en el barrio El Bronx en Nueva York, trabajando con los inmigrantes latinos en EE.UU. fue enviado a continuar con su labor eclesiástica en la diócesis de Peoria, Illinois.
A seis meses de embarcarse en esta aventura, el padre Julio cuenta cómo es la comunidad en la que se encuentra y la misión que lleva a cabo en estos tiempos tan difíciles. Su historia nos muestra que aún en medio de una pandemia, la fe puede llevar esperanza a las personas que lo necesitan.
- ¿Cómo ha sido la experiencia de establecerse en Estados Unidos?
- En diciembre de 2019 realicé mi primer viaje, el cual era sólo por quince días. Pero la experiencia fue tan buena que solicité el permiso para establecerme y cerca de Navidad de ese año volví a Argentina para preparar mi mudanza. La llegada a Peoria representó un desafío muy lindo, el trabajo es muy interesante. El recibimiento de los fieles fue muy cálido, porque ellos no contaban con sacerdotes que hablaran español. Entonces el cariño que me ofrecen es algo maravilloso. El poder acompañarlos pastoralmente ha sido como un regalo que Dios me dio.
- ¿Cómo es la población de Peoria? ¿Hay comunidades de inmigrantes?
- Una de las características de Estados Unidos es que es un crisol de culturas. La variedad étnica que ves al circular es increíble y muy rica. En un paseo te podés cruzar con un afroamericano, con un asiático, un latino, un europeo. Todo en un radio muy pequeño. Creo que esta diversidad enriquece la cultura del país. La ciudad de Peoria cuenta con 111 mil habitantes. Propiamente la comunidad de hispana de aquí ha ido creciendo durante los años. Muchos inmigrantes latinoamericanos llegan en busca de lo que se conoce como “el sueño americano”. Pero es una búsqueda que conlleva su precio, ya que muchos se ven obligados a permanecer en carácter de ilegales.

- ¿De qué manera están viviendo la pandemia en esa ciudad? ¿Es una zona muy afectada?
- Aquí la cuarentena comenzó a finales de febrero, y la verdad es que ha sido un tiempo muy duro. La realidad laboral, en mi caso pastoral, se ha modificado totalmente. Por lo que me ví obligado a recurrir a las redes sociales. Por medio de Facebook, Instagram y un canal de YouTube pude acercarme a los fieles. Esas herramientas me dieron la posibilidad de predicar el evangelio en la comunidad hispana. Estados Unidos superó los números de contagios de coronavirus, y las zonas más afectadas fueron las cercanas al Estado de Nueva York y Nueva Jersey. En Illinois, la ciudad más comprometida fue Chicago. Pero de todos modos acá vivimos la cuarentena de forma muy estricta por el temor a la enfermedad. A esto hay que sumarle que se ha reabierto una grieta que siempre atravesó a este país, el odio hacia las personas de color, que aquí los llaman “blackpeople”. Con el caso de George Floyd, el hombre que falleció tan injustamente, detonó manifestaciones de todo tipo. Esta lucha, en busca de conquistar derechos, muchas veces se ve cruzada con el vandalismo y la destrucción porque la gente sale con mucha ira a la calle. La policía se ve en la necesidad de salir a custodiar, porque los comerciantes tienen miedo a los saqueos.
- ¿En qué parroquia desarrolla su actividad pastoral?
- Se llama Sacred Heart of Jesus, que pertenece a la jurisdicción de Peoria. Mi labor me lleva también a trabajar en la Catedral y en las parroquias San Bernardo y Saint Joseph. Mi responsabilidad es atender al ministerio hispano, y también estoy delegado para recorrer las ciudades cercanas en las que hay ministerios hispanos y pertenecen a la diócesis.
- ¿Es una comunidad muy practicante? ¿Cómo es la vida diaria allá?
- La vida acá es muy linda, dentro de mis obligaciones tengo la tarea de celebrar misa, bautizar, casar, y demás sacramentos para el ministerio hispano. Yo trabajo en un gabinete, su directora se llama Rosa Romero. Ella y tres hermanas del Sagrado Corazón forman parte del equipo. Tenemos un trabajo muy intenso con la comunidad hispana. Incluso he tenido que celebrar algunos “memorials”, un funeral en el cual el cuerpo del difunto no está. Como he dicho, muchos de los fieles son inmigrantes que no tienen la posibilidad de ir a su país sin correr el riesgo de no poder regresar. Por eso, los velorios que se celebran son, en muchas ocasiones, de familiares que fallecieron en su país nativo. Pero de todos modos, la familia necesita hacer esa despedida.
- ¿Qué recuerdos tiene de su tiempo en Villaguay? ¿Hay algún mensaje que le gustaría dejar a los villaguayenses y lectores del diario?
- Tengo muy gratos recuerdos de la ciudad, sobre todo de la zona de Lucas Norte y Lucas Sud, los lugares que me tocaba recorrer mucho cuando vivía allí. Recuerdo la sencillez de la gente y la felicidad que reside en la austeridad de lo material. Sobre todo cuando uno puede llenarse de amistad, de risas, de alegría y de familia. Yo me di cuenta de que no son las cosas del mundo las que me llenan el corazón, sino las personas que Dios me va regalando paso a paso. Son rostros que llevo conmigo en el día a día y me acompañan en los nuevos desafíos que enfrento. Si tuviera que dejarles un mensaje sería: no se dejen robar la felicidad, sean agradecidos con los rostros que los rodean porque el día de mañana pueden dejar de estar. Además les quisiera decir que se animen a perseguir sus sueños, a atrapar la vida, y no se dejen paralizar por el miedo. Porque el miedo te deja sin sentidos. Dios los bendiga a todos.
Información de contacto con el padre Julio:
Facebook: Padre Julio Faes
Instagram: @padre_juliofaes
YouTube: Padre Julio Faes
- Tengo muy gratos recuerdos de la ciudad, sobre todo de la zona de Lucas Norte y Lucas Sud, los lugares que me tocaba recorrer mucho cuando vivía allí. Recuerdo la sencillez de la gente y la felicidad que reside en la austeridad de lo material. Sobre todo cuando uno puede llenarse de amistad, de risas, de alegría y de familia. Yo me di cuenta de que no son las cosas del mundo las que me llenan el corazón, sino las personas que Dios me va regalando paso a paso. Son rostros que llevo conmigo en el día a día y me acompañan en los nuevos desafíos que enfrento. Si tuviera que dejarles un mensaje sería: no se dejen robar la felicidad, sean agradecidos con los rostros que los rodean porque el día de mañana pueden dejar de estar. Además les quisiera decir que se animen a perseguir sus sueños, a atrapar la vida, y no se dejen paralizar por el miedo. Porque el miedo te deja sin sentidos. Dios los bendiga a todos.
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Antiguo asentamiento
Peoria es uno de los asentamientos más antiguos del Estado de Illinois, ocupado por primera vez en 1680. Es una ciudad ubicada en el condado del mismo nombre.
Fue nombrada así por los indios Peoria, una de las cinco tribus que habitaban en la confederación de Illinois, mucho tiempo antes del asentamiento europeo en la zona. Cuenta con un pintoresco horizonte, una vibrante vida nocturna, animada por artes escénicas y con hermosas rutas de montaña para hacer ciclismo y todo tipo de deportes.